Cuando María Blanco y Charlie, su acompañante, subieron al escenario, pasaron tan desapercibidos que apenas hubo tiempo para aplausos antes de que comenzara el primer tema. No era la primera vez que Mäbu visitaba El Búho, pero aún así el nerviosismo la acompañó durante los primeros acordes de su canción más conocida: Hallo. Pasada la frontera de las 21.30 horas, eran pocos los seguidores de la cantautora que se reunieron el sábado 1 de junio en el local lagunero que no se animaron a arroparla con sus voces.
Después de conquistar al público con La locura, la vocalista se dirigió por primera vez a su audiencia: «Siempre me ha acompañado una frase favorita: ‘La vida es muy difícil’. Espero que esta noche sea un pequeño paréntesis, que conecten con nosotros y que vivan con intensidad nuestra música y nuestra siguiente canción: Cara triste«. A esta le siguió A solas, una canción que nunca defrauda pese a ser de las primeras en su repertorio. En este punto de la noche, entre aplausos y coros del guitarrista, las sonrisas de la audiencia eran símbolo de su victoria musical.
Melodías que traspasan fronteras
Tras los aplausos y los silbidos de la audiencia, María aprovechó para presentar la siguiente composición de una manera muy peculiar: «Quien no lo sepa, Mäbu cumple diez años. En el 2008 se me ocurrió la idea de empezar a componer y tuve la gran suerte de contar con Charlie. Yo no hago muchas canciones y me he dado cuenta que hay melodías que traspasan fronteras, las cuales han sido tan versionadas que ni Google sabe cual es el autor original. Esto ocurre porque la canción llega al corazón, y es lo que haremos nosotros, espero que disfruten de esta versión».
Después de estas palabras comenzó Espérame en el cielo, las expresiones faciales y gesticulaciones hizo que el público no quitase ojo de la cantante. Todo un derroche de expresividad y emociones. Prosiguió con un tema que aunque la audiencia no reclamase, a ella le encantaba tocar. Bajo este manzano fue la sexta composición del concierto. Seguidamente, llegó Fantasmas, un tema que lleva ese nombre por el consejo que le dio su abuela sobre el primer desamor de verano: «No hay peor cosa que perseguir la sombra de un fantasma».
«Nosotros concebimos el álbum como una travesía, y decidimos abrirlo con una canción que habla de un viaje espiritual», explicó Blanco en referencia a Los viajes con Sam. Era perceptible a simple vista el valor de esta composición para María y Charlie, ya que al terminar se dedicaron una sonrisa el uno al otro.
«Que nos oigan hasta en Islandia»
Si ya en Buenos días el público se animó a acompañar con sus voces a Mäbu, cuando la cantautora los invitó al grito de «canten más fuerte, que nos oigan hasta en Islandia», Quédate a dormir se convirtió en un himno de la noche. Con la euforia por las nubes, la artista no dudó en improvisar una coreografía para que los allí presentes la siguieran. Tras este divertido momento, la cantautora presentó la siguiente composición que tocó los corazones de todas las mujeres que estaban en la sala: «Con esta canción quiero gritar todo lo que muchas quieren decir, un no es un no».
«Me voy a emocionar pero solo puedo dar las gracias por que se hayan metido en nuestro mundo y lo hayan disfrutado casi de la misma manera que lo hacemos nosotros», se despidió la cantante justo antes de Mi voz. Puso así final a un concierto sumamente sentimental que demostró una vez más que el sacrificio del camino vale la pena cuando al subir al escenario se consigue la gloria.