Una de las mesas redondas celebradas ayer, jueves 25 de octubre, en las XXXVI Jornadas de Gerencia Universitaria, fue La Universidad como generadora de Talento 4.0. Estuvo moderada por el vicerrector de Tecnologías de la Información y Desarrollo Digital de la Universidad de La Laguna, Francisco de Sande González, y en ella se intentó dilucidar qué se entiende por las nuevas habilidades exigidas a los profesionales que salen de los centros académicos. Los participantes coincidieron en que la formación superior debe afrontar grandes cambios para preparar adecuadamente a la ciudadanía para el futuro inmediato.
El primero en intervenir fue el catedrático de Tecnología Educativa de la ULL, Manuel Area Moreira, para quien el talento 4.0 es, desde el punto de vista universitario, preparar a los profesionales y ciudadanos que van a tener que desenvolver en la llama cuarta revolución industrial. Eso implicaría la adquisición de competencias instrumentales, intelectuales, emocionales y éticas, todas ella relacionadas con las tecnologías y lo digital.
En su opinión, las universidades no están preparando adecuadamente al alumnado para la nueva sociedad porque el proceso educativo sigue basándose en la lección magistral y el manual. Así, hay que variar el modelo curricular dominante ahora mismo, pasando de uno “logocéntrico”, centrado en la información, por otro “paidocéntrico”, centrado en el alumnado. En cuanto a los cambios organizacionales, lamentó que el espacio docente sigue siendo el mismo que hace un siglo, por lo que planteó la necesidad de flexibilizar el tiempo y el espacio, rompiendo la rigidez de horarios.
Es necesario que los docentes estén mejor preparados
En segundo lugar, el miembro de la junta directiva del Council of European Professional Informatics Societies (CEPIS) y profesor de la Universidad de Alcalá, Luis Fernández Sanz, incidió mucho en las carencias que el profesorado, alumnado y ciudadanía en general posee en relación al uso básico de las tecnologías de la información. Cree que es necesario definir ciertos estándares que ayuden a suplirlas, pero no considera que las certificaciones que otorgan las compañías de software sean la mejor solución al respecto porque hay tantas que es inabarcable.
Alertó de que en 2020 entrará en vigor una nueva clasificación europea de habilidades, competencias, cualificaciones y ocupaciones (ESCO), que sustituye a una de 2008, ya obsoleta, de la Organización Internacional del Trabajo. Esa clasificación abarca 2942 ocupaciones, de las cuales 100 está relacionadas con TIC: “Esto va a impactar en la manera hacia dónde se puede orientar el talento”.
Las habilidades requeridas por la sociedad son creativas y versátiles
Finalmente, la directora de EspacioBlimea de Informática El Corte Inglés (IECISA), Berta Bernardo Álvarez, presentó este proyecto gracias al cual se ha instalado en una pequeña población rural de Asturias de 3200 personas un centro de alta tecnología y desarrollo de software. Opina que la gente joven que trabaja en él es un perfecto ejemplo de ese talento 4.0 del que tanto se habló ayer y que ella resumió en dos características: creatividad y versatilidad.
Sobre la formación universitaria, consideró que es una institución que tiene “su ritmo», mientras que las empresas tienen «sus propias necesidades”. Las compañías pueden enseñar metodología a sus trabajadores y, al contrario de lo que expuso Fernández Sanz, sí cree que hay que tener las certificaciones tecnológicas “porque así lo pide el mercado y, a veces, hasta la administración pública”.