En su teléfono móvil, Amanda Negrín lee estremecida el testimonio de una de las muchas personas que escriben a la ONG Balanced World sobre cómo las recientes erupciones volcánicas de La Palma han afectado a sus vidas. Ella es una de las profesoras de Trabajo Social que secundó la iniciativa de esta organización sin ánimo de lucro, colaborando con la habilitación de puntos de donaciones en la ULL para las familias afectadas. Concretamente, se ubican en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, en los edificios de Derecho y Periodismo.
También hay otros cuatro espacios repartidos por Tenerife, establecidos por la ONG, a los que se puede ir a donar. Estos son Servymaq Santana, las Pirámides de Güímar, el Centro de Estética y Bienestar Kalon y la Multitienda Parque de La Higuerita. Otra posibilidad es realizar aportaciones económicas a través de su página web.
Desde productos de higiene hasta alimentos no perecederos y vajillas, pasando por ropa, toallas, calzado y medicamentos, las cajas con donaciones se almacenan provisionalmente en un aula de la Pirámide para ser enviadas a las familias afectadas de la Isla. Allí, los bienes se clasifican y empaquetan para, posteriormente, trasladarlos y repartirlos.
Desde su cuenta de Instagram, Balanced World informa sobre cuáles son las necesidades más apremiantes y recuerda la necesidad de que las personas damnificadas no caigan en el olvido, porque, según afirma Amanda Negrín, se verán duramente afectadas durante mucho tiempo.
Además, la docente destaca que, como ocurre con muchas causas solidarias, estas tienen un impacto social relevante cuando son recientes y están mediatizadas. No obstante, con el paso del tiempo y la irrupción de otros temas de interés, pasan a un segundo plano. Considera, por tanto, que no se debe dejar de colaborar, aunque poco a poco pueda parecer que la erupción y sus consecuencias se van quedando en el pasado.