Javier Marrero, catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la ULL y Manuel Ortiz, director del Centro de Educación de personas adultas en San Cristóbal de La Laguna, ofrecieron ayer, jueves 3 de mayo, en la Fundación Mapfre Guanarteme, la conferencia Adultos y ciudadanía digital, dentro de los Jueves Digitales de la Cátedra Tecnoedu. De esta forma, se profundizó en la idea de ciudadanía, aspectos que la definen en lo virtual y la falta de conocimientos de los mayores en lo analógico.
“En principio, digital es el derecho de acceder a internet, sus usos y desarrollo de las habilidades en dicho entorno. Además de la participación a través de los medios tecnológicos y el acceso a la información en línea de forma segura, transparente y privada”, detalló Marrero.
Por su parte, Manuel Ortiz, comentó que “la sociedad ha puesto barreras que no son físicas, pero que están presentes por la percepción que tienen algunos habitantes”. Esto viene a raíz de que los mayores no tienen las habilidades o conocimientos necesarios respecto al uso de los dispositivos electrónicos y las informaciones a las que se puede acceder. Por eso, Ortiz apuesta por la integración de TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación) en adultos, pero en procesos educativos valiosos para los protagonistas en el aprendizaje de los dispositivos electrónicos en función de las necesidades.
Ciudadanía digital
“Estamos en un momento delicado de nuestro país en el que el desarrollo de las soberanías nacionales no se sabe cómo van a acabar, pero que tiene que ver muy íntimamente tanto con la ciudadanía en sí como en la digital”, comentó Javier Marrero. Sin embargo, este vocablo tiene un largo recorrido adquiriendo una dimensión histórica que marcaría la amplificación de las sociedades medievales y del futuro.
Por otro lado, los aspectos que caracterizan a esta expresión son: el acceso, el comercio, la comunicación, la alfabetización los derechos y responsabilidades, la salud y la seguridad en el entorno analógico. Así, se empezó a hablar de nuevos derechos humanos: el derecho a la privacidad mental, aquel que se refiere a tener nuestro propio espacio de pensar, y el derecho de libertad cognitiva, el que da la posibilidad de conocer lo que se quiera en el momento deseado, entre otros.
El gran avance de las tecnologías está replanteando nuevas formas de sensatez y aprendizaje, lo que supone que los adultos también tengan que familiarizarse y hacer frente. No obstante, el carácter distribuido del conocimiento es cada vez más rico y matizado, lo que hace que las fuentes de información y modismos de la cultura sean distintos. De esta manera, “se llega a la idea de una cultura modelada por los usuarios en la que la era digital va a requerir de nuestros saberes y a la debemos adaptarnos desarrollando habilidades más complejas”, aseveró Marrero.