vegetariano – Periodismo ULL https://periodismopre.ull.es Diario digital de la Universidad de La Laguna Sun, 18 Apr 2021 18:17:44 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.2 https://periodismopre.ull.es/wp-content/uploads/2016/04/cropped-PULL_Redondo-1-32x32.png vegetariano – Periodismo ULL https://periodismopre.ull.es 32 32 Menos carne https://periodismopre.ull.es/menos-carne/ Sun, 18 Apr 2021 17:31:43 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=163867 Se consideran vegetarianas aquellas personas que no consumen ningún tipo de carne, incluidos aves, pescados y mariscos. En 2020 se determinó que un 5 % de la población mundial sigue este tipo de dieta. Esto equivaldría a 375 millones de personas en todo el Planeta. Y aunque hace poco te miraban raro por decir en público que no comías animales, en la actualidad es cada vez mas frecuente ver opciones veggie en los menús de bares, restaurantes e, incluso, en supermercados. Pero, ¿cuáles son los motivos por los que cada vez más gente se suma a este tipo de dieta?

Las personas no nacen con una alimentación no cárnica, establecen este tipo de regímenes según las situaciones y experiencias que viven a lo largo de su vida. Todo ello, ligado inconscientemente a una ristra de preguntas y afirmaciones incesables por parte de la sociedad, que parece no comprender el impacto de la producción masiva. Como si dejar de consumir todos esos alimentos nos hiciera extraterrestres.

La Universidad de Luund, en Suecia, junto a la Universidad de Columbia Británica, en Canadá, han realizado varios estudios en los que se concluye que la dieta vegetariana es uno de los factores clave para poder reducir los gases de efecto invernadero. Asimismo, los datos proporcionados por la Universidad de New Hampshire, en Estados Unidos, establecen que este tipo de alimentación reducen los impactos medioambientales entre un 42 % y un 84 %.

La industria cárnica es una de las más contaminantes en el Planeta por varios factores: El agua que se consume, tanto por parte de los animales como la que se utiliza en el proceso de producción, y los gases de efecto invernadero, producidos por las flatulencias de las vacas.

«La industria ganadera genera más del 14 % de las emisiones de gases de efecto invernadero»

Según la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación (FAO) la industria ganadera genera más del 14 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto se produce principalmente por el metano y otros gases de las flatulencias animales. Del mismo modo, la producción de este alimento contamina los suelos y las aguas subterráneas por culpa de la elevada concentración de excrementos y residuos fármacos.

Para producir un kilo de proteína animal se requieren más de 15 000 litros de agua, mientras que para la misma cantidad de arroz tan solo se necesitan 2500 litros. El gasto de agua que requieren las carnes es excesivo e insostenible en el sistema que tenemos. Alimentarse a base de cárnicos a diario, no solo no es saludable, sino que además acelera el cambio climático. Lo peor sin duda es el derroche de alimentos. Cada europeo tira al año 179 kilogramos de comida ¿para qué demandamos un nivel de productividad masiva si se va a desperdiciar?

Seamos sostenibles y ayudemos al planeta. Demandemos un sistema justo donde el consumo no vaya ligado a malgastar, sino a mejorar. Hagamos un uso responsable del agua y la energía, seamos éticos con la Tierra. Somos parte de un ecosistema y sin él, los seres humanos no tenderíamos cabida. Cuidémoslo antes de que sea demasiado tarde para hacer algo. El cambio climático es una realidad.

 

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¿Estamos siendo humanos? https://periodismopre.ull.es/estamos-siendo-humanos/ Sat, 27 Apr 2019 06:05:41 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=96512 En tiempos de revolución, algunos ven el veganismo o el vegetarianismo como una moda. Lo cierto es que estas decisiones se conforman en filosofías de vida; en una nueva manera de relacionarse con los animales. Es un modo de preocuparse en mayor medida por su bienestar, salud, y respeto, así como en no querer contribuir en la explotación que llevan a cabo las grandes industrias. Consumimos productos de origen animal que van más allá de la alimentación: ropa, cosméticos, preservativos, jabones, detergentes, vinos e, incluso, cerveza, entre otros.

Pero nos negamos a verlo. No queremos dejar los hábitos que nos acompañan desde nuestro nacimiento. Un sándwich de jamón y queso para desayunar y para merendar. Uno o dos vasos de leche al día. Pechuga de pollo desmenuzada para un buen cruasán. Hamburguesas de carne de res con queso cheddar y huevo. Para consumir todo esto, los animales han tenido que sufrir dolor o incluso ser asesinados. No viven en libertad, aunque muchos quieran creer eso para sentirse menos partícipes de las verdaderas condiciones. Pollos encerrados en jaulas, cerdos y vacas en naves industriales de tamaños ínfimos… No son falsas imágenes, es la realidad.

Cifras alarmantes


El sistema de producción de alimentos, el sistema de consumo y la salud y el cuidado del medio ambiente son las razones para esta lucha. Existen numerosos estudios que demuestran la barbaridad de litros que se necesitan para obtener carne (15 000 litros por kilogramo). Y no solo en cuanto a recursos hídricos, sino al gasto del transporte que supone y a la contaminación de este. Sin olvidar la deforestación producida por la ganadería (un 30 % del suelo terrestre es para su uso). Según cálculos de la FAO, esta práctica provoca el 14,5 % de los gases de efecto invernadero a escala mundial.

En 2015, la OMS levantó una ingente inquietud al publicar un informe en el que señalaba que el consumo de carne roja y procesada está relacionado con un mayor riesgo de cáncer y de muerte por enfermedades del corazón y diabetes. A esto se sumó que a finales de 2017 la Agencia Europea del Medicamento colocó a España en el primer puesto del listado de países de la Unión Europea donde más antibióticos para el ganado se venden.

En España se mata al año una cantidad de cerdos equivalente a la población española. El programa Salvados, de Jordi Évole, emitía el pasado año un reportaje titulado Stranger Pigs para mostrar lo que esconde la industria cárnica en España. Los entrevistados contaban que antes de hacerles inspecciones, se les avisaba, lo que no resulta una correcta representación de las condiciones de los animales y de las prácticas ilegales que se efectúan. El consumo de carne se ha incrementado a niveles monumentales, y si no se reduce, no podrá mejorarse el nivel de vida y bienestar de los animales.

Este cambio debe ser llevado a cabo por los gobiernos e instituciones, pero si cada ciudadano del Mundo comienza a ser más consecuente de los hábitos perjudiciales tanto para el medio ambiente como para su salud y el bienestar del resto de seres vivientes que le rodea, seremos parte e impulsaremos a la élite gobernante a ejecutar reformas.

 

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¿Cuánto de ‘veggie’ quieres ser? https://periodismopre.ull.es/cuanto-de-veggie-quiere-ser/ https://periodismopre.ull.es/cuanto-de-veggie-quiere-ser/#comments Sat, 13 Apr 2019 13:20:27 +0000 http://periodismo.ull.es/?p=95282 «El veganismo es una moda», podría estar sentenciado ahora mismo un amante de la carne sentado a la mesa de su bar diario, a punto de darle un bocado a la hamburguesa que acaba de pedir. No le falta razón, pues si las tendencias hacen referencia a las costumbres, prendas o gustos populares del momento, lo es sin duda. Nos lo confirman las cientos de ventas de libros de recetas veganas o las miles de visitas en vídeos de estilos de vida de este tipo. Aunque las modas se caracterizan por ser pasajeras, si este suceso logra la coordinación de la sociedad hacia un cambio ético, nada malo de ello podemos decir.

Según el informe The Green Revolution, elaborado en 2017 por la empresa Lantern, más de la mitad de los veggies, si queremos usar el término en boga, se encuentra en la juventud, esa etapa de formación, rebeldía, de lucha contra lo que creemos que son injusticias… No es de extrañar que sea en este sector donde ha tenido más impacto. Son muchos los jóvenes que ya han renunciado al consumo de productos que antes eran del día a día, como la carne, la leche, los huevos y el pescado, además de no comprar prendas de ropa y accesorios de origen animal.

Los negocios encuentran una oportunidad para lucrarse


No todas las personas parecen poseer la misma fuerza moral así que, a raíz de esta alimentación vegetal, han ido surgiendo otras dietas más permisivas. Encontramos entre las más practicadas la ovolactovegetariana, similar a la vegana a excepción de que el sujeto incluye huevos y lácteos en su alimentación, la pescovegetarina, cuestión semejante, pero con el pescado y el marisco, o el incluso denominado flexitarianismo, consistente en reducir el consumo de carne. A estas las subsigue una lista que no se queda corta, como si la ética fuera flexible y permitiera deslices de vez en cuando para poder disfrutar de algún que otro manjar cárnico.

Atentas y tomando nota de estas tendencias se encuentran las empresas de alimentación. Ya existen nichos de mercado orientados a estos grupos de individuos que buscan su dieta ética a medida. En los supermercados podemos encontrar secciones enteras con estanterías llenas de productos vegetales de toda clase y, paseando por la ciudad, uno se da cuenta de la cantidad de nuevos establecimientos que aparecen consagrados a lo vegano, vegetariano, u incluso a lo orgánico, que también está aprovechando el auge para hacerse un hueco en el mercado.

Veganos, protagonistas de una nueva revolución


El veganismo, como práctica ética que rechaza usar a los animales, y que además busca conservar el medio natural, va de la mano del activismo. En Internet se filtran vídeos de las malas condiciones que estos seres vivos sufren en las industrias cárnicas, e inundan las redes sociales mensajes reivindicativos que afirman que la ganadería, la pesca y la caza son ecológicamente insostenibles.

Alguien una vez pensó cierta ocurrencia que dice así: «El ser humano ya no sufre la evolución porque prefiere la revolución». Haciendo alusión a esto, un triste suceso ocurrió este verano en Francia. Hubo una oleada de ataques a carnicerías y pescaderías perpetrados por activistas que no consumen productos de origen animal. Terminaron destrozados negocios que, muchos de ellos, llevan abiertos toda una vida y que pueden suponer el único sueldo o sustento de una familia.

Realmente lo vegano, de novedoso solo tiene su éxito. En las antiguas bases de la tradición hinduista y budista ya está reconocido el consumir carne como un acto cruel, y en países como Japón es la gastronomía habitual.

En definitiva, esta opción no es desfavorable para nadie, salvo aquellos casos de vandalismo ya referidos. Lo que molesta es ese aire de superioridad moral de las personas practicantes de las derivaciones del auténtico veganismo. Porque una nutrición con alimentos de origen vegetal en abundancia y restricción del consumo de las carnes rojas a una o dos veces máximo por semana ya existe, se llama dieta mediterránea.

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