Antonio Manuel Pérez, o como lo conocen sus familiares, Lolo, tiene Síndrome de Down, pero no supone impedimento alguno para desarrollar una vida normal. Se levanta cada día para ir a trabajar como cualquier otra persona, desayuna, se viste y una guagua pasa a recogerlo a su casa. ¿Y cuál es su destino cada mañana? Valle Colino, un centro de ocupación que intenta integrar en el mundo laboral a personas con una discapacidad.
En ese trayecto pensará, por ejemplo, qué escribir en su diario, ya que es uno de sus hobbies favoritos. De hecho, ya ha escrito un libro y ahora va a por el segundo. El primer ejemplar recoge una recopilación de escritos, en los que cuenta su día a día, sus sentimientos y experiencias.
Lolo tiene 54 años. Su etapa escolar la pasó en Aspronte, una entidad que acoge a niños con alguna de ciencia, hasta los 18 años. Una vez alcanzada la mayoría de edad, fue trasladado a su lugar de trabajo actual. Esta organización es uno de los pocos centros, que por aquel entonces, daba empleo a personas diferentes. Allí ubicaban a los usuarios en trabajos “fáciles” y en los que no necesitaban una extensa formación. Nuestro protagonista entró en jardinería e invernaderos, donde continua hoy en día.
Lolo realmente siempre ha sido uno más en todos los lugares en los que ha estado. No ha destacado por tener Síndrome de Down, sino por su naturalidad, su simpatía y por ser una persona que se adapta a todos los planes. Por ejemplo, todos los años realiza un viaje con sus hermanos, quienes son uno de sus pilares fundamentales. Por otro lado, sigue viviendo en la casa donde creció, y aunque siempre se encuentre acompañado por algún familiar, destaca por ser relativamente independiente.
Pero la vida de las personas con esta peculiaridad no siempre ha sido así. La mayoría de las personas durante los años setenta, creían que no tenían por qué recibir una educación debido a sus diferencias con el resto de las personas. Pero esto cambió gracias a algunos médicos y padres abnegados, que descubrieron que la mayoría podían aprovechar muy bien una enseñanza escolar. Y hoy en día, los niños con Síndrome de Down, suelen aprender a leer y escribir y cada vez más consiguen un trabajo. Pero a pesar de todo, ¿ellos se sienten distintos a los demás? En el caso de Lolo, él no se considera diferente y como bien explica, puede hacer las mismas cosas que cualquier otro.
El Síndrome de Down es una alteración genética que se produce por la presencia de un cromosoma extra (el cromosoma es la estructura que contiene el ADN) o una parte de él. Las personas con síndrome de Down tienen tres cromosomas en el par 21 en lugar de los dos que existen habitualmente. Por ello, este síndrome también se conoce como trisomía 21. Esta sería la de nición técnica a nivel general, pero, cada individuo que la padece es totalmente diferente.
En general hay un desconocimiento bastante generalizado sobre este asunto, ya que hay estereotipos que provocan dicha desinformación y traen consecuencias duras e injustas. Es por ello, que las agresiones y discriminaciones, que sufran estas personas serán condenadas por el Ministerio de Servicios Sociales e Igualdad, quién ha manifestado públicamente a través de un comunicado, que serán castigados: “Todo tipo de actos discriminatorios, rechazo o presión que sufran las personas por el mero hecho de tener alguna discapacidad”.
Tenerife y el Síndrome de Down
En Tenerife hay varias asociaciones que luchan por ayudar a los downs. Encontramos a la Asociación Tinerfeña de Trisómicos 21, que es una entidad no lucrativa cuya finalidad es dar a estas personas y a sus familias una mejor calidad de vida. Con sus labores han podido insertar a algunos chicos en puestos en Decathlon o Hiperdino. Además, se llaman así por el otro nombre que recibe la enfermedad, Trisomía 21. Al ser la organización más representativa en la isla realizan con motivo del mes del Síndrome de Down una serie de actividades que les ayudan a su formación personal y social.
Las entradas se venden como pulseras solidarias para ayudar a la asociación. Por otro lado, han llevado a cabo iniciativas con el Cabildo de Tenerife, como la inauguración de pisos para personas con dicha deficiencia.
La Sociedad Insular para la Promoción de las Personas con Discapacidad (Sinpromi) es una entidad perteneciente al Cabildo Insular de Tenerife que se constituye en 1993 bajo el lema “hacia la integración de todos en la sociedad”. Tiene por objetivo la integración social y laboral, así como la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad.
También está el Centro Ocupacional Valle Colino que cuenta, en la actualidad, con un total de 120 usuarios de ambos sexos. Su finalidad es conseguir el máximo desarrollo de las capacidades personales, laborales y de integración social de sus usuarios.