Eduardo Sobrino Vesperinas, profesor de Ingeniería Agraria, habla sobre el creciente aumento de las plantas invasoras en Canarias, el cual ya ha estudiado en varias ocasiones. De la misma manera, expone las razones científicas del mismo, aclara los fallos que se han cometido en cuanto a su prevención y aporta una actuación alternativa para limitar este incremento.
Para comprender este fenómeno, es necesario diferenciar entre las plantas alóctonas, especies introducidas, de las autóctonas, naturales del sitio en el que crecen. “Una especie que ha sido introducida en una nueva región biográfica es alóctona a esa región y la que ha llegado allí por vías naturales sería autóctona”, define. El investigador explica que la vía natural por la que una semilla llega a las Islas es el mar, dadas sus características de suelo volcánico. Mientras que entran por vía humana cuando no es de esta forma.
Hay plantas que aparte ser alóctonas tienen carácter invasor. Es decir, se propagan fácilmente. El profesor aclara cómo ocurre: “primero, tiene que ser la entrada de la planta alóctona, se instala, se naturaliza y se expande, pasando a competir con cultivos con las plantas autóctonas”. El Archipiélago, dice, es un Punto Caliente de Biodiversidad porque tiene muchas especies endémicas. Estas se encuentran sobreprotegidas por el aislamiento que les supone estar en una isla, lo cual hace que no estén preparadas para competir con otras.
Uno de los espacios que más especies introducidas reúne en Tenerife es Anaga, con más de 200, tal y como cuenta Sobrino. “Anaga es un tesoro de la humanidad, los restos del bosque subtropical del sur de Europa”, recalca el profesor. Este parque rural es una figura de conservación visitada por muchas personas que llevan allí su actividad antrópica, al pisar dejan las semillas de otros lugares y se convierten en flora adventicia, comúnmente conocida como “malas hierbas”, que se propagan con facilidad y desplaza a la vegetación autóctona.
Lo que ocurre en este paraje se puede extrapolar a otros lugares protegidos que son muy visitados. Contra ello, Sobrino cree que se pueden tomar una serie de medidas. Una de ellas es situar perímetros de protección, así como seleccionar las especies con más carácter invasor para saber cómo eliminarlas. También, comenta, se debería controlar mucho más la entrada de algunas especies que se convierten en invasoras con mucha facilidad. Pero, sobre todo, ve primordial poner en valor las especies endémicas Canarias. “Tenemos que ser conscientes de la riqueza natural que hay aquí, cuando lo seamos, la protegeremos de verdad”.