Todos colaboran utilizando material de estudio común, en las mismas condiciones de trabajo, y comparten la labor en equipo. El plan prevé una organización en sesiones semanales de 2 horas y media, donde se enfrenten temas como la legitimidad de poder o la restauración de una vida no destructiva.

Las organizadoras, las doctoras Ruth Armstrong y Amy Ludlow, han afirmado, en una relación publicada en The Prison Service Journal, el periódico de la prisión, que el curso resulta útil para eliminar prejuicios y estereotipos por ambas partes. Además, han concedido una entrevista en el canal universitario donde explican la iniciativa.

Por un lado, los presos, que han visto siempre la Universidad desde una perspectiva tan distante, pueden tomar esta oportunidad para mejorarse y acrecer su habilidad; y, por otro lado, los universitarios pueden experimentar una práctica diferente de lo usual, que los haga más ricos como estudiantes y, sobre todo, como personas.

Asimismo, este programa es muy necesario para eliminar la idea de aislamiento y para evitar que las personas en esta situación creen una barrera con la sociedad y viceversa.

El éxito que ha tenido ha hecho que recibiera un elogio del Secretario de Estado de Justicia americano, Michael Gove, por el hecho de que un trabajo de esta escala sea capaz de enseñar que antes de crear un futuro diferente, es necesario imaginarlo y percibirlo como tal.