En un mundo tan competitivo, ser el mejor se ha convertido en un objetivo fundamental para muchas personas. Precisamente de este deseo humano de competir nacen los videojuegos, donde solo la estrategia y la capacidad de concentración del jugador pueden llevarle a la victoria. En los años 80 se comenzaron a organizar los primeros torneos de esta disciplina, que disfrutaron de una gran participación. Actualmente, casi cuatro décadas más tarde, la popularidad de estas competiciones ha traspasado fronteras, e incluso constituyen los eventos con mayor audiencia a nivel mundial.
Desde su aparición, los deportes electrónicos han creado cierta polémica entre el público, pues no todos entran dentro de este rango. De hecho, entre los millones de juegos que existen, apenas una decena cumple las condiciones necesarias para ser considerados eSports. Ante este debate, el gobierno de Estados Unidos ha manifestado su postura reconociendo a los jugadores profesionales de videojuegos como atletas, e incluso el Comité Olímpico Coreano les ha hecho un hueco en las Olimpiadas.
Al contrario de lo que se cree, el esfuerzo físico no es el principal requisito para que una actividad sea considerada un deporte. Tal y como vemos en el ajedrez, se tienen en cuenta muchos otros aspectos para su denominación. Por ejemplo, debe existir un enfrentamiento directo en igualdad de condiciones, además de que se debe promover el afán de superación entre los participantes. En ocasiones, el factor mental es lo que marca la diferencia, como es el caso de los eSports, pero sus participantes no deben olvidarse de su salud física. «Nuestro estado físico es fundamental. Si quiero ser el mejor debo tener siempre presente mi cuerpo y llevar una dieta saludable, como haría cualquier deportista», afirma Alberto Tenorio miembro del equipo Firevoid.
«Los ‘eSports’ son tan exigentes como el resto de deportes»
Numerosos estudios, como el realizado por la Universidad Alemana del Deporte, señalan que los gamers presentan un desgaste físico similar al de los atletas olímpicos tradicionales. Las largas jornadas de los torneos generan en los participantes niveles de estrés similares a lo que vemos en las carreras de alta velocidad en el mundo del motor. Para prepararse mental y físicamente cuentan con una compleja infraestructura de analistas, entrenadores y psicólogos, que trabajan en perfecta sincronía con el jugador para alcanzar los mejores resultados en cada partida.
El trabajo psicológico y control de las emociones es un aspecto fundamental a la hora de competir y evitar el estado de tilt en los atletas. Esta condición es fruto de la ansiedad y la frustración que los malos resultados provocan en los participantes, y que puede llegar a generar una sensación de bloqueo. Sin embargo, el psicólogo deportivo Javier Elá achaca un uso excesivo de este término: «Esta sociedad sufre de tiltmanía, cuando en realidad nos encontramos ante una clara falta de trabajo, o simplemente una excusa por una mala ejecución».
Otro de los aspectos a tener en cuenta para obtener la denominación de deporte es la popularidad y cobertura mediática que posea la actividad en cuestión. A pesar de que los eSports apenas gozaban de representación en la prensa tradicional, en la actualidad con la aparición de internet, estos han revolucionado los medios. Gracias a su difusión a través de las redes, cada vez son más las personas que siguen y disfrutan de la tensión de estas competiciones. De hecho, estas se han convertido en una parte fundamental de la vida de miles de personas.
A pesar de todo esto, alrededor de esta disciplina electrónica siguen existiendo muchos estereotipos y prejuicios que no favorecen en nada al disciplina. Por ejemplo, aún se relaciona a los jugadores con conductas antisociales, pese a que numerosos estudios como el realizado por Newzoo, lo han desmentido. No obstante, este fenómeno mundial no ha hecho más que revolucionar la manera de entender el deporte, y la fama de sus competidores se compara con la de los mayores deportistas tradicionales. Como es el caso de Nadeshot, profesional del Call of Duty, que cuenta con más seguidores en las redes sociales que Jorge Lorenzo o Alberto Contador.