Un grupo de investigadores de las universidades de Cambridge, Oxford y Alicante (UA) han desarrollado un nuevo método que permite reservar, a unos niveles adecuados, el gas metano. Este estudio, dirigido por los profesores David Fairéin-Jimenez, Jin-Chong Tan y Joaquín Silvestre Albero, se desarrolla en la etapa perfecta para la sustitución del petróleo. Se podrá usar como combustible para coches (lo que beneficiaría al medio ambiente), ya que su fuente de energía tradicional será sustituida por emisiones de dióxido de carbono.
Además, gracias a técnicas de síntesis e ingeniería novedosas, el proyecto podrá desarrollar nuevos materiales mezclando el metal con orgánicos (denominados MOFs). Ello se debe a la alta densidad y a las adecuadas propiedades mecánicas, las cuales almacenan la temperatura ambiente de una manera inmejorable y bajo condiciones de presión normales (65 barye, medida de la presión). Según Silvestre, profesor del Departamento de Química Inorgánica de la UA, “una de las grandes limitaciones en el uso del metano como combustible ha consistido, hasta el momento, en el desarrollo de sistemas de almacenamiento capaces de albergar grandes cantidades de gas en un volumen mínimo”.
Esta situación es consecuencia de la implantación que definió el Departamento de Energía de EEUU en el año 2012, en la que se establecía como valor umbral para cualquier nueva estructura de acumulación 263v/v (medida de depósito establecida). Sin embargo, la técnica innovadora se adhiere a estos requisitos y podrá competir con la industria petrolera.
El beneficio que suponen los materiales MOFs para este método es que “han sido preparados en forma de monolitos en una sola etapa de síntesis, no siendo necesario ningún proceso posterior de conformado (tradicionalmente asociados con un deterioro estructural del material adsorbente)”, según comenta Silvestre.
Esta fusión de metal y materiales orgánicos se conoce desde hace aproximadamente 20 años. El investigador cita, además, su gran importancia y llega a comparar su organización y forma con los juegos LEGO. Por su parte, el estudio ha sido publicado en la revista Nature Materials.