Loro Parque Fundación es una ONG ligada al zoológico Loro Parque. Desde su fundación, en 1994, la actividad de esta organización ha estado centrada en la protección de especies de animales emblemáticos, especialmente loros en sus primeros años de trayectoria. Con el tiempo, el repertorio de animales que se encuentran bajo su protección se ha diversificado notablemente: “Trabajamos con animales críticamente amenazados dentro de la Lista roja de especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza”, explica el director de la Fundación, Javier Almunia.
La Organización lleva a cabo múltiples proyectos para la preservación de la biodiversidad. Los planes de conservación, por una parte, son, según Almunia, “una cuestión muy diversa. Realizamos censos, determinamos las amenazas sobre las especies y luego remediamos los problemas: con reforestaciones, con la creación de nidos artificiales o liberando suplementos de población”. Por otro lado, también colabora en investigaciones, “poniendo a la disposición de la comunidad científica a los animales del zoo”, y realiza labores de educación ambiental, con actividades fuera y dentro del parque con las que se busca la sensibilización del público respecto a cuestiones como la contaminación, el cambio climático o la extinción de especies.
La clave de la modernidad
Con el auge de movimientos ecologistas y animalistas que se ha experimentado durante los últimos años, los zoológicos han pasado a estar en el punto de mira. Almunia reconoce que ahora hay “mayor sensibilidad sobre el bienestar de los animales” y que esto, precisamente, es un “elemento fundamental y un compromiso” para un zoo moderno como Loro Parque. El director de la Fundación subraya este epíteto, “moderno”, el cual categoriza a aquellos zoos que guardan un compromiso con tres áreas: “la conservación de la naturaleza (dedicando fondos, tecnología y conocimiento), la investigación y la sensibilización”. Cuando se cumple con estos papeles el »impacto es muy positivo», aunque »evidentemente el bienestar de las especies es lo primero», indica.
Desde la perspectiva del oceanógrafo: “Necesitamos los zoos, sin ninguna duda”. Su respuesta se sustenta en las cifras y hechos, y es que estos constituyen uno de los principales motores de proyectos de salvación de especies, por encima de instituciones públicas. “Hasta ahora hay unas 40 especies que se han salvado de la extinción gracias a los zoológicos, y se calcula que en las próximas dos décadas tres mil más necesitarán ayuda de estos para poder salvarse de la extinción, así que no es el momento de plantearse si deben existir o no”, apuntala Almunia. El planeta Tierra, con sus desbordadoras cifras de población, se ha visto gravemente modificado. Millones de personas demandan múltiples recursos y esto se ha visto traducido en la modificación de los ecosistemas y en la destrucción de hábitats naturales. »Nos enfrentamos a la sexta extinción», subraya. En este contexto, pues, »los zoos son necesarios».
»Sin esa parte de entretenimiento es muy probable que no tuviéramos el mismo impacto»
En relación a esa parte de entretenimiento que representa el principal blanco de críticas hacia estas instalaciones, el director de la organización señala que es necesaria. Recuerda que “Loro Parque dona de forma voluntaria a la Fundación un 10 %, aproximadamente, del valor de la entrada vendida” y que sin esa parte es “muy probable que el zoo no tuviera tanto éxito comercial y que nuestra organización no tuviera el mismo impacto que tiene”. Almunia sostiene, del mismo modo, sobre esta cuestión, que »es injusto que se generalice y se homogeneice todo lo que hace el parque solo con los espectáculos».
Los parques zoológicos modernos tratan de balancear entre entretenimiento e información. Al fin y al cabo son »lugares donde la gente viene a pasar un día agradable, no a que le den una clase de biología». Estos persiguen un objetivo: ofrecer a sus visitantes una experiencia entretenida y atractiva, pero sin dejar de lado la divulgación de conocimiento y la concienciación para con la naturaleza.
Almunia sugiere que queda un largo camino para que los zoológicos se planteen suprimir los espectáculos con animales de su oferta de actividades: »Todo es posible, pero creo que haría falta un gran cambio sociológico con el que la percepción del público varíe».