Si por algo se conoce a la tiradora de tiro al plato María Quintanal es por su medalla olímpica de plata en la modalidad de foso olímpico en los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004. En la actualidad vive en Las Palmas de Gran Canaria y, tras un parón en 2014, ha vuelto a este deporte con más ganas que nunca. En estos últimos años ha competido en numerosos torneos para ganarse una plaza en los próximos Juegos de Tokio 2021. Nació en Bilbao y comenzó a tirar a la temprana edad de 16 con la ayuda de su padre, que fue quien la introdujo en este deporte. Tal y como asegura, la mayor parte de los tiradores se adentran en este entorno por la cacería, y su padre fue uno de esos cazadores.
La deportista lleva más de dos décadas viviendo en Canarias. Entre risas relata que los canarios actúan de manera totalmente distinta a los vascos y que tienen una forma de ser más cariñosa y abierta. Tras su experiencia trabajando y tirando en las Islas, apunta que hay mucha afición debido a la cantidad de cazadores que conocen el uso del arma.
Es una mujer que une la pasión por el tiro con el trabajo. «Ahora mismo trabajo para la Federación Canaria de Tiro y no tengo el tiempo suficiente para poder entrenar todo lo que yo quisiera», confiesa. En el pasado tenía ayudas que le permitían compaginar ambas acciones. Su situación actual ha cambiado pasando de trabajar un jueves, viajar esa misma tarde a la península, ejercitarse un viernes y así poder competir sábado y domingo. Se queja de la situación que sufren los deportistas en España ya que, en países como Estados Unidos, Rusia e Italia, el Estado permite que tengan días libres para prepararse y competir.
«Ahora mismo trabajo para la Federación Canaria de Tiro y no tengo tiempo suficiente para entrenar todo lo que yo quisiera»
Su carrera ha estado llena de altibajos. Por motivos profesionales y personales, abandonó la Federación Española de tiro en el 2005 pasando a competir con la República Dominicana, después de su nacionalización. El divorcio de su pareja fue la causa de su retirada temporal de los campos después de su retorno en 2009. Estas circunstancias influyeron negativamente en su trayectoria deportiva e hizo que no reapareciera en las competiciones de manera profesional hasta el año 2014 en la Copa del Mundo que se celebró en Granada.
Narra lo emocionante que fue participar en 1996 en sus primeros Juegos Olímpicos, en Atlanta, a pesar de no llevarse ningún metal a casa, y la experiencia inolvidable de sus segundos Juegos, los de Atenas 2004, donde sí obtuvo el reconocido galardón. «Iba un poco más preparada, sobre todo técnicamente», comenta. Gracias a las numerosas competiciones que había ganado, como ser campeona del mundo en la modalidad de doble trap o campeona de Europa en foso olímpico, creció en autoestima y alcanzó la fuerza mental suficiente para lograrlo.
Tal y como describe, sus recuerdos sobre ese día se remontan únicamente al temporal de lluvia y viento que había en esa final, el mal tiempo llegó a ser el principal protagonista. «Fue terminar y ver en el marcador mi nombre en el número dos. Ahí te das cuenta de que habías hecho podio», afirma. Esa medalla fue el premio del duro camino recorrido para llegar hasta ahí.
Algo que critica la atleta olímpica es que «ya me daban por ganadora sin haber tirado». Recibió presiones y escuchó comentarios sobre que conseguiría el oro simplemente por haber obtenido el título de campeona del mundo. Opina que todo se resuelve el día de la competición, donde pueden surgir inconvenientes como es el no tener la concentración suficiente para poder tirar los platos, coincidir con una meteorología desfavorable o no conseguir distinguir los discos con claridad.
- Según ha pasado el tiempo, su carrera y logros han ido creciendo. En el momento en el que decidió reincorporarse después de su parón de nueve años, lo hizo apoyándose en un profesional que la orienta en los aspectos de esta disciplina. En la actualidad es una de las deportistas afortunadas por tener títulos, además de ser la única mujer en el tiro que posee una medalla olímpica. A todo esto y entre risas habla sobre su palmarés: cinco europeos y un mundial, además de otros tantos por equipos.
A sus 50 años, y con sus problemas de visión por un ojo vago, sigue compitiendo al máximo nivel y obteniendo buenos resultados, o como ella expresa: «¡Sigo dando guerra!». En varias ocasiones ha confesado que la alta competición le viene cada vez más grande porque exige más concentración, fuerza física y esfuerzo mental.
La bilbaína comenta cómo ha visto crecer este deporte y cómo personas de todas las edades se han unido a la práctica del tiro. Cada vez son más quienes lo practican y que deciden competir en los pequeños encuentros que se realizan en las distintas islas. Este aumento, confiesa, ha hecho que el tiro olímpico se haya profesionalizado y que cada vez sean más numerosos los torneos internacionales.
«La alta competición me viene muy grande. Aunque tenga experiencia, el competir a un nivel tan alto no es fácil, sobre todo mentalmente»
Si en algo cree es en la terapia positiva que puede ser este ejercicio. «A quienes son muy introvertidos esto les va de fábula», afirma Quintanal. Hay grandes campeones que tienen poca habilidad para integrarse, pero con la ayuda del tiro se meten en su burbuja y se centran en lo que tienen delante. Como ejemplo narra el caso que ocurrió en el colegio de su hija. Ofreció una charla y llevó los equipamientos y materiales necesarios para que los asistentes probaran esta actividad. «¡Aquello fue una locura!», expresa la medallista.
A partir de ese momento, después de comprobar el éxito de la charla, anima continuamente a la Federación para que participe en colegios, institutos y universidades.
Si por algo se conoce a María Quintanal es por su capacidad de interactuar y ser humilde con la gente. «Creo que en el deporte tienes que ser humilde, si no es así, es malo», afirma.
En estos momentos, con la situación de la Covid-19, se ha producido un paréntesis en todos los concursos, que han sido pospuestos para el próximo año 2021 provocando en la tiradora, y en los deportistas en general, un gran desánimo: «Tenía ganas, y mucha ilusión, pero con todo esto me vine muy abajo».
«Es muy difícil ganar la plaza olímpica»
Conseguir un hueco para participar en unos Juegos no es tan fácil como se piensa. Según las declaraciones de la tiradora, «para ir a unos Juegos Olímpicos lo primero que tienes que hacer es jugarte la plaza», es decir, se tiene que ganar el primer puesto, si se ofrece solo una, o hasta el segundo lugar, si se ofrecen dos, en las distintas competiciones en las que participe un deportista.
En el deporte del tiro olímpico, actualmente, se ha añadido una plaza por ranquin según el puesto que se tenga en la clasificación internacional, hecho novedoso desde hace un par de décadas. Lo difícil es que, es tu propia federación la que te lleva a esos campeonatos o copas del mundo o Europa, confiesa la deportista, es empezar desde un primer escalón e ir subiendo de competición en competición, es decir, pasar de un regional a un nacional, de un nacional a un europeo, y de un europeo a uno mundial. De esas plazas que se ganan, la propia Selección elige a los mejores para que jueguen en los Juegos Olímpicos de ese año.