Marta Hernández Perera es alumna del grado de Sociología de la Universidad de La Laguna y una de las organizadoras del Club de Debate, una asociación de estudiantes que tiene como finalidad poder hablar en público de manera profesional y académica, además de la iniciación al debate parlamentario y político. Cuando entró en el grupo ya estaba formado y en activo, pero los organizadores estaban a punto de graduarse y ya no podrían encargarse de preparar los encuentros. Entonces, decidió tomar las riendas junto con otros compañeros.
Atraída por el hecho de que los propios alumnos se reuniesen para hacer una actividad diferente en la universidad, y que pudiese tener una proyección futura hacia sus habilidades personales y laborales, Hernández Perera organiza los diversos tipos de debate (académico, Congreso de los Diputados y Modelo de las Naciones Unidas, entre otros): “El que nosotros tratamos, normalmente es el académico, que es el que se suele hacer en las grandes universidades. El Club de Debate es muy útil para el futuro laboral», subraya.
La alumna aclara que ese tipo de debate es un diálogo por posturas, una en contra y una a favor y que cada grupo es formado aleatoriamente el día del acto. “Cuando comienza la sesión cada equipo tiene un tiempo limitado y las tareas que la componen son una presentación sin argumentos, una o dos argumentaciones o contrargumentaciones y una conclusión”, señala.
“Tratamos todo tipo de temas: desde la última injerencia norteamericana en Gaza, hasta si la tortilla de papas debe llevar cebolla o no”
Realizan debates los viernes y la directiva presenta los temas con uno o dos días de antelación junto a recursos donde se pueden encontrar argumentos aunque, “siempre se invita a los miembros a adjuntar más documentos que puedan resultar interesantes”. También se hacen ejercicios de improvisación para perder el miedo y aumentar la confianza en los miembros de la liga.
“Tratamos todo tipo de temas, desde la última injerencia norteamericana en Gaza, hasta si la tortilla de papas debe llevar cebolla o no”, cuenta Hernádez Perera. El Club de Debate tiene a la orden del día los casos de abusos sexuales, los presupuestos del Estado e incluso si es posible el uso de un lenguaje universal. Lo que intentan es que sean de actualidad o al menos, que tengan relevancia cultural o política. Por otro lado, la alumna declara que es positivo verte obligado a ir en contra de tus ideas: “Te hace tener otras perspectivas de tus ideales que no tenías en cuenta”.
“Aprendes a trabajar con personas que tienen distintas opiniones políticas”
Esta iniciativa beneficia a los alumnos que participan, pues buscar información en distintas fuentes y mantenerse informados de la actualidad aumenta su cultura general y su criterio. Además la organizadora explica que los miembros han mejorado en “las relaciones interpersonales, en la exposición de temas y perdemos la vergüenza que siempre conlleva”. Además, a raíz del Club ha conocido a mucha gente con distintas perspectivas vitales y profesionales: “Aprendes a trabajar con personas con distintas opiniones políticas a las tuyas”.
Marta Hernández recuerda la primera vez que participó en un debate del club: “Estuve bastante cohibida, pero una vez empiezas a exponer las ideas de tu grupo, todo ese miedo o vergüenza se va”.
