Desde hace meses, la posibilidad de volver o no a las aulas, de forma parcial o completa, ha generado un clima de incertidumbre entre la comunidad universitaria. En gran medida, las opiniones respecto a cómo serán las clases se han decantado de un lado u otro según avanzaban los niveles de contagios y de vacunación contra la Covid-19. El pasado 23 de agosto, Libertad Estudiantil (LE) publicó en un tweet que ese mismo día se reuniría el equipo de dirección de la ULL para decidir la modalidad de los exámenes de septiembre y del curso 2021-22, asegurando que sería, casi seguro, completamente presencial.
Horas más tarde, la Rectora envió un comunicado aclarando que la tercera convocatoria se llevaría a cabo de acuerdo con el escenario 1 de presencialidad adaptada. No obstante, el pasado viernes, 3 de septiembre, tanto LE como la Asociación Canaria de Estudiantes (ACE) y el Consejo de Estudiantes de la ULL confirmaron que las clases comenzarán este mes de forma 100 % presencial, según estableció la Junta de Gobierno de la Universidad en una reunión informativa celebrada el mismo viernes. En caso de empeorar la situación pandémica, se podría dar un paso atrás y retomar el modelo mixto que se ha seguido hasta el momento.
Brian Trujillo, de LE: «Tenemos que aprender a convivir con el virus. La ULL es una universidad presencial»
Brian Trujillo, actual presidente de Libertad Estudiantil, asegura que «desde el primer día nos pusimos en contacto con la Rectora, y nos informó de que esa iba a ser la postura que se iba a plantear en el Comité de Dirección de la ULL». Por ese motivo, su agrupación tomó la decisión de informar con antelación al estudiantado de la posibilidad de una incorporación total para que «pudiera organizarse de cara al nuevo curso y a la convocatoria extraordinaria de septiembre».
A lo largo del pasado año académico mantuvieron el posicionamiento de que lo más acertado era adaptarse a la docencia online y, también, evitar las masificaciones que se producen en las protestas y concentraciones estudiantiles. A pesar de ello, su percepción ha cambiado en la actualidad: «Compartimos totalmente la decisión. Tenemos que aprender a convivir con el virus. Se ha vuelto a la normalidad en los colegios, ¿por qué no en la universidad? La ULL es una universidad presencial».
Samara Ascanio, de ACE: «Estamos de acuerdo en una vuelta paulatina, pero esta es una decisión arriesgada»
ACE, que sí fue partícipe de algunas manifestaciones con ciertas prevenciones sanitarias, prefiere mantener «una postura cautelosa con respecto al inicio de curso presencial», según expresa Samara Ascanio, miembro y claustral de la agrupación. Afirma que están de acuerdo con volver a las aulas paulatinamente, pero «incluso siendo conscientes del gran porcentaje de jóvenes que se han vacunado, no compartimos la decisión del equipo de gobierno de no garantizar la distancia interpersonal de seguridad».
Por ahora, las medidas que se han establecido para el regreso a las aulas se limitan al uso de mascarillas, lavado de manos y ventilación de los espacios, sin respetar las distancias interpersonales, los aforos reducidos o los grupos burbuja. También se contempla el cambio de una clase a otra, en caso de que no cumpla con ciertos requisitos, o la adquisición de medidores de CO2 en el aire. Ascanio insiste en que no todas las instalaciones de la Universidad están preparadas para una vuelta segura, razón por la que, considera, es «una decisión arriesgada».
Elías Pestano, del Consejo de Estudiantes: «Hay división de opiniones, casi un 50/50»
El Consejo de Estudiantes, por su parte, aún no se ha posicionado, pendiente de reunirse en pleno a lo largo de esta semana. Mientras, a través de Instagram, ha llevado a cabo una consulta para conocer cuál es la opinión de la comunidad universitaria, aunque no ha llegado a un resultado concluyente. Como explica Elías Pestano, viceportavoz de comunicación, «hay división entre el estudiantado. Casi un 50 % está de acuerdo y un 50 %, en desacuerdo. Estamos analizando y viendo todas las opiniones para saber qué medida tomar, ya sea apoyar el plan de gobierno o adoptar otra postura».
Entre las preocupaciones expresadas por el alumnado, destacan algunas incógnitas: si alguien se contagia y no puede acudir a clase, ¿se le facilitará una opción online? Sobre todo, lo que prima es la incertidumbre respecto a cómo se evitarán masificaciones y cómo se adaptarán las aulas para grupos numerosos. En cualquier caso, hay quienes piensan que el formato semipresencial es complicado para ciertas carreras, por lo que se manifiestan a favor de la modalidad presencial. Mientras, otras personas creen que las mayores afluencias y el tener que compartir piso para quienes vienen de otras islas conllevarán un aumento de los contagios.
Plataforma de Estudiantes de Tenerife: «Estamos a favor de la presencialidad, pero sin olvidar los problemas previos a la pandemia»
Miembros de la Plataforma de Estudiantes de Tenerife (PET) se reiteran en que «hemos defendido desde un principio tratar de llegar al máximo de presencialidad posible. Estamos a favor de ella, pero sin olvidar los problemas previos a la pandemia», de entre los que destacan la necesidad de contratar profesorado, la habilitación de espacios en desuso y el seguimiento correcto y contundente de los protocolos contra el acoso.
Consideran que volver a la presencialidad completa es «razonable siempre que se respeten las medidas de seguridad», aunque recalcan que «sería mejor una menor cantidad de personas por aula». Este, no obstante, es un problema que opinan que se resolvería atendiendo a las cuestiones antes planteadas, y que tildan de errores estructurales que la institución viene años arrastrando.