La Fundación Cine+Cómic y la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento de Granadilla de Abona se han unido para la organización de este evento pensado para quienes son fans de estas historias de ciencia-ficción. Está enmarcado dentro de la iniciativa Culturarte y cuenta con la colaboración de la Cátedra Cultural Moebius de la Universidad de La Laguna. La exposición cuenta con paneles interactivos en los que se podrá observar la relación que existe entre la saga y Canarias, también réplicas de trajes de personajes a escala 1:1 y figuras de colección.

A partir del mediodía de mañana sábado el recinto se llenará de cosplayers de personajes de La Guerra de las Galaxias. Quienes asistan podrán fotografiarse junto a ellos. También se proyectarán los cortometrajes Keeper Of Peace, la historia de un piloto que busca a jedis supervivientes, y Last Trial, donde se narra como uno de esos jedi se enfrenta al Imperio en solitario. Forman parte del proyecto Star Wars Collateral.

Celebrado en la Sala MAC de la capital tinerfeña, cerca de cuarenta personas, entre estudiantes, periodistas y amantes de la ficción audiovisual, asistieron a una interesante reflexión sobre el impacto que el desarrollo tecnológico imprime en la sociedad moderna y sobre cómo estas formas de consumo inciden en la socialización de esta generación millennial, que se inhibe a relacionarse, ante el miedo a un spoiler o que elige «darse un atracón de Juego de Tronos» para transitar otros mundos. En esta charla, que fue moderada por Lucas Morales, director de la Fundación Cine+Cómic, se reflexionó sobre que al tiempo que cambian las formas de ver, cambian las formas de hacer.

Benito Brito abordó la recién estrenada Special para reflexionar acerca de la posibilidad que tienen las series de ficción para presentar problemáticas de la condición humana silenciadas en otros medios y se preguntó hasta qué punto esa visibilidad que habilitan para representar temáticas como la homosexualidad o las enfermedades es útil o no, ya que dada la velocidad a la que consumimos «no tenemos capacidad para reflexionar sobre el impacto que nos dejan». En otras palabras, «el poder de influencia que tienen estas series es tan fugaz como la duración de su éxito».

Zebenzuy Duque, por su parte, manifestó su preocupación por la ansiedad de consumo audiovisual promovido por estas nuevas plataformas y apeló al valor más hedónico de las series, que descansa en «disfrutar del camino, disfrutar de las nuevas historias, porque al final de todo, son lo que nos queda», apostilló en referencia al revuelo suscitado a raíz del estreno de la última temporada de Juego de Tronos. Al respecto, aseguró que «su larga historia marcará, probablemente, un punto de inflexión en los patrones de consumo y de producción de las series televisivas que aspiren a un éxito relativo». Sin embargo, destacó que el ritmo y la magnitud de las producciones hacen que el espectador, difícilmente, sea capaz de ver todo lo que podría disfrutar.

Sofía Ramos, ganadora del premio de Igualdad de TFG de la ULL, reconoció que el sector del cine en las Islas ha evolucionado en los últimos veinte años y la presencia de mujeres profesionales ha aumentado en todos los sectores de la industria y producción audiovisual. «Sin embargo, la sociedad canaria no conoce la trayectoria de estas mujeres reconocidas a nivel nacional e internacional», subrayó.

Finalmente, Rebeca Figueiro abordó los atracones de series como una nueva forma de consumo. Este fenómeno, que consiste en la visualización de los capítulos seguidos y en el menor tiempo posible, ha sido normalizado por la plataforma digital Netflix y se ha convertido en una costumbre para los seriéfilos. «Consumimos, olvidamos, consumimos, olvidamos es la manera actual de ver las series donde el tiempo y el espacio desaparece. Además, se pierde el disfrutar de la trama y de los personajes y se prefiere la satisfacción inmediata que nos produce ver la serie de golpe», explicó Figueiro.

Actividades hasta el 4 de julio

Después de esta segunda jornada, el seminario continuará hasta este viernes 4 de julio con una sesión que tendrá lugar en la Sala MAC y una última que se desarrollará en Multicines Tenerife, escenario donde se proyectará Nausicaä del Valle del Viento y donde también habrá una charla posterior con los expertos en cine.

Hoy miércoles, 3 de julio, tendrá lugar una mesa redonda para plantear los nuevos hábitos de consumo y los retos a los que se enfrenta la producción audiovisual en la actualidad frente al auge de nuevas realidades en la industria. En ella participarán Emilio Ramal, jefe del Departamento de Actividades y Audiovisuales del Tenerife Espacio de las Artes (TEA), Fernando Iturrate, director de Charlas de Cine, David Fuentefría, director del Aula de Cine de la ULL y Manuel Díaz Noda, miembro de esta Aula y director del programa Días de Radio, Noches de Cine, de RTVC.

A continuación, se celebrará una segunda mesa de debate moderada por José Manuel Pestano Rodríguez, esta vez para abordar la relevancia que tienen los contenidos transmedia en la industria, con la participación de los profesores  Sebastián Peña, Gabriela Fabbro y Patricia Delponti.

Fabbro abriño ayer lunes, 1 de julio, el seminario Nuevos tiempos audiovisuales: el efecto de los algoritmos y las plataformas web en los hábitos de consumo de series y películas, que forma parte del programa científico de Campus América, se desarrolla hasta el jueves en la sede de la Mutua de Accidentes de Canarias (MAC), en Santa Cruz de Tenerife, promovido por el Departamento de Ciencias de la Comunicación y Trabajo Social de la Universidad de La Laguna y la Fundación Cine + Comic.

Coordina el seminario la profesora Patricia Delponti y en su inauguración estuvieron presentes el vicerrector de Investigación, Transferencia y Campus de Santa Cruz y Sur, Ernesto Pereda; el director del Departamento, Fernando Iturrate; el profesor  y representante de la Fundación Cine+Comic, Francisco Pomares, y el responsable de Comunicación y Relaciones Institucionales de la MAC, Javier Fernández Obregón.

La ponente comenzó con una exposición teórica en la que dejó claro que el concepto «serie» no es un género en sí mismo, sino un formato que admite diferentes géneros o, incluso, tal y como sucede en la actualidad, su mezcla e hibridación. De hecho, consideró que, en la actualidad, ya se ha llegado a un punto en el cual hablar de género no es pertinente, ya que cada serie empieza desde cero, creando su propio universo y sus propias reglas dramáticas. Su propio género, en definitiva.

Etapas en la historia de las series de televisión

Trazó cuatro etapas en la historia de las series de televisión: la primera, la paleo-televisión, corresponde los altos cincuenta y sesenta y supone una primera edad de oro; la neo-televisión, donde comienza la mezcla de géneros en los años setenta y ochenta; una segunda edad de oro nacida en los noventa, que denominó la meta-televisión, con la aparición de las plataformas y la primera Internet; y, a partir de 2010 hasta la actualidad, lo que ella denominó la post-televisión, ya que en este periodo tan importante es lo que se emite en las plataformas como su replicación y expansión a través de las redes sociales, mediante comentarios, vídeos de youtubers, fan-fiction y otros fenómenos en los que el espectador toma parte activa y creativa.

Gabriela Fabbro dijo que si la paleo-televisión tenía un componente educativo, «en la neo-televisión surge la espectacularización y la fragmentación, al aumentar la competitividad entre cadenas».  Además, apuntó que «en la tercera etapa, la meta-televisión, las series empiezan a hablar de sí mismas y son autoreferenciales, como ejemplifica uno de sus títulos referenciales, Los Simpson». Finalmente, subrayó, «en la postelevisión actual, las historias se desarrollan de manera expansiva».

La profesora de la Austral habló también de la plataforma Netflix, «cuyo algoritmo muestra una continua oferta novedosa al espectador, aprendiendo de sus gustos y hábitos de consumo no solo para saber qué título mostrar en la parrilla, sino qué títulos crear». Sobre esta cuestión, subrayó que «el algoritmo se renueva cada 24 horas, y es  fruto del trabajo de unos mil operarios, los taggers, encargados de etiquetar y analizar las preferencias de los consumidores».