La Cruz Roja creó en el 2016 el proyecto Buen trato a las personas mayores con la intención de brindar auxilio a la gente a partir de los 65 años. El programa contempla dos líneas de actuación fundamentales: actúa desde la prevención y la sensibilización sobre el buen trato a la persona mayor, dando voz y voto al problema de cara a su entorno, e interviene de forma directa en la ciudadanía que haya sufrido o esté en peligro de sufrir vejaciones. Andrea Santana Rivero, de 21 años y recién graduada en el Grado de Fisioterapia en la ULPGC, es colaboradora en esta iniciativa y ayuda a dar visibilidad al propósito.
¿Cuáles son tus funciones principales como voluntaria? «Llevo a cabo acompañamientos. Me traslado a los domicilios particulares y en base al perfil y a la situación de la persona escucho sus vivencias y desarrollo actividades y dinámicas para potenciar la confianza. También realizo llamadas de seguimiento para ver su evolución y brindarles asistencia para efectuar ciertos trámites. Además, organizo cursos de formación y divulgación acerca del abuso, así como talleres de capacitación técnicas y personales».
¿Podrías mencionar algún factor de riesgo para padecer maltrato? «Dentro de los denominados factores de vulnerabilidad cabe destacar: el analfabetismo, el aislamiento social, la falta de autonomía o los problemas de convivencia. En el momento que exista una vulneración de sus derechos, que conlleve una coaptación de su libertad, nuestro deber es velar por que reciban un acceso total a todo tipo de recursos con el fin de defenderles».
«Las víctimas de maltrato han crecido debido a la pandemia»
¿Hay muchas personas implicadas en el proyecto? «Desconozco el número exacto pero está conformado por un sinfín de voluntariado, así como profesionales de la rama social de la Psicología y trabajadores sociales. En relación con las posibles ayudas brindadas, se trabaja en coordinación con Organismos de Salud, Cuerpo Nacional de Seguridad, Servicios Sociales, etc. En definitiva, una gran cadena humana».
¿Cómo ha afectado la crisis del coronavirus a tus labores? «En fases 3 y 4 a causa de la Covid-19, solo se realizan visitas en casos de extrema gravedad, por lo que durante estos meses no he podido hacer varias entrevistas de apoyo psicosocial. El confinamiento provocó que los derechos de muchas personas mayores fuesen vulnerados, pudiendo afirmar que el número de afectadas ha aumentado de manera exponencial».
¿Mediante una llamada telefónica se pueden conseguir los mismos objetivos que al proceder con una visita presencial? «Dependiendo del objetivo en sí, aunque nunca será igual. No obstante, siendo el eje central la persona mayor, hemos tenido que aprender a adaptarnos y reinventarnos con los medios que teníamos al alcance».
«Estar en disposición de dar y recibir amor a partes iguales»
¿Qué sensaciones te ha aportado colaborar en este proyecto? «Creo que no sabría traducirlo en palabras, pero la plenitud y la satisfacción personal que siento cada vez que salgo de un domicilio o de las oficinas de Cruz Roja es inmensa. Ojalá todas las personas pudiesen experimentar esa sensación».
¿Qué consejo le darías a una persona que quisiera seguir tu ejemplo y realizar voluntariado con mayores? «Le diría que siempre van a entregarte más de lo que tú les puedes dar. La mayoría solo desean que les escuchen y sentirse importantes para otra persona, como cualquiera de nosotras y nosotros. No necesitan que te esfuerces en ser la mejor, sino que seas tú misma y estés dispuesta a dar y aceptar amor a partes iguales».