El proyecto Carpe Diem se originó hace cuatro años. Lo iniciaron Paula Ramos y Adrián Arvelo y nació de los micros abiertos. Empezaron en el bar El Otro en La Laguna en 2012 y cuando este cerró se trasladaron Al rincón de Tintín. Han estado llevando a cabo muchos proyectos que han hecho crecer Carpe Diem, hasta crear La Resistencia, un grupo de artistas con el que elaboran una revista. Entre las labores que llevan a cabo se encuentran: talleres para colegios de iniciación a la poesía, audiovisuales que usan en presentaciones para sacar las emociones de los asistentes, juegos poéticos… Todo se basa en trabajar conjuntamente con el público, aparte de hacer los micros abiertos. Existen otros proyectos que se están labrando ahora mismo, ya que se encuentran en un proceso creativo. Carpe Diem se fundó hace cinco años, La Resistencia hace dos años y medio aproximadamente.
¿Realmente es algo que les da para vivir? «Vivimos de la providencia, del trabajo de todos, del granito que aporta cada componente de La Resistencia y de algún evento del que conseguimos sacar algo de dinero. Realmente no es algo que hagamos por dinero, sino por amor al arte. Estamos trabajando para poder vivir de ello, pero creemos que queda mucho tiempo y trabajo por delante, además de intentar conseguir algún tipo de ayuda económica por parte de las instituciones».
¿Cómo surgió la idea de llevar a cabo una iniciativa como esta? «De la necesidad de ver cosas nuevas que faltan, que nos gustaría ver. Ahí empieza una búsqueda completa de conocer artistas, asistir a eventos… Y al final, se lo planteas a esos artistas, psicólogos, periodistas… con los que te encuentras y todos lo hacen porque creen que se necesita un proyecto de las características del nuestro, para así atraer al público y hacernos un hueco».
¿Tienen algún proyecto a largo plazo? «Tenemos varios en mente, pero el que más se alarga en el tiempo es el de buscar un local propio para montar todo nosotros mismos. La idea es mucho más compleja pero tampoco puedo desvelar más detalles de él».
«Hay una parte del arte que no está muerta sino dormida y se puede reactivar, representa la resistencia a un sistema que nos obliga a estudiar y a trabajar»
¿Cómo influye Carpe Diem en la sociedad? «Influye en el sentido de que estamos ahí y representamos a mucha gente. Influye en que hay una parte del arte que no está muerta sino dormida y se puede reactivar, representa la resistencia a un sistema que nos obliga a estudiar y a trabajar, y a no vivir de otras cosas como el ir a una cafetería y escuchar poesía o música en directo. La magia se basa en eso, en aportar un llamamiento a que esto resurja, ya que no existimos si no nos unimos».
¿Deberían existir más grupos como estos? «Algunos existen, pero espero que surjan nuevos. Yo llevo un tiempo, ya que antes pertenecía al mundo de la música, pero se necesita gente nueva con la que dialogar y buscar nuevas opciones, puesto que con las instituciones no se puede dialogar tanto como nos gustaría. Hay luces que se están encendiendo y estoy seguro de que lo conseguiremos».
¿Por dónde se debería empezar para que los artistas tomasen la posición social que deberían tener? «Se debe empezar por la educación, puesto que no se considera el que exista un potencial artístico más allá de las ciencias y las letras. Existe el Grado en Bellas Artes y la Escuela de Arte Fernando Estévez, pero cuando eres pequeño, es muy difícil que alguien te enseñe el arte de manera correcta para que te llame la atención. Por otro lado, en Canarias estamos aislados y aunque exista CanariasCrea, que es una plataforma que ayuda a la difusión del arte, sigue siendo muy complicado. En el momento político en el que vivimos, se corta el flujo de la cultura y solo se le da importancia a las romerías o carnavales. Es verdad que es algo que no es tan importante como la educación o la sanidad, pero debería buscarse una manera de sobrevivir no solo con los fondos públicos, sino también con los privados».
¿Qué tipo de cambios han sido los que más notables para el grupo? «Sobre todo que empezamos siendo Paula y yo, y luego empezamos a ser cuatro. A día de hoy somos 25, lo que nos permite hacer cosas mucho más grandes, porque está claro que cuatro personas no pueden tirar igual de un carro que 25. Aún falta poder volcarnos todos más, independientemente de nuestros proyectos personales, pero llegará con el tiempo, porque como no vivimos de esto lamentablemente, vivimos a expensas del tiempo que tengamos. Es muy complicado poder organizar para vernos los 25 componentes, pero sin duda ese es el cambio más importante».
«Lo que intentamos es que nos vean y poder descubrir autores noveles de estos sitios»
¿Qué actividad cree que tiene mejor acogida? «Creo que el micro abierto es lo que más le gusta al público, por mucho que lo adornemos, hagamos juegos o le demos mil vueltas, a la gente le gusta mucho el formato. A nivel internacional lo que mejor funciona es la revista, donde estamos haciendo relaciones con personas de Latinoamérica. Lo que intentamos es que nos vean y poder descubrir autores nóveles de estos sitios, esto solo se da gracias a la revista y el hecho de que esté hecho por artistas que hace que funcione muy bien».
¿Qué tipo de información abarca la revista? «Es sobre arte, cultura y opinión. También tocamos poesía, música… Al final sigue siendo el himno de La Resistencia. Es una publicación digital, de la que se publican algunos números físicos y la clave está en que todos tenemos algo que aportar, yo como director no impongo ninguna idea ni hago que sigan una línea editorial determinada, dejo que escriban sobre lo que quieran y que sigan una “línea emocional”, para que así expresen todo lo que llevan dentro sin ataduras, lo único que respetamos es que sigan el mismo diseño».