Sara González Padilla es estudiante de Periodismo en la Universidad de La Laguna. Desde los cinco años ha jugado a voleibol en el Club Voleibol Cuesta Piedra, donde aún continúa a día de hoy. “Todo empezó porque mi madre y mis tías ya jugaban a vóley y desde chiquita me enseñaron. Básicamente nací con un balón en las manos», asegura la jugadora. «Cuando mi tía iba a entrenar yo siempre iba a verla y me ponía por fuera a tocar yo sola la pelota en la pared con el uniforme de colegio”, añade.
González también ha participado en el Campeonato de Canarias y de España. En su última temporada como alevín, con 11 años, fue convocada para la Selección Canaria Infantil. Después llegó su primer torneo nacional donde, además, consiguió vencer junto a su equipo. “Ahí comenzó, por así decirlo, la época de las competiciones. Al año siguiente quedamos subcampeonas y pude representar a las Islas durante cuatro años”, señala la estudiante.
Actualmente, es jugadora del conjunto mixto universitario Escuelita donde, tal y como dice Sara González, “la ULL ofrece todo tipo de facilidades para los deportistas”. Además, junto a sus compañeros, ha ganado por segundo año consecutivo el Trofeo Rector absoluto de esta modalidad. Sin embargo, no se basa todo en un pabellón ya que en verano deja un lado los tenis y las rodilleras y su actividad se centra en la arena, concretamente, en el vóley-playa. Una disciplina que le encanta y le ha llevado, también, a disputar torneos autonómicos en sub17, sub19 y sub21.
“Llevar casi toda mi vida en este deporte me ha hecho aprender valores como el compromiso y la humildad”
A lo largo de toda su trayectoria como deportista, solo hubo cuatro años en los que se separó del C.V. Cuesta Piedra para fichar en el Aguere, donde compitió siguiendo un alto nivel tanto deportivo como disciplinario. A raíz de este momento, tuvo la oportunidad de entrenar y jugar en el combinado de Superliga 1 con auténticas profesionales como Nira Pérez, Arkía y Romina Lamas, lo que le llevó a un gran crecimiento y aprendizaje.
Define al C. V. Aguere como “un club que se caracteriza por la seriedad y la disciplina, por lo que no sólo crecí como jugadora sino también como persona”, y a su entrenador, Adrián Fernández, como una persona que “movía cielo y tierra por nosotras”. Recuerda su último año en este conjunto como juvenil como uno de los mejores, ya que se alzaron con el segundo puesto y fue nombrada mejor líbero de Canarias. La futura periodista admite que “llevar toda la vida en este deporte me ha hecho aprender valores tan importantes como el compromiso y la humildad”.
Después de su breve paso en otra escuadra, regresa al equipo de sus orígenes, donde disputa encuentros de la Superliga 2. Es en esta etapa cuando su rutina cambia, ya que cada 15 días viaja a la Península para disputar los distintos choques. Estos constantes desplazamientos, que coinciden con la vida universitaria, hacen que la planificación de entrenamientos y estudios se vuelva vital para la joven. “En determinados momentos me agobio por la falta de tiempo, pero realmente considero que sin el deporte mi organización en cuanto a los estudios sería más difícil”, concluye.