Nintendo anunció en julio del año pasado que las tiendas en línea de Wii U y 3DS cerrarían el día 27 de marzo de 2023. Tras esta fecha se convirtió en una tarea imposible adquirir más de 900 videojuegos del catálogo de ambas consolas debido a que carecen de formato físico. La compañía nipona no tiene intención de solucionar este problema y, dos meses después del cierre de la Nintendo eShop de estos dispositivos, lanzó una actualización para su consola portátil cuyo fin era impedir su pirateo, sepultando la única manera de acceder a cientos de obras.
La realidad es que la vía ilegal se ha convertido en la última alternativa que tiene el público para jugar a muchos videojuegos que han sido olvidados por las empresas. Si no fuera por algunas comunidades de hackers, una enorme cantidad de títulos hubieran desaparecido de manera permanente.
Los videojuegos son cultura, como lo son los libros, las series o las películas. No obstante, la conservación de las obras corre peligro si está en manos de las grandes compañías del Sector, dado que su objetivo principal es sacar el mayor beneficio posible. El año pasado sucedió algo similar al caso de Nintendo cuando Sony intentó cerrar las tiendas en línea de PSVITA, PS3 y PSP. Por suerte, la decisión fue tan criticada en su día que la compañía tuvo que dar marcha atrás y solo cerraron una de ellas, la tienda de la PlayStation Portable.
«La conservación de las obras corre peligro si está en manos de las grandes compañías»
La problemática que respecta a la preservación de los videojuegos es una realidad y ha llegado hasta el Gobierno de España. Según la Ley 8/2022, de 4 de mayo, desde el día 2 de enero de 2023 una copia de los títulos tienen que depositarse en un centro de conservación. Esta nueva normativa parece un paso en la dirección correcta y significa que desde el Gobierno se está teniendo en cuenta la conservación de las obras del sector.
Pese a la buena intención de la nueva legislación, las medidas están lejos de resolver el problema real. Una copia polvorienta en una estantería no evitará que futuras generaciones pierdan la oportunidad de disfrutar un videojuego porque ya no es rentable para una empresa.
Además, a la ley 8/2022, de 4 de mayo, le falta concreción respecto a si también es necesario conservar los títulos que nunca entran en el mercado, como la experiencia jugable de terror P.T., dirigida por Hideo Kojima y Guillermo del Toro.
A diferencia de otros medios culturales, los videojuegos están atados al hardware para el que han sido diseñados y, en un sector en el que hay una constante actualización de dispositivos, es muy fácil que títulos con una antigüedad de dos décadas terminen siendo casi inaccesibles de forma legal. La única alternativa es un golpe de suerte en una tienda de segunda mano o que se trate de un videojuego que cuente con nuevas versiones remasterizadas.