Darío Hernández, profesor de Filología Española de la ULL, es, además, fundador y coordinador del II Simposio Canario de Minificción. Este año, el encuentro se titulaba Los géneros minificcionales. Historia, teoría y práctica, y tuvo lugar en la Sección de Filología de la Universidad de La Laguna, donde se reunieron autores, estudiantes y teóricos de diversos puntos geográficos para compartir los conocimientos y la experiencia que poseen del género. Un encuentro que dejó tras de sí un halo de literatura y reinvención del que PERIODISMO ULL se hace partícipe.
¿Cómo definiría los géneros minificcionales? «Son aquellos géneros literarios y audiovisuales que tienen como característica esencial la concisión estructural. Hablaríamos del grado máximo de concisión al que se puede llegar sin perjudicar al resto de rasgos también definitorios de un género. Por ejemplo, dentro del supergénero de la narrativa existen distintos géneros como son la novela, la novela corta, el cuento y el microrrelato. Todos ellos comparten una serie de propiedades comunes que son las que los vinculan a dicho supergénero, pero lo que los distingue es el diferente grado de concisión de cada uno de ellos. Este se extrema en el microrrelato, que forma parte, por tanto, del campo de la minificción. Y entre lo uno y lo otro está el quid de la cuestión: un microrrelato puede ser todo lo breve que se quiera siempre y cuando no deje de contar una historia».
«Lo importante no es la extensión, sino cuánto transmite un contenido»
La brevedad es lo que define a estos géneros, ¿se puede así contar grandes historias? «Se puede ser breve y no ser conciso. La brevedad parece tener que ver más bien con una cuestión cuantitativa: número de palabras, de páginas o de minutos. La concisión, por el contrario, afecta más bien a lo cualitativo y es un concepto que se intuye más cercano a valores propios de la minificción como el de la precisión expresiva, la síntesis estructural, el arte de la elipsis… Lo importante no es la extensión de un texto, sino cuánto puede ese contenido transmitir y de qué manera. En este sentido, la buena minificción aporta muchísimo. ¿Cuánta experiencia vital cabe en un haiku? ¿Cuánta sabiduría puede resumir un aforismo? ¿Cuánta carga narrativa puede albergar un nanometraje?».
¿Podría nombrarme alguno de los autores más destacados en este tipo de géneros? «Son tantos y tan buenos que la lista sería interminable. Te puedo nombrar a los geniales autores que participaron en nuestra segunda edición del Simposio Canario de Minificción: Silvia Sánchez, Carmen de la Rosa, María Gutiérrez, Belén Lorenzo Francisco, Ernesto Rodríguez Abad, Juan Yanes, Azucena Franco, Dina Grijalva, Isabel Martín, Juan Romagnoli, Juan Luis Calero, Paola Tena Ronquillo, Esther Andradi, Roy Laguna, Lorena Escudero, Sergio García Clemente, Yurena González Herrera o Ildiko Nassr; autores canarios, españoles e hispanoamericanos que demuestran la enorme fuerza y calidad que tiene la minificción actualmente en el mundo hispánico».
«El ciberespacio es una buena plataforma para la difusión y promoción de obras, pero lo importante es el valor de las mismas»
En un mundo digitalizado donde las redes sociales se convierten en la tribuna de nuevos creadores, ¿han sido estas el nicho perfecto para la proliferación de los géneros minificcionales? «El ciberespacio ha sido, sin duda, una estupenda plataforma para la difusión y la promoción de la obra de muchos autores de minificción, aunque, como es lógico, lo importante no es el medio en el que se publican o se dan a conocer las obras, sino la calidad de las mismas. Las redes sociales, las webs, los blogs, permiten una rápida y masiva circulación de textos y otras composiciones audiovisuales, pero lo importante es el valor intrínseco de esas producciones artísticas, lo cual determinan los lectores y espectadores, entre los que se encuentran también los investigadores y críticos».
Hay diversos proyectos enfocados en esta temática… «Cabe mencionar la labor llevada a cabo por los integrantes del vigente Proyecto de Investigación I+D+I MiRed. Microrrelato. Desafíos digitales de las microformas narrativas literarias de la modernidad. Consolidación de un género entre la imprenta y la red, encabezado por la profesora Ana Calvo Revilla, de la Universidad CEU San Pablo (Madrid) quien fue ponente inaugural de nuestra segunda edición del Simposio Canario de Minificción, con un conferencia sobre la producción micronarrativa del escritor tinerfeño Juan Yanes, autor del blog Máquina de coser palabras«.
«Rubén Darío fue quien inició el camino de la producción micronarrativa»
¿Cree que se pueden equiparar estos géneros al canon habido en la literatura? «Por supuesto, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos de los grandes autores de nuestra literatura en Lengua Española, por no salirnos del ámbito hispánico, cultivaron con asiduidad los hoy denominados géneros minificcionales. En España, sin ir más lejos, se encuentran entre los precursores del género del microrrelato escritores de la talla de Juan Ramón Jiménez o Ramón Gómez de la Serna. Y fue el mismísimo Rubén Darío quien inició el camino de la producción micronarrativa en nuestra lengua. Con otros géneros minificcionales ocurre lo mismo. Además, gracias a los investigadores, teóricos y críticos dedicados a la minificción se ha ido rescatando y dando a conocer todo este material literario y artístico, situándolo en el lugar que le corresponde».
Este es el II Simposio que se realiza, ¿cómo ha sido la acogida? «Ha sido una experiencia maravillosa desde el punto de vista académico y humano. Tanto yo como los profesores José Antonio Ramos Arteaga y Nieves María Concepción Lorenzo, los otros dos coordinadores del Simposio, así como el conjunto de miembros del Comité Organizador hemos quedado muy satisfechos con el evento».
¿Lo mejor del evento? «Aunque siempre hay cosas que mejorar, lo cierto es que los asistentes y participantes en el Simposio nos transmitieron en todo momento su agradecimiento y su alegría. Fue todo un lujo y un honor contar con profesores, investigadores, creadores y estudiantes no solo de nuestras Islas y de otros lugares de España (Madrid, Sevilla, Córdoba, Cáceres, Barcelona, Salamanca…), sino de otros países tan diversos como Argentina, México, Costa Rica, Colombia, Inglaterra, Islandia, Nueva Jersey o Kentucky. Más allá del tratamiento teórico e histórico de la minificción, que es lo nos reúne, está todo este contacto personal e intercultural que abre fronteras y nos conecta de una manera tremendamente positiva y gratificante».
«La teoría minificcional abre vías de interpretación valiosas e innovadoras»
¿Cree que se conoce lo suficiente el trabajo que conlleva el cultivo de estos géneros minificcionales? «Sin duda, la teoría minificcional debe seguir avanzando y profundizando no sólo en el conocimiento estético e histórico de los géneros minificcionales, sino también en la difusión de los mismos, pues son géneros que tienen mucho que aportar a los receptores y creadores, dado que abren vías de interpretación y expresión verdaderamente valiosas y, muy a menudo, innovadoras».
¿Encuentra alguna variante en las Islas Canarias? «Los autores de minificción que tenemos en nuestras Islas son cada vez más numerosos, y su calidad es, en términos generales, incuestionable, reconocida internacionalmente. Quizá las posibles particularidades de la minificción canaria, cuando las hay, tengan que ver más bien con la selección por parte de los creadores de los temas, referentes y motivos literarios y artísticos, a veces vinculados directamente con nuestro entorno; pero en un mundo como este contemporáneo ya globalizado, cada vez cuesta más circunscribir las obras desde perspectivas geográficas».
El próximo Simposio será en el año 2019, ¿sobre qué versará? «Sí, ciertamente ya estamos pensando en nuestra tercera edición, que tendrá lugar de nuevo en la Universidad de La Laguna. La temática de nuestro próximo Simposio, no obstante, es algo que tenemos aún que concretar, pero es posible que tratemos la minificción desde una perspectiva de género, reflexionando sobre las posibles influencias de la feminidad y la masculinidad sobre la creación minificcional, creando mesas de debate sobre la situación de la mujer en este ámbito concreto de creación literaria y artística que es la minificción… En cualquier caso, como digo, es algo que todavía está por decidir».
- Fotografía: Daniel Plasencia Cortés.