El espacio cultural L’Incanto, situado en Santa Cruz de Tenerife, acogerá la representación de la obra Noche de Lobas este viernes, 29 de marzo, a las 21.00 horas. Las entradas pueden adquirirse a través de la página web tomaticket.es y tienen un precio de diez euros. Noche de Lobas es una divertida comedia que aborda la problemática de la mujer mayor de 40 años en esta etapa de la vida.
La función se desarrolla en la sala de la casa de una amiga de María Cecilia, quien convoca allí a sus tres grandes amigas para hacerles una importante revelación. Antes de su llegada, sus tres amigas especulan sobre cuál puede ser el motivo de la misteriosa reunión. Las especulaciones les hacen cuestionar distintos aspectos de la vida. Reflexionarán sobre la familia, la amistad o la situación profesional que afrontan.
«La risa es la medicina con sabor a caramelo»
En la obra se tratan temas y situaciones por las que pasa la mujer de mediana edad. Lidiar con la pérdida de la juventud, enfrentarse a la independencia de sus descendientes y la vejez de sus progenitores. Así como adaptarse a un mundo moderno distinto al que se formaron y que va cambiando a una velocidad vertiginosa en cuanto a tecnologías y valores morales. Julie de Grandy, directora de Noche de Lobas, afirma que «como he pasado por estas circunstancias, lo tuve bastante claro desde el principio, pensé que la mejor manera de tratar estos temas era a través de la comedia. La risa es la medicina con sabor a caramelo».
El cuarteto protagonista está formado por mujeres que han tenido que buscar el equilibrio entre sus carreras, sus familias y su mundo interior. «La amistad entre ellas es un refugio donde pueden compartir sus inquietudes, sus dudas, sus miedos y sus decepciones sin ser juzgadas. Cada cual es un espejo donde las otras se pueden reflejar», declara la directora.
La representación teatral pretende resaltar que la tolerancia es fundamental para la convivencia entre los seres humanos. De Grandy asegura que somos diferentes y sobre nuestra persona influyen los valores que nos han inculcado. «No se trata de cambiar el pensamiento ni el punto de vista del otro ser humano, sino de aceptar que la otra persona pueda sentir diferente y no por eso está equivocada o es mala persona», manifiesta.
