La maternidad y la paternidad se han convertido en una opción y no en una obligación para las nuevas generaciones. El INE, en el boletín informativo del 20 Aniversario del Año Internacional de la Familia, nos esclarece que el 21 % de los hogares están formados por parejas sin hijos. El cambio en el modelo de familia, la mayor libertad de elección sobre el futuro y las dificultades económicas son algunos de los factores que han propiciado este cambio.
Un grupo de especialistas conformado por Alejandro Arteaga (trabajador social), Yurena Cruz (pedagoga), Nadine Hernández (educadora social), David Labrador (trabajador social) y Bárbara Chaves (psicóloga) deja claro que el planteamiento de la juventud está directamente relacionado con la situación social actual. La tardía incorporación al mundo laboral, la falta de estabilidad en el empleo y la incapacidad de emancipación son las duras realidades a las que se enfrentan actualmente. Asimismo, «los miedos que afrontan sobre la incertidumbre que les genera el futuro, imposibilitan pensar en la idea de tener descendentes», afirma el colectivo de profesionales.
La juventud también está de acuerdo, pues la mayoría de las personas estima que, ante el panorama económico español, es inconcebible formar una familia. Así, ve determinante conseguir una estabilidad antes de aumentarla. «No tenemos un futuro asegurado ni trabajos fijos, ¿cómo vamos a garantizárselo a una persona más?», sentencia Néstor Chaves. Por otro lado, la estudiante de Relaciones Públicas, María Pérez, tiene claro que sus planes de futuro no pasan por el embarazo, pues «prefiero priorizarme a mí, mi vida y mi trabajo». Además, coinciden en que el entorno familiar influye de forma importante a la hora de formar una familia.
«Crear una consolidación familiar es imposible si las horas dedicadas al trabajo y al estudio ocupan gran parte del día»
En muchas ocasiones, a las nuevas generaciones se les cuestiona y tacha de egoístas por elegir su fututo personal e individual antes que el familiar. La psicóloga Bárbara Chaves afirma que aunque haya priorización del individuo frente al colectivo, este no es el motivo por el que hayan disminuido las ganas de ampliar la familia. La experta hace hincapié en que «crear una consolidación familiar es imposible si las horas dedicadas al trabajo y al estudio ocupan gran parte del día».
Otro factor clave para la psicóloga Bea Comenge es la incorporación de la mujer al mundo laboral, pues «repercute directamente en la construcción familiar tradicional y ha sido un punto de inflexión en una mayor conciencia en la igualdad de género». Para la profesional, la elección de no querer descendencia afecta de forma especial a las mujeres, por lo que se conoce socialmente como «instinto maternal» y la presión recae más sobre ellas. «La maternidad debe ser libre y no impuesta», concluye la profesional.
La libertad de expresión y el acceso a la información ha permitido conocer la diversidad y el descubrimiento de nuevos modelos familiares, donde no se tiene en cuenta el sexo o la orientación sexual. El equipo de especialistas considera que el objetivo ha cambiado, «no se procrea para mantener la especie, si no para encontrar la forma de vivir la vida que se quiere sin trabas» y concluyen explicando que «las parejas poco a poco se van sintiendo más libres para decidir sobre su futuro».
La apertura a nuevas ideas culturales y religiosas a través de la accesibilidad a otros países y tradiciones ha dado pie a cuestionar la estructura ideal de familia. «La globalización y la multiculturalidad han generado nuevas visiones en los modelos de pareja», defiende Comenge.
«La maternidad y la paternidad deben considerarse un bien social de beneficio colectivo»
Ante una población cada vez más envejecida y una esperanza de vida más alta, las políticas públicas de consolidación deben responder a la problemática. El grupo de profesionales cree que las medidas actuales no favorecen a las parejas que buscan ampliar la familia. «La maternidad y la paternidad deben considerarse un bien social de beneficio colectivo», sentencia.
Tras la información aportada por las personas expertas, un informe del INE de 2017 esclarece que el 25 % de la población española, nacida entre 1980 y 2000, renuncia a procrear por dificultades económicas o laborales. Al no disponer de unos ingresos estables la juventud descarta la idea de tener descendencia, pues «el adecuado mantenimiento de su familia es clave para ellos», explica Chaves. El grupo de especialistas coincide en que si las políticas ayudaran habría más familias que incorporasen una persona más.