Actualmente, debido al confinamiento, trata de mantener su rutina de trabajo físico diario dentro de su domicilio. Esta preparación en casa se basa en el mantenimiento de la condición física con ejercicios destinados a fortalecer el tren inferior y superior. A su vez, trata de continuar con el entrenamiento de la técnica de los katas dentro del espacio que tiene: «Hago los katas por partes y en estos momentos los vídeos de entrenadores nacionales son fundamentales para mí. También, trato de mantener mi rutina de estiramientos para no perder flexibilidad».

Afirma que, aunque le apasiona, es bastante difícil compaginar los estudios universitarios con los entrenamientos, ya que ambos tienen horarios bastante inflexibles y los de su grado cambian semanalmente. No obstante, el horario del gimnasio facilita mucho su organización, pues le otorga la posibilidad de entrenar individualmente cuando quiera.

«Me tomé el kárate como un acto de superación familiar»

A pesar de que también ha competido en kumite (combate), desde hace varios años se ha especializado en la modalidad de kata. Su primer contacto con el deporte fue con cinco años, cuando comenzó a jugar a fútbol en el mismo equipo que su hermano. Sin embargo, a los diez años empezó a interesarse por el kárate y decidió comenzar a entrenar con una motivación clara: «Me lo tomé como un acto de superación familiar, ya que tanto mi padre como mi hermana y mi hermano habían llegado a ser cinturón marrón y quería lograr superar esa barrera y ser cinturón negro».

Finalmente, la karateca consiguió superar esa frontera y, en la actualidad, es primer dan. El kárate es un deporte que se basa en la lucha y en la contraposición frente a un rival, sin embargo, Marta admite que le ha ayudado a crecer como persona y, al contrario de lo que muchas personas pueden pensar, le ha enseñado valores como el respeto hacia el rival, la humildad y la perseverancia.

El momento que recuerda con más cariño es el de su primera competición. Solo tenía 11 años y era cinturón amarillo. En el torneo debía enfrentarse a competidores más avanzados, de incluso cinturón negro. No obstante, ante la sorpresa tanto suya como de sus entrenadores, logró llegar a la final donde venció a su rival, que era cinturón marrón y dominaba katas más avanzados que ella. A pesar de esto, tras una mejor ejecución, Marta se llevo el campeonato por siete banderillas (votos de los jueces) a cero.

Asimismo, admite que no todos los momentos que se viven en el deporte son bonitos y el mayor contratiempo que puede sufrir un deportista son las lesiones. Ella no ha tenido mucha suerte en este aspecto, ya que ha sufrido numerosas lesiones en rodillas y hombros.

Lo que más le apasiona de este deporte es que «nunca llegas a conocerlo todo, ya que aparecen katas nuevos y hay escuelas y estilos diferentes». De esta manera, el karateca siempre tiene una motivación para continuar aprendiendo. El aspecto que menos le gusta de la modalidad en la que compite es que el resultado es muy subjetivo, ya que depende del criterio del jurado y «te juegas en unos segundos el trabajo de muchos meses».

«La insularidad es una desventaja muy grande para Canarias»

La futura fisioterapeuta confiesa que en Canarias se está en desigualdad con respecto a la Península debido a que hay escasas competiciones en el Archipiélago y se seleccionan a pocos competidores para los campeonatos nacionales. Además, la insularidad juega en contra, ya que no hay demasiadas subvenciones por parte del Estado y, por lo tanto, los karatecas deben autofinanciarse sus desplazamientos. Como deportista cree que las ayudas, subvenciones y promoción que se le da a este deporte no va acorde a su nivel en el ámbito nacional, que es uno de los más altos de Europa: «Por ejemplo, hace unos años, en el Santiago Martín se celebró el mundial cadete, junior y sub-21, y la difusión del evento fue prácticamente nula».

De igual manera, el futuro no lo concibe sin la competición y reafirma, ilusionada, su deseo de seguir en el kárate muchos años más. Su principal objetivo a corto plazo es llegar bien físicamente a la segunda fase de la Liga Nacional Iberdrola, que se disputará al inicio de la próxima temporada, y, de esta forma, lograr la clasificación para la final de la liga que se llevará a cabo en diciembre.

Ferrer explica que  lo que primero buscó al llegar a Tenerife fue dónde poder entrenar. Así, encontró el gimnasio Vistabella, situado en La Cuesta, que se adaptó a la perfección a sus necesidades como deportista. Además, afirma que se ejercita con unos compañeros que son fantásticos y que desde el comienzo le ayudaron a que no se sintiera sola, ya que le apoyaron y le hicieron sentir el “calor de equipo”. 

Destaca, además, que este arte marcial le ha hecho ser una persona constante y persistente, «aunque las cosas no siempre salgan como uno quiere, regresar de una derrota y volver a intentarlo». Esta lección es lo que se lleva de esta modalidad deportiva. También subraya que le ha ayudado a ser una persona más organizada y a nunca desistir en los objetivos que se marca.

Al ser cuestionada por cómo compagina sus estudios de Bellas Artes con la práctica del kárate, Ferrer responde que es un poco complicado, porque son «dos ámbitos totalmente distintos y cuesta compatibilizarlos», pues, en ocasiones, tiene que faltar a clase por alguna competición y después lo intenta recuperar, pero no le queda tiempo para hacer vida social. En este aspecto puntualiza que «gran parte del profesorado entiende mi situación y me da facilidades». Aunque siempre hay alguno que otro que no la comprende y no le justifica la falta o no le interesa que haga deporte.

La karateka subraya que formó parte de la selección nacional de su país natal y tuvo la oportunidad de participar en tres competiciones panamericanas, de las cuales pudo gana dos. Desde que está en España, un  momento que recuerda en especial es el primer puesto en  el Campeonato Nacional de kárate formando parte del equipo de Canarias.

Al cumplir dentro de poco 21 años, la estudiante de Bellas Artes, asciende a la categoría adulta, por lo que tendrá que enfrentarse a deportistas con más experiencia que ella. A pesar de ello, muestra su ambición y se marca como meta personal entrar en el combinado nacional sénior y lograr competir en un europeo y en algún mundial.

En cuanto a quien admirar, dice que se fija en las cualidades de varios deportistas. No obstante, no oculta su predilección por Laura Palacios, su compañera de entrenamiento, un modelo a seguir para ella, ya que le parece una deportista muy constante en su trabajo y que nunca se rinde en conseguir lo que se propone.

Tras finalizar la temporada con la consecución del tercer puesto en el Campeonato de España Universitario de Karate, la estudiante de la ULL revela que ahora le queda la pretemporada y tiene que recuperarse de varias lesiones que arrastra para estar preparada para la próxima campaña, que empieza en septiembre con la liga nacional.