En torno al 80 % del agua que se consume en Tenerife procede de su acuífero subterráneo. Este recurso tan necesario se extrae gracias a los pozos y las galerías que se distribuyen por la geografía de la Isla. Es por ello, que el Consejo Insular de Aguas del Cabildo de Tenerife (CIATF) ha encargado a la Universidad de La Laguna (ULL) un estudio en el que se esclarezca la procedencia de los índices de nitratos en estas masas acuosas.
Candelaria Martín, geóloga de la institución académica, es una de las componentes de este proyecto que coordina Basilio Valladares, director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias, y en el que también participan otros especialistas en hidrogeología y geotecnia (Elzbieta Skupien y Margarita Gutiérrez González), petrología y geoquímica (Ramón Casillas Ruiz y Agustina Ahijado Quintillán), edafología y química agrícola (Marisa Tejedor Salguero, Concepción Jiménez Mendoza, Francisco Díaz Peña y José Manuel Hernández Moreno), microbiología y parasitología (Cristina González Martín).
La actividad surge como una demanda por parte del CIATF para analizar la problemática de los nitratos. Martín aseguró que “esta situación se conoce desde hace tiempo. Los niveles no son excesivamente altos, pero es cierto que en determinadas zonas, como en el Valle de la Orotava, Güimar, la Isla Baja o en Valle Guerra, los valores son mayores”. La recomendación es que no sobrepasen los 50 miligramos por litro. Todas estas zonas presentan una intensa explotación agrícola”, afirmó.
Por esta razón, en el año 2000 fue declarada zona vulnerable a la contaminación por nitratos de origen agrícola el acuífero costero de la Orotava, con la consecuente implantación de diversas medidas correctoras. Sin embargo, y pese a haber transcurrido más de 15 años desde que se iniciaran estas actuaciones, no se ha observado un descenso significativo en los niveles de nitratos. Ello ha llevado a considerar que, o bien periodo de renovación del sistema subterráneo es más largo, o que la presencia de nitratos en las aguas no se deba exclusivamente a la agricultura. Además, expuso que también podrían influir los vertidos de las aguas residuales provenientes de pozos negros. Estas hipótesis se dilucidarán en la investigación; para ello, se estudiará el papel de la zona de tránsito como elemento de depuración natural. “La idea es tener recursos hídricos con parámetros óptimos”, subrayó.
El objetivo de este nuevo estudio, es discriminar el origen de los nitratos disueltos en las aguas, pues «en muchas ocasiones se ha achacado este problema a prácticas agrícolas poco adecuadas, sobre todo a la sobrefertilización de los cultivos”, y éste podría no ser el único origen, explicó.
“La idea es tener recursos hídricos con parámetros óptimos”
La ingestión de altas concentraciones de nitratos puede afectar a la población infantil, provocando el denominado síndrome del bebé azul o, incluso, presentarse como un precursor cancerígeno. “En la actualidad, los niveles en la isla no son preocupantes y no afectan a la salud», aseveró.