Atilio Doreste, experto en Pintura, suma cerca de siete años haciéndose un nombre dentro de la especialidad del arte sonoro. Fue en 2010 cuando comenzó a hacer públicas sus obras en este ámbito artístico, una afición a la que ya le venía dedicando esfuerzo y empeño años atrás. En sus inicios, el docente formó parte de la creación del Taller de acciones creativas, un grupo de investigación que tenía como objetivos tratar campos como el paisaje, el grabado y la edición del sonido, y que vio la luz en el año 2002 como un proyecto de investigación perteneciente a la Universidad de La Laguna. Sin embargo, con el paso de los años, no cumplió las expectativas que sus creadores establecieron y su composición y modus operandi fue modificándose.
A partir de ahí fue cuando el artista grancanario, afincado en Tenerife desde los 18 años, empezó a especializarse e inmiscuirse en el mundo del sonido, del arte experimental.“Es un colectivo que al final lo he ido componiendo con personas que son afines a mí. Profesores procedentes de ciudades como Barcelona o Valencia, con los que disfruto de un mayor acercamiento que con los de aquí. Hoy en día no tenemos proyectos de investigación en marcha, estamos centrándonos más en las aportaciones individuales”, lamentó.
Por un lado, Doreste Alonso reconoce que así es como mejor se puede funcionar. “Si el grupo fuese mucho más amplio, tendríamos que tirar de subvenciones y estar pendiente de todo lo que ello conlleva. Te vuelves loco de gestiones, por ello es que acaba saliendo más rentable desarrollar tu propio proyecto personal y dar con aquella gente con la que poseas una mayor afinidad”, aseveró.
Por otro lado, expresa sorprendido que el único aspecto negativo que extrae de este asunto es que, fuera de lo que constituye el archipiélago canario, apenas se conoce su producción artística y la de sus compañeros. Cree, no obstante, que esto se debe a que en otros lugares se sigue aportando valor a lo sonoro, mientras que en Canarias se sigue apreciando en su mayoría lo meramente visual.
Paesaggi migranti, su nuevo proyecto
Actualmente, el especialista está avanzando en los preparativos de lo que en junio será «un camino sonoro». El lugar de la escena, un pequeño pueblo italiano de campo y montaña, Pennabilli, conforma una minúscula parte de todo un valle que conecta el norte de Europa con la nación transalpina. El recorrido está ideado de tal manera que, cuando se pasee sobre su superficie, se produzcan una serie de sonidos que se proyecten en unos altavoces.
“Cuando acudí a Italia fui a ver qué me encontraba. Hice una zanja en un terreno campestre, puse una red dentro de ella y le coloqué micrófonos de contacto cubiertos por una malla de plástico, con la presencia añadida de la tierra y el agua. Todo ese ruido que se crea cuando pasas por encima se traslada por línea a unos altavoces”, explicó.
Con este proyecto, lo que persigue el docente es hacer disfrutar al espectador del juego de la vivencia sensible y transmitir esa idea de que la experiencia del momento es efímera. “Se trata de algo multidisciplinar. Primero soy caminante y luego soy pintor y fotógrafo. También está la experiencia del tránsito, del caminar, sin que falte nunca el sentido del humor. Posteriormente se da paso a la documentación gráfica», comentó.
En ese sentido, el investigador de Bellas Artes resalta la importancia de poner por delante, en la práctica artística, la experiencia del aquí y el ahora, y no afrontarla con un discurso mega-filosófico preconcebido. De lo contrario, confirma que el artista está «fastidiado».
Paesaggi migranti, nombre de la obra, se expondrá en el Festival Artisti in Piazza el próximo mes de junio, en la ya mencionada localidad de Penabilli. Puede observarse un pequeño avance en la web de Atilio Doreste.