Hay instantes que moldean y permanecen en la memoria de las personas. Remedios Malvárez recuerda que entró por casualidad o por destino al laboratorio de su instituto de Huelva. Ahí vio el proceso de creación de una fotografía. «Eso para mi era magia, y yo quería hacerla», recuerda. Hoy cuenta con su propia productora en Sevilla, Producciones Singulares, y ha realizado películas documentales como Pico Reja o Alalá. Su implicación por lo social marcan una trayectoria que acumula galardones como el Premio RTVA a la mejor cineasta andaluza 2019 y menciones especiales a nivel internacional.
Pese a su amor por el cine y la fotografía, estudió Derecho, ¿a qué se debe? «Lo que ocurre es que en mi época no había oportunidad de estudiar cine ni en Huelva, de donde soy, ni en Sevilla y terminé la carrera a la que tuve acceso en aquel momento. Nunca ejercí porque realmente no me gustó» .
¿Se arrepiente de haberla estudiado? «En absoluto, tengo una formación jurídica que me ha ayudado a montar una empresa con unos conocimientos empresariales bastante más sólidos que si no los hubiera tenido. Pero mi profesión no es esa» .
Su último trabajo, Pico Reja, cuenta la historia de una fosa común en Sevilla con más de dos mil víctimas del franquismo, ¿cómo se siente al tratar temas sensibles? «Te implicas mucho y te afecta personalmente, evidentemente. Si te pasas horas en una fosa con huesos de víctimas no sales de ahí igual. Humanamente te afecta, pero yo creo que para bien. Esta última película nos ha dado una bofetada de humanidad bestial. Descubrir esas historias silenciadas y terribles en tu ciudad, a metros de tu casa, no te dejan indiferente».
¿Por qué decide focalizar sus producciones en temas sociales? «Surge como una necesidad. Si me encuentro una historia que me duele la cuento. Me dedico a esta profesión por amor, no por dinero, entonces intento contar aquello que me importa y que creo que a la gente debería. Siempre tienes esa visión de heroína, de intentar salvar el mundo o, al menos, de denunciar aquellas cosas que te parecen injustas».
¿Hay algún trabajo del que esté especialmente orgullosa? «Para mi todos los proyectos son importantes. Quizás la primera vez que hice un corto, se titula Silencio. Este cuenta la historia de una bailaora de flamenco sorda. Lo hice desde la ignorancia y desde no tener ni idea, no es que ahora sepa mucho más, pero la experiencia es un grado. Resultó que funcionó muy bien, llegó a la gente y logró emocionar».
¿Qué supuso el éxito de esta obra? «Estuvo muy bien, no por los premios, sino porque conseguimos comunicación. Me gusta ver mis películas, no mirando a la pantalla, sino a la cara de las personas. Ahí es donde ves si tu trabajo funciona y toca el alma».
«La igualdad es una necesidad y una constante en todo mi trabajo»
Sus proyectos han recibido grandes reconocimientos, ¿cómo se siente al respecto? «Yo sigo igual, esto es un aprendizaje. Creo que los resultados están bien, sobre todo, porque ponen en valor el trabajo de un equipo. No obstante, para mí lo más interesante son los procesos. Me parece que son lo más enriquecedor a nivel humano y profesional».
También ha recibido galardones por su implicación en proyectos por la igualdad… «Para mi el tema de la igualdad es una necesidad y una constante en todo mi trabajo, tanto a nivel de fotografía como a nivel audiovisual he tratado mucho el tema género. Es importante la visión de la mujer en el cine porque somos el 50 % de la sociedad. Una mirada que queda oculta o no se pone en valor da una visión de la sociedad totalmente sesgada».
