¿Cómo empezó a escribir? «Aunque de pequeño no era muy lector, con 16 años decidí que quería escribir un libro. El típico capricho que creo que todos hemos tenido alguna vez. Me di cuenta de que me faltaban muchas herramientas, no había leído lo suficiente y empecé a escribir para desahogarme. Siempre me ha gustado hacer cosas diferentes así que no he tenido nunca un objetivo fijo ni he seguido una rama determinada».

¿Qué tipo de escritor se considera? «Yo siempre digo que soy del montón. He conocido muchos profesionales de la escritura y sé que hay un tipo que es más purista, más literato, del que yo me quiero alejar porque son personas que se desviven mucho por el arte y que pueden llegar a infravalorar la forma de expresarse de los demás. Haciendo referencia a mi forma de ser y mis libros me considero un escritor «mindundi» porque empecé desde muy abajo con una editorial desastrosa y con un tirada de cien ejemplares, pero también es una forma de recordar quién soy».

¿Cómo es el proceso de escribir un libro? «Depende mucho de cada libro y cada escritor o escritora. Por ejemplo, La Biblioteca de Emma, que fue mi primer libro que considero decente, surgió casi sin querer. Llega un punto en el que la historia y los personajes te llevan por un camino. Sin embargo, a veces me gusta cambiar el procedimiento. De hecho, la temática de mis libros va desde la fantasía y el romance hasta el humor, y cada uno surge de manera diferente. El último que he escrito ha sido Crónicas de un escritor mindundi que es una recopilación de las anécdotas de mis viajes que publicaba en redes sociales».

«Aunque es difícil, en la actualidad sobrevivo gracias a mis libros»

A la hora de publicar un libro, ¿siente miedo por la reacción del público? «Siempre. Supongo que hay quienes no tienen miedo de lo que piense la gente, pero no es mi caso. Incluso pienso que tengo cada vez más reparos porque las expectativas son más altas. Es cierto que no me da miedo que a una persona no le guste porque, al fin y al cabo, a nadie le puede gustar todo. No soy sensible a las críticas pero si temo que surja un acuerdo general de que el libro no vale la pena».

¿Cómo es dedicarse a la escritura siendo joven en España? «Es duro. Todo el mundo afirma que no se puede vivir de los libros, que es mejor que te dediques a otra cosa. Existen muchas ayudas y la gente que escribe está muy apoyada. . Sin embargo, Hacienda no lo pone fácil y la cuota de autónomos tampoco. Pero se puede conseguir. Existe un problema con el mercado editorial y la lectura en España ya que se venden libros muy caros, con lo que la gente no se arriesga por historias nuevas y va a lo seguro».

¿Cómo es la experiencia de las firmas de libros? «A mí me encanta. Cuando hablamos de una firma de libros es normal imaginar a Pérez Reverte con una cola de trescientas personas en la Feria del Libro de Madrid, una imagen muy bonita, pero conseguirlo lleva muchos años de constancia, esfuerzo y calidad. El mundo real de las firmas de libros no suele ser así. Para mí es un medio de promoción con en el que puedo darme a conocer. Además el contacto con las personas responsables de las librerías me enriquece mucho».

«Para escribir hay que leer, ser constante y, sobre todo, vivir»

Ha colaborado con institutos canarios para acercar la literatura a la juventud. ¿Cómo surgió este proyecto? «Pues surgió sin querer porque yo nunca esperé que mis libros formaran parte del plan lector de los institutos. Con el paso del tiempo, me di cuenta de que yo aportaba al alumnado una visión distinta de la vida. Además de cumplir con la labor de acercarles la literatura y motivarles a leer, les di a conocer una forma de vivir que no seguía el camino estipulado. Hoy más que nunca hay un montón de profesiones que surgen de que a la gente le gusta algo y acaban cobrando por ello».

¿Podría describir un futuro escenario de cómo evolucionará la literatura? «La lectura avanza gracias al éxito del libro digital y de la creación del audiolibro, que tiene un carácter más cercano ya que algunos autores narran sus historias. La literatura se va a extender a muchos formatos diferentes porque el público consume el arte de la forma que más se ajuste a él. Aunque creo sinceramente que los libros nunca van a dejar de existir».

Este libro editado por Libero Editorial es el tercer poemario que publica el autor, graduado en Español: Lengua y Literatura por la Universidad de La Laguna. Sus anteriores títulos, Huida al centro del agua (2015) y Ceremonia (2018), le han valido un reconocimiento como joven creador de las Islas, llegando a recibir por su segundo poemario el premio de Nueva Escrituras Canarias. En esta reciente obra, prologada por Daniel María, el poeta decide centrarse en la idea de la concepción del cuerpo y la relación que este mantiene con la identidad de cada individuo.

Durante el evento destacó el interés literario del escritor por la cotidianidad, lo cual se refleja en sus versos. Aunque confesó que antes era más lírico, la lectura de escritoras como la portuguesa Matilde Campilho le han cambiado su manera de afrontar el ejercicio de escribir. «La trascendencia está muchas veces en lo cotidiano», expresó al respecto.

El cuerpo como reflejo de nuestro yo

El libro se divide en una parte titulada igual que la obra y Visiones del paraíso. Al principio se pretende responder desde una búsqueda poética a la pregunta: ¿Es posible pensar al otro como otra cosa que no sea cuerpo? En este sentido, Barroso entiende que lo corpóreo nos limita qué es lo que podemos llegar a ser. «El yo es tu cuerpo, como vives tu realidad, pero no entendido como lo físico solo, la carne, sino también lo político o geográfico», aclaró, mencionando la variedad de circunstancias y condiciones que nos definen.

En cuanto a la estructura, Aida reseñó el orden alfabético en la que están contenidos los poemas de la primera parte. Yeray explicó que se trata de un límite autoimpuesto con significado, pues pretendía así ceñirse a las letras de manera que recordaran a una persona, pues es algo que de igualmente empieza y termina como el abecedario (de la A a la Z).

La alteración del yo por la sociedad y la turistificación

En la segunda mitad existe un contraste, ya que la naturaleza que predominaba da paso a un paisaje más urbanizado, fruto de su experiencia viviendo en Mesas del Mar. Estos textos plantean de forma cruda, y a veces irónica, el daño que puede hacer el contexto social actual a nuestra propia identidad. Reflexionó así sobre la imagen personal idealizada que alojamos en el perfil de las redes sociales. «Ofrecemos un ideal que no se corresponde con la verdad, contrastando con lo que vemos cuando nos miramos al espejo», criticó.

Esta misma reflexión le lleva a poner el foco en cómo alteran otros fenómenos como el turismo a la identidad canaria en este caso, haciendo que se asuman cosas como propias que no son sino un reclamo publicitario.