Victoria Ferrer es una tinerfeña estudiante de Periodismo en la ULL que fue víctima de acoso escolar. Es un problema que azota a Canarias, la cuarta comunidad con más casos registrados. Tori, como es conocida en el mundo de la música, es cantautora y colabora en la Asociación Canaria de No al Acoso Escolar (Acanae), presidida por Lorena Martín. Su experiencia comenzó cuando tenía diez años en un centro privado, aunque ella niega que esta categoría meramente económica tuviera algo que ver. No la avisaban para jugar en el recreo, la rechazaban a la hora de tener que realizar trabajos en grupo…
¿La cosa quedó ahí? «En absoluto. Al año siguiente el centro organizó un campamento al que me hacía mucha ilusión ir y algunas personas empezaron a amenazarme con que me iban a hacer la vida imposible, diciendo que me iban a dejar fuera de la habitación… Todo para que no fuera. Cuando crees que no puede ir a peor te encuentras encerrada en un baño indefensa mientras te aporrean la puerta, te insultan y se meten contigo por redes sociales».
¿Se lo contaste a tus padres? «Sí, además sospecharon tras ver mi actitud. Un niño no deja de tener ganas de nada de un día para otro. Mi madre fue al colegio a contarlo y la directora la ignoró diciendo aquello de ‘son cosas de niños’. Sin embargo, lo hablaron con los acosadores y el problema paró un tiempo».
¿Por fin en paz? «No. Cuando estaba en tercero de la ESO, en Educación Física nos mandaron a realizar juegos en grupo y cuando me quise dar cuenta todos se hicieron a un lado para evitar ponerse conmigo. Nada más llegar a casa me encerré en mi cuarto a llorar. Al día siguiente, fui con mi familia a pedir cita al psicólogo y así hacer reaccionar al colegio. Este activó el protocolo, hablaron con los culpables y por fin pararon».
¿Qué suponía llegar a casa después de clase? «Un día más que había que vivir. Es una experiencia que normalizas. Comía, me encerraba en mi cuarto, hacía las tareas, me duchaba y me iba a dormir».
¿Qué secuelas te deja el acoso escolar? «Deja varias. En mi caso, por ejemplo, ansiedad social. Muchas veces me cuesta integrarme a causa del miedo al rechazo»
«Escribí una canción titulada Cero que va sobre esto y en ella digo que es una pesadilla que llega un punto que la desnudas, y cuando la desnudas le da vergüenza»
¿En qué te refugiabas? «En la música. Para mí la música es como mi casa, es un salón por el que me lo paso bien. Sentía que al menos durante un par de horas tenía la mente en otro lado».
¿Cómo definirías el bullying? «Escribí una canción titulada Cero que va sobre esto y en ella digo que es una pesadilla que llega un punto que la desnudas, y cuando la desnudas le da vergüenza. Esto quiere decir que el acosador nunca va a reconocer que lo es».
«Es muy difícil perdonar a unas personas que me hicieron perder la ilusión durante muchos años»
¿Tu experiencia en un titular? «Creo que no se podría resumir en un titular, tendría que ser la noticia entera. Es como en las canciones, no te quedas solo con el título, sino con lo que pone la letra».
¿Has perdonado? «No sabría decirte. Es muy difícil perdonar a unas personas que me hicieron perder la ilusión durante muchos años y provocaron que mi vida se tornara monótona y aburrida. Yo respiraba por respirar».
¿Los medios están jugando un buen papel tratando el bullying? «Es un tema visiblemente invisible. Solo lo vemos en las noticias cuando algún menor se quita la vida. Creo que debería tener la misma repercusión que otros problemas como es la violencia de género. Es por ello por lo que en Acanae queremos dar el mensaje de que hay gente que lo supera y sigue con su vida».