El temor es esa sensación que nos oprime el pecho y no nos deja respirar. Es ese escalofrío que nos recorre cuando estamos en peligro. Es ser sin poder ser realmente. Este sentimiento afecta a todas aquellas que se sintieron acosadas alguna vez, que no pudieron caminar tranquilas por la calle, que prefirieron no usar vestidos, que desearon no haber conocido al hombre que acabaría con su vida. Porque, aunque se ha evolucionado en muchos aspectos, no se ha conseguido erradicar que amigas, hermanas, hijas y madres sean asesinadas.
Siempre hay víctimas y culpables. Estos últimos van desde aquellos hombres que califican por el largo de la falda y lo ceñida que sea la ropa que vistan las mujeres, hasta aquel que las vea en una posición inferior solo por el género con el que nacen. Sin embargo, nunca es tarde para aprender que somos iguales. No valen excusas.
Más de 900 mujeres han sido asesinadas desde que hay registros
El miedo define la vida de las féminas por culpa de la comunidad patriarcal en la que viven. Esta sociedad en la que las agresiones que sufren las mujeres son por culpa de ellas mismas, porque algo tuvieron que hacer para llegar a esa situación. Así de injusto es el sistema que no logra detener la violencia hacia el género femenino. Supuestos defensores que parecen no reaccionar ante los 945 asesinatos que se han producido desde 2003 hasta hoy, según datos del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
El machismo no es un caso aislado, nos afecta a todos y, por tanto, es necesario hacer algo más que campañas de sensibilización. De esta forma, es primordial que las fuerzas del Estado se unan en la lucha por la eliminación de la violencia machista y se pueda terminar de raíz con este problema. No más miedo, no menos mujeres.