Tras un parón de dos años, Manuel Carrasco vuelve con La cruz del mapa, su octavo disco de estudio y el décimo de su carrera. Grabado en los míticos estudios de Abbey Road en Londres y bajo la producción de Pablo Cebrián, el que también fue productor de su anterior álbum, se convierte en su trabajo más pensado y ambicioso. Siguiendo la línea del pop de autor y con la verdad como bandera, conserva ese toque de autenticidad y libertad personal que tanto le caracteriza como artista.
Lo que no se puede dudar es que, a pesar de que ha pasado el tiempo, Manuel Carrasco sigue conservando su sonido, siendo fiel a él mismo. A pesar de algunas evoluciones a nivel sonoro, no se puede hablar de grandes cambios. Asimismo, explica que “la cruz siempre ha marcado la búsqueda de sus tesoros más importantes, esos, por los que superamos todo tipo de miedos y que hacen que uno se sienta más vivo. En el mapa de la vida, la cruz está marcada en el lugar donde dio sus primeros pasos, en su raíz y en las personas que le dejaron huella”.
Algunas de ‘las cruces’ a análisis
Me dijeron de pequeño, primer single del disco, abre La cruz del mapa. Una canción que durante más de cinco minutos, traspasa por su enorme sensibilidad. El ámbito pop habitual no se suele caracterizar por letras largas y extensas, y es por ello, que esto la convierte en su canción más de autor. Es, probablemente, una de las canciones donde más se ha desnudado el artista. En ella cuenta todo lo que ha tenido que batallar y aguantar desde que decidió ser artista: “me escondía de mí mismo, me buscaba entre los miedos” así como la cara b de la fama: “amigos enredaderas, artista del postureo” haciendo referencia a quienes “regalan los oídos” en la industria musical.
Como single principal presentó Déjame ser, un canto directo y sincero a ser auténtico, uno de los valores que envuelve este disco.
Asimismo versos como “voy a seguir, aunque los sueños se alejen de mi” en Si estás aquí o “por ti y esta canción que suena y que celebra por ti, siempre estarás presente siendo parte de mi” en Te busco en las estrellas, dejan clara la presencia del optimismo que caracteriza al cantautor: “Soy muy positivo a nivel personal. No soy malpensado y tengo el punto ingenuo muy despierto aún pese a lo vivido, intentando sacarle lo bueno a todas las situaciones. Si vives así la vida, creo que estás más cerca de ser feliz”, afirma el intérprete.
Por otro lado, otro de los temas que se toca es el amor, servido en diversas formas: el imposible en Dispara lentamente, el incondicional en Me gusta o el que está más enfocado a la amistad en Que bonito es querer. También desde un punto de vista más familiar, Carrasco escribió Mi única bandera, inspirada en su hija. Según el artista se trata de una canción delicada así como la más especial del disco.
Por último, en este disco también hay espacio para la reivindicación. Cabe destacar dos de sus canciones: Vete y Siempre fuertes. La primera, hace alusión a la violencia de género. Un composición tajante con una letra intensa y clara: “ella no quiere que rompas sus maneras, ella sueña con bailar en libertad porque ya no tiene miedo”. La segunda, también toca cuestiones como de la libertad personal pero sin fronteras, hablando de la inmigración y los refugiados con ese respiro de esperanza y optimismo, de nuevo siguiendo esa especie de hilo conector.
En resumen, La cruz del mapa se puede resumir en pura verdad, mostrando una vez más esos valores que defiende Manuel Carrasco y enseñando al mundo esa sensibilidad con la que siente ciertos temas. Con instrumentales que llenan cada sentido, coros que resuelven cada estrofa y versos que calan sin pedir permiso.
A fin de cuentas, Manuel es eso: cercanía, pureza, desgarro y alma. Y es que, a pesar de las cifras a veces desorbitadas y de los grandísimos conciertos, sigue aquí, con los pies en la tierra contando historias como lo lleva haciendo desde el minuto uno, porque lo tiene claro. Un artista que, a pesar de salir de la academia de Operación Triunfo, no le cayó el triunfo del cielo. Tras muchos años de trabajo, se ha colocado lentamente en lo más alto, convirtiéndose en uno de los artistas españoles más valorados y con mayor proyección internacional en los últimos años.
Si es que ya lo decía en una de sus canciones de su anterior disco Bailar el viento: “Siendo uno mismo en cualquier parte”. Sí Manuel, en cualquier lugar del mapa, donde quieras puedes marcar la cruz y plantar la bandera, porque la verdad gana siempre, la música es eso. Y una vez más, habéis ganado.
- Nota global de La cruz del mapa: 7/10