El senderismo es un deporte que se practica en la naturaleza. Más que una disciplina deportiva se podría decir que es un estilo de vida con múltiples beneficios como ponerse en forma, prevenir enfermedades, mejorar la autoestima o aliviar el estrés y la ansiedad al ser un ejercicio que se da lejos del estrés laboral. Su bajo nivel de riesgo, la sencillez que conlleva caminar por senderos y el gran impacto físico y emocional que ofrece, hacen que sea muy recomendable.
Cristina Mesa, directora técnica de Jaral de Anaga, empresa dedicada a realizar rutas por la naturaleza durante casi diez años, comenta que «el contacto con la naturaleza puede llegar a cambiar a una persona. El hecho de poder alejarnos del ruido de la ciudad y conseguir una paz mental, son factores que no es posible obtener en otro tipo de disciplinas».
En los últimos años, varios estudios han querido conocer cuál es el impacto real que tiene sobre la ciudadanía. Según un experimento llevado a cabo por las universidades de Edge Hill y Michigan, las personas que tienen esta práctica como habitual tienen más pensamientos positivos y mayor motivación que las que no. Sara Weber, autora del experimento en el que participaron cerca de 1991 voluntarios, afirma que andar en el medio natural crea un mecanismo que puede ayudarnos a afrontar aspectos de la vida cotidiana que normalmente nos crean un desajuste emocional.
A día de hoy, y teniendo en cuenta el nivel de contagios, es una de las mejores actividades para evitar cualquier tipo de transmisión de la Covid-19, ya que se respetan las medidas de seguridad regladas por el Gobierno de España, como la distancia de seguridad o la práctica al aire libre, lo que hace que el riesgo sea mínimo.