En un ambiente que desprende intimidad, el público del Búho Club se preparó con ansias para la llegada de Rebeca Jiménez. Faltando solo cinco minutos para las 20.20 horas del 13 de abril, la cantante se sentó frente al micrófono: «Sé que hoy va a ser una tarde muy bonita y especial». Con estas palabras dio inicio a un espectáculo que asombró y llenó de emoción. El concierto comenzó con una mezcla de covers y canciones originales como Pa’ todo el año, Despertarme contigo y Naves y nubes. El teclado, su potente voz y sus letras son suficientes para llenar el espacio de reflexión y paz.
Antes de tocar Tormenta y Mezcal la cantante invitó a brindar por su primera vez en Tenerife. Luego, con lágrimas en los ojos nos transportó a un túnel del recuerdo de sus años de México con rancheras como Aerolíneas Argentinas y Tú Verás.
«Brindemos por mi primera vez en Tenerife»
Con el ambiente mucho más desenfadado, Rebeca Jiménez presentó Calaveras y Estrellas, la canción que da nombre a su nuevo disco. La cantante aseguró que «se pueden sentir identificados porque esta balada habla de la vida». Y la suya también cuando regaló Con todo y nada, una melodía que dedica a sus sobrinos.
Deja al viento que nos cante su canción preparó la escena para uno de los momentos más vulnerables del concierto: los tiempos difíciles no se olvidan. «La primera frase de esta canción me ayudó a ver lo bonito que es dejarse llevar», confesó.
La artista, a petición del público, se despidió con su versión de La Llorona. Y antes del adiós lo dejó claro: «Voy a volver».