La Enfermería es la ciencia que se dedica al cuidado y atención de los pacientes en la sanidad. Se trata de una profesión puramente humanitaria y muy vocacional en la que se aprende constantemente, muchas veces de manera autónoma. En esta ocupación, al igual que en cualquier otra, no todo el mundo está capacitado para atender a las personas que acuden a un centro médico, sea por el motivo que sea. Laura Rodríguez, Juan González y Laura González, estudiantes de Enfermería en la Universidad de La Laguna, nos cuentan su experiencia, sus inquietudes y la pasión que sienten por esta labor en la que tratan de manera directa con la vida.
Estos tres alumnos tenían claro desde un principio que querían dedicar su vida a la rama de la salud. Juan, que cursa ahora mismo tercero, dudaba entre Enfermería, Farmacia, Fisioterapia o Medicina. Laura González se considera así misma como «médico frustrada», pues comenta que su principal objetivo era entrar en el grado de Medicina, pero no fue así. Sin embargo, accedió en lo que actualmente estudia con la idea de cambiarse tras acabar el primer año. Pero la vida siempre sorprende, y para Laura, esta fue su mayor sorpresa, darse cuenta que realmente era esto a lo que quería dedicarse como profesional.
«Un día una enfermera impartió una charla en mi clase de segundo de bachiller, ese día decidí que quería estar por y para los demás», así de segura estaba Laura Rodríguez cuando eligió esta carrera, y a día de hoy sigue igual de ilusionada en su segundo año de estudios.
«Cuando confían en ti, te das cuenta de lo que vales y eso hace que creas más en ti mismo»
Las prácticas de este grado, que se realizan desde el primer año, son una parte fundamental en la formación de los futuros profesionales, ya que constituyen una primera toma de contacto, tanto con los pacientes como con el resto de trabajadores que conviven en un hospital.
Juan comenta que durante estos tres años ha tenido momentos difíciles. Ha experimentado el miedo por hacer las cosas mal, y no solo eso, ha vivido situaciones en las que le han faltado el respeto e incluso se han reído de él por su falta de conocimiento. Pero prefiere no quedarse con eso, lo verdaderamente importante son las personas que ha conocido, que lo han ayudado y enseñado. «Es algo muy reconfortante ver cómo te integran porque empiezan a confiar en ti y eso hace que creas más en ti mismo», puntualiza.
Esta etapa de preparación puede llegar a desembocar en una situación de estrés que lleve a los estudiantes a plantearse si de verdad tomaron la decisión correcta. El enfermero Pablo Sánchez, de la Unidad de Cuidados Críticos de la Universidad de Castellón y autor del blog Enfermería tecnológica, publicó un post donde cuenta, desde su experiencia como formador, que los aprendices tienen muchas dudas y aconseja que deben abandonar el pánico a la hora de preguntar.
«Si no tuviésemos miedo sería porque creemos que lo sabemos todo»
Pablo Sánchez en su publicación también enfatiza sobre la importancia de la actitud que muestran los alumnos, así como lo imprescindible que es trabajar en equipo. Estos tres universitarios coinciden en que para trabajar bien, primero hay que crear un buen ambiente de trabajo. Lo más importante para ellos es aprender, sin importar el lugar y la hora. «En un turno de ocho de la noche a ocho de la mañana, ahí estaban los enfermeros a las tres de la madrugada resolviendo nuestras dudas», explica Laura Rodríguez.
Laura González, que comparte curso con Juan, considera que el miedo y la presión van de la mano. Afirma que estos dos sentimientos son los que hacen que tengan mucho cuidado y respeto por lo que están desempeñando. «Si no existiera esa sensación sería porque creemos saberlo todo, pero en esta profesión no es así», asegura la joven.
A pesar de los duros momentos que se pueden llegar a vivir en las prácticas, la universitaria sostiene que «este trabajo te llena de momentos, ya sean buenos o malos, cada día vives situaciones totalmente diferentes y hay detalles que siempre se quedan guardados».