Hoy, 31 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Visibilidad Trans. El objetivo principal es conmemorar la lucha diaria de las personas trans y denunciar la discriminación hacia este colectivo. Alma Báez Oliva tiene 24 años y, actualmente, reside en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. A día de hoy, estudia un grado de Educación Infantil. Es una chica transexual y fue a los doce años cuando lo descubrió, aunque no fue hasta los veintidós, diez años después, que lo contó.
¿Has sentido alguna vez rechazo por parte de la sociedad? «Sí, además, bastante. A la hora de buscar pareja, por ejemplo, es muy difícil. En general, la población tiene unas ideas preconcebidas, no sólo sobre las personas trans. Cada persona tiene sus preferencias, pero el colectivo transexual está muy alejado de estas prioridades. A nivel laboral he llegado a presentar entrevistas de trabajo, cuando me llaman por teléfono y preguntan por Alma, al decir que soy yo y escuchan mi voz, cuelgan. No todo el mundo sabe que soy trans, según la sociedad tengo una voz masculina y piensan que soy un hombre. Y así, podría contar un millón de historias más».
¿De qué manera definirías el proceso por el que tiene que pasar una persona trans? «Es muy complicado, además de complejo. Me gustaría resaltar que no hablo por todas las personas transexuales del mundo. Hablo desde mi experiencia y de mi opinión. El proceso es difícil, tanto a nivel personal como social. Tienes que hacer un gran esfuerzo mental. Ir a una fiesta, a una entrevista de trabajo, quedar con alguien y no saber los prejuicios que esa persona tendrá, es duro. Por otra parte, el tema médico es dificultoso. Ahora ha mejorado pero, en mi caso, tuve que pasar por servicios psicológicos para que me dieran el carné de trans. Además, es un proceso lento. Se tarda mucho en conseguir aquello que necesitas para sentirte bien contigo. Es un proceso en el que tienes que luchar constantemente contra todo».
«Yo nunca he sido un chico, simplemente nací con unos genitales concretos»
¿En qué momento te diste cuenta de que no te sentías identificada con el género que te había asignado la sociedad? «Me di cuenta a los 12 años. El hecho de que a mi no me gustase el fútbol o que me gustase más relacionarme con las chicas me hacía sentir fuera de lugar con los chicos. Me puse a buscar en Google y recuerdo poner en el buscador de la biblioteca del instituto: me siento raro como chico. No había muchas personas trans por internet en esa época, tampoco ninguna personalidad referente. Yo no sabía lo que era una persona trans. Encontré un foro y vi que habían más casos como el mío. Vi la palabra transexual, comencé a investigar y entonces pensé: creo que esto es lo que me pasa».
¿Crees que el tema de la transexualidad es un tema tabú? ¿De qué manera crees que podría visibilizarse más? «Tanto como un tema tabú no. A día de hoy, preguntas a cualquier persona y más o menos saben lo que es una persona trans. No todo el mundo acierta con la definición, se escucha mucho eso de un chico que se siente chica o cosas así. Y en realidad, no. Yo nunca he sido un chico, simplemente nací con unos genitales concretos. Creo que más que visibilizar se tiene que aceptar, se tiene que integrar bien en la sociedad. Hay un gran grupo de personas que por su educación o pensamientos no lo han sabido entender».
«No soy yo la que está mal, eres tú quien me está prejuzgando y viendo lo que no es»
¿La transexualidad se asocia al cambio de sexo? «Para nada. La gente piensa que sí, pero realmente no. Muchas veces la sociedad cree que para ser trans hay que hormonarse, operarse, cambiarse los genitales o ser todo lo que no eras antes. Hay personas que son trans y no quieren cambiar nada de su físico porque se sienten bien así. La gente asocia que ser trans es sentirse mal con tu cuerpo. Seguro has escuchado alguna vez la frase: nació en el cuerpo equivocado. Es una frase horrible. Nos hace sentir que tenemos que cambiar y no es así. No soy yo la que está mal, eres tú quien me está prejuzgando y viendo lo que no es. No nacemos en un cuerpo equivocado, nacemos en nuestro cuerpo, que es el que nos ha tocado. Es la sociedad la que está equivocada».
¿Existe diferencia entre expresiones de género e identidad de género? «La expresión de género es la manera en la que vistes, cómo hablas o te mueves, cómo eres, es decir, cómo te ven los demás desde fuera. Sin embargo, la identidad de género es lo que eres. Mujer, hombre, persona no binaria, mujer y hombre a la vez, género fluido…Son conceptos totalmente diferentes, no tiene nada que ver una cosa con la otra. Hay mujeres más masculinas y hombres más femeninos».
«Estuve los próximos diez años siendo alguien que no era yo de manera plena. Hasta los 22, no dije nada»
¿Qué piensas del concepto que se tiene acerca de lo que debe ser un hombre y sobre lo que debe ser una mujer? «No creo que haya rasgos de hombre ni rasgos de mujer, tampoco unos roles que haya que llevar a cabo. Simplemente, tienes que ser tú y ya está. Yo por ser mujer no tengo que saber planchar, limpiar, cocinar ni tener ganas de ser madre, por ejemplo. Por ser hombre no te tiene que gustar el gimnasio. Estamos muy binarizados».
¿Cuál ha sido el paso más difícil para ti? «Decírselo a mi familia. A los doce años lo supe, supe que no era un hombre. Hubo algo que me marcó mucho. Por esa época, estaba en un momento oscuro, era emo. Me pintaba las uñas de negro y recuerdo que, mi madre me tiró la pintura a la basura por miedo a que se metiesen conmigo en el instituto. Mi cerebro, de manera automática pensó: si mi madre no acepta que me pinte las uñas de negro, no va a aceptar que sea trans. Ella lo hizo por protegerme, la entiendo pero eso me marcó. Estuve los próximos diez años siendo alguien que no era yo de manera plena. Hasta los 22, no dije nada».
«Cuando no se educa respecto a algo se tiende a rechazar, y esto conlleva el sufrimiento de mucha gente»
¿Consideras que la sociedad está mal educada respecto a este tema? «Considero que la sociedad no está educada, ni respecto al tema trans ni frente a ningún tipo de diversidad. Si perteneces a algún tipo de minoría vives en una burbuja. No estás fuera de la norma, todo te va bien. Las personas cuando salen del armario se tienen que enfrentar a determinadas situaciones día a día que las otras personas no. Imagina a alguien, por ejemplo, con autismo. Lo complicado que es para esa persona entrar a una clase donde estará con el alumnado que no te entiende. Esas personas al no entenderte tienden a rechazarte. Cuando no se educa respecto a algo lo rechazas y esto conlleva el sufrimiento de mucha gente. Desde los centros educativos deberían realizar muchas charlas o talleres donde se vean las personas diferentes y enseñar a respetar».