Javier Cuevas (Murcia, 1973) es el director artístico del Laboratorio de Artes en Vivo del Teatro Leal de La Laguna. El proyecto, que ya cuenta con cinco años de rodaje, ha abierto la vereda a artistas, creativos y pensadores en un espacio dedicado a la investigación, el análisis, la reinterpretación y, en definitiva, al riesgo.
Imaginar y provocar, reunir para dialogar con el arte, destruir para pensar. Estas son algunas de las premisas del trabajo que llevan a cabo. Pero, ante todo, se busca educar e inducir de forma sistemática hacia el razonamiento profundo, o la incomprensión incluso. A partir de ahí, se ha condensado una iniciativa única en el panorama nacional, y singular en el regional. En los márgenes de la geografía, y de los razonamientos superficiales, está el LEAL.LAV.
¿Cómo y dónde nació el LEAL.LAV? “La idea surge cuando yo me vengo a vivir de la Península hace seis años y medio. Venía de coordinar el Centro Párraga de Murcia, que es un centro especializado en artes escénicas contemporáneas. Durante el primer año me dedico a trabajos de creación, comisariado y algo de formación con el Auditorio y el Mercado Atlántico de Creación Contemporánea. Cuando me mudé a La Laguna, me encontré con la sala de cámara del Teatro Leal, su infrautilización y la posibilidad de poder ofrecer al Ayuntamiento de La Laguna un proyecto desde cero. El Laboratorio de Artes en Vivo nace en el momento en el que yo presento el proyecto a la Concejalía de Cultura. Les presenté un plan a medio y largo plazo, con un presupuesto muy ajustado, pensado para convivir con la programación de consumo del Teatro, y orientado a la exhibición, la formación, la coproducción y el apoyo en modo de residencias artísticas a la creación contemporánea escénica insular, nacional, y, eventualmente, internacional”.
“Como laboratorio, uno trabaja con cosas que se desconocen”
¿Qué tiene de peculiar la gestión y organización del LEAL.LAV? “Es un proyecto público apoyado por una institución municipal, cuando lo normal es que lo hagan las instituciones regionales o nacionales. De repente hay una peculiaridad, y es que no es un centro físicamente diferente al que ocupa una programación convencional, sino que convive. Es importante que todo esto colisione con las murgas, el teatro de texto más clásico o el humor. También tiene de peculiar que todos los artistas que vienen al Laboratorio vienen a caché, no hay nadie que venga a taquilla. Hay algo que tiene que ver con dignificar el trabajo del artista, y no solo su espectáculo, sino el tiempo que este dedica a investigar y preparar su trabajo. Como proyecto público, invierte en la creación contemporánea como una inversión en un conocimiento y riqueza intangibles. Otra peculiaridad es que somos de los pocos centros en España que hace residencias artísticas”.
“La cultura es un diálogo con el pasado, el presente y el futuro”, dijo una vez la periodista Maruja Torres. ¿Son las artes escénicas un diálogo de esta naturaleza también? “Sí, por supuesto. Hace dos semanas tuvimos aquí a Marcos Regueiro Fariña, un dramaturgo que vive en Bolonia. Vino a hacer un taller de teatro que se fundamenta en las raíces más arcaicas de la disciplina. A un nivel de simbolismo y misticismo que sirve como base para una práctica contemporánea absolutamente experimental y rompedora. Nos hemos acostumbrado a quedarnos en una franja de teatro que anda entre el S. XVIII y el S. XX, con un texto muy narrativo, que te lo da todo hecho, mientras el público se queda pasivamente viendo lo que le cuentan. Precisamente, lo que hace el teatro y la danza contemporánea es plantearte imágenes más abstractas, mensajes más entrecortados, como puede hacer internet. Por supuesto, es un diálogo continuo entre lo arcaico, lo presente y lo futuro”.
“El teatro contemporáneo te ofrece otro tipo de realidades”
Más allá de las artes escénicas y su experimentación, ¿el proyecto está abierto a otros individuos ajenos al arte? “Hay una doble vía y consiste en trasladar el trabajo del artista a espacios no artísticos. Por ejemplo, el proyecto con señoras mayores de Carlota Mantecón; el de Silvia Zayas con alumnado de primaria o el trabajo Carne Fiesta de Quim Bigas con alumnado del IES La Laboral. Esta sería una forma de transversalizar el arte contemporáneo. A ese nivel trabajamos con gente de múltiples disciplinas”.
Defina al LEAL.LAV en dos palabras. “Yo diría cuidado y juntura. Son palabras que nos gustan mucho. El cuidado, porque sabiendo que somos un espacio con recursos limitados, sí que se plantea desde el principio como un lugar para cuidar al artista y su trabajo. En definitiva, dignificar al artista. La juntura va de la mano de eso. Nosotros sabemos que no se convence a nadie de nada, sino que, yo puedo hacer que tú tengas interés por una disciplina, si tú y yo estamos lo suficientemente cerca, como para que tú te emociones con aquello con lo que yo me emociono”.