Un día más comienza. Te despiertas, te preparas y sales a enfrentar el mundo. Tienes tus rutinas, tus responsabilidades. Una sensación de seguridad que viene con la familiaridad de tu hogar. Al final de la jornada vuelves a tu refugio. Te relajas y preparas para mañana. Una rutina normal. Pero todo cambia. De repente ya no estás en tu piso haciendo las tareas diarias. Estás en la acera de enfrente observando como tu domicilio se consume entre llamas. La seguridad que solías tener desaparece en un instante. Lo que aparece es el miedo. En un abrir y cerrar de ojos lo pierdes todo.
Esto es lo que sucedió el pasado jueves, 22 de febrero, a las 17.37 horas, en uno de los pisos de un complejo residencial en el barrio de Campanar, Valencia. En apenas 45 minutos todo el edificio estaba en llamas. Se había convertido en una ratonera. La mayoría del vecindario logró salir gracias al aviso del conserje, Julián, que fue tocando puerta por puerta para que desalojaran sus viviendas mientras el fuego devoraba todo a su paso.
Hay personas que ni siquiera sabían que el inmueble estaba ardiendo. Julián, quien ha evitado una tragedia aún mayor, es uno de los héroes de esta historia. «Yo quería ayudarles», cuenta en el periódico El Mundo. Durante la madrugada del viernes, 23 de febrero, los servicios de emergencias siguieron trabajando en las labores de extinción del fuego. A primera hora de la mañana ya no se veía llama en la zona, solo columnas de humo y un silencio aterrador. Mientras, el cuerpo de bomberos hacía relevos con el objetivo de enfriar la parte exterior de la edificación. También, ídolos de este suceso.
«¿Qué hizo que la llama de un piso pasara a incendiar todo el edificio?»
La pregunta que toda la gente se ha hecho es: ¿qué hizo que la llama de un piso pasara a incendiar todo el edificio? Las investigaciones apuntan al material empleado para la construcción de la vivienda. Las viviendas tenían una fachada ventilada con varias capas: un cerramiento de ladrillo, una capa de poliuretano, que tenía la función de aislar los pisos, una cámara de aire y un revestimiento de doble capa de aluminio composite. El problema es que entre la capa de poliuretano y aluminio podía existir un relleno de polietileno que daba rigidez al revestimiento.
Tanto el polietileno como el poliuretano son materiales inflamables y podrían haber causado la rápida propagación del fuego por la fachada del edificio. Además, los ventanales acristalados cuando rompen permiten que las llamas entren en las viviendas con las fuertes rachas de viento.
En medio de la devastación y el dolor hay un rayo de esperanza. El humo todavía se cierne sobre la zona, pero el espíritu de resiliencia, valentía y solidaridad de la población, que se ha unido para ayudar a quienes han sido afectados por el incendio, alumbran el camino. Toca agradecer a todas las personas que han aportado su granito de arena para terminar con este trágico suceso, resurgir de las cenizas y reconstruirse, recordando siempre las lecciones aprendidas y honrando a quienes perdieron sus vidas.