Muchas personas perdieron la cuenta de las horas que llevaban esperando hasta la fecha de ayer, 30 de mayo. Ni el sol implacable, ni el cansancio, ni el dolor de pies impidió que, al abrir las puertas del recinto a las 19.30 horas, los fans de Operación Triunfo corrieran como nunca para coger un puesto privilegiado ante el escenario. Aún había que esperar hora y media hasta que el concierto comenzara y sin telonero que amenizara el rato. Fue la icónica música del programa de RTVE, junto a seis de los miembros del cuerpo de baile, lo que dio inicio al show.
La primera canción en el setlist fue la grupal I’m still standing, de Elton John, y si un artista puede tener un mal comienzo, eso fue, sin duda, lo que ocurrió. Un problema de sonido impidió que se oyera apropiadamente a los triunfitos, a lo que el público contestó cantando con más fuerza. Al finalizar, los gritos de “¡No se oye!” hicieron que, como si de un déjà vu se tratase, se volviera atrás en el tiempo y repitieran todos los pasos desde que sonó la cabecera de Operación Triunfo: ahora sí se les escuchaba sin problema. La grupal dio pie a que Ricky “nos entretuviera” y bromeara con que “lo de antes era un ensayo general”.
Enmendando errores
Algunos de los momentos más aclamados por el público fueron aquellos a favor del colectivo LGTBIQ+: la bandera de Marina en The voice within y el discurso de rigor tras Manos vacías. Raoul y Agoney cantaron “por un amor real y que no entiende de formas, por la libertad y por la visibilidad que damos nosotros y también vosotros”. Además, la actuación que más aplausos le robó a la audiencia fue Eloise, interpretada por el tinerfeño, quien hizo que un grupo de fans lanzaran pelucas al aire de la emoción.
Los asistentes pidieron silencio para Amaia, “la reina de España”, que cantó Miedo tocando el piano y Shake It Out. La ganadora del talent show dio las gracias a un “público súper agradecido”, una pena que no se diera cuenta de que, durante la versión acústica de Shape of You junto a Roi, una niña en brazos de su padre sacó un huevo de percusión y marcó de memoria los ritmos de la cantante.
El concierto mezcló las canciones de los exconcursantes creando una montaña de emociones. En un momento determinado, la audiencia sacaba sus móviles para crear una marea de luces para Alfred, cantaba y saltaba con Madre Tierra y A quien le importa y, tras los tres minutos que dura una canción, te sorprendía Aitana con Chandelier, una emocionada Thalía con Cenizas, o Cepeda con Say you won’t let go.
Feliz Día de Canarias
Dada la fecha, no podían faltar las felicitaciones por el Día de Canarias y qué mejor sorpresa que “La Bikina”, Ana Guerra, cantando con un traje de maga. Ana War se emocionó al terminar su actuación, pero la cosa no se quedó ahí. Agoney volvió a salir al escenario también con un traje típico y las pantallas proyectaron la bandera de Canarias. Cantaron juntos Vivo en un archipiélago y el público no dejó que se marcharan sin cantar Chicharrero de corazón.
El espectáculo finalizó con dos canciones que se han convertido en casi himnos para los triunfitos y su afición: La revolución sexual y Camina, compuesta por ellos mismos. Los fallos de la noche fueron los problemas de sonido, un verso olvidado, dar las gracias a la ciudad del anterior concierto y algún tropiezo con los bailarines. Nada que no compensaran.