La conferencia La fauna de la Macaronesia a través de la ilustración científica del siglo XIX se celebró ayer, 18 de abril en el Círculo de la Amistad XII Enero de Santa Cruz de Tenerife a las 19.30 horas. El ponente, Sergio Hernández Bello, ilustrador científico y licenciado en Biología, fue el encargado de hacer pasar a todos los presentes una interesante tarde. Asimismo, la charla sirvió para ayudar a conocer mejor la fauna que habita en los archipiélagos macaronésicos.
Al comienzo, Ana María Díaz Pérez, doctora en Filosofía y Letras, fue quien llevó a cabo la presentación. Lo primero sobre lo que se trató muy brevemente, como tema introductorio, fue la flora es las Islas Canarias. De igual manera, introdujo a Hernández, alabándolo por todas las investigaciones que ha realizado durante su larga carrera laboral. Así, empezó una charla en la cual el ilustrador trató a todos los animales de la Macaronesia a través de láminas que habían sido realizadas por diferentes dibujantes y diversas técnicas. Explicaba a los oyentes que “según la especie a dibujar se disponen de una forma u otra”, por ello, “nunca hay una composición fija porque no todas las especies son iguales. Unas dan más libertad de distribución que otras”.
«Las mujeres se dedicaban ayudar a sus esposos»
Además, añadió la historia de los investigadores científicos franceses que habían visitado los archipiélagos del Atlántico. “Un barco francés que decía haber pescado un calamar gigante del cual se quedaron con la parte de la cabeza. Esta fue enviada a Tenerife para su estudio”. Así, demostró cómo algunos hechos llegaban al punto de ser fantasiosos, ya que este tipo de especie vive en las profundidades y es casi imposible que salga a la superficie. Con esta pequeña historia ilustró de forma amena el contenido en las dos horas de ponencia en la cual los asistentes en todo momento se encontraban atentos.
Finalizaron con una ronda de preguntas, que culminó en un debate. Entre todas las cuestiones que se realizaron, hubo cabida para hablar de las mujeres ilustradoras. Entre estas se encontraron a aquellas que se dedicaban a ayudar a sus esposos científicos, y otras que, como M. Young, no eran muy conocidas y, ni siquiera, es conocido su nombre de pila. A su vez, se hablaron de las nuevas tecnologías y de si estas acabarían con las ilustraciones científicas. Ante esto, Hernández declaró que “cada cosa tiene su sitio. No creo que la ilustración vaya a desaparecer”.