Esto no será una crónica normal, no vengo a contarles lo que sucedió el día de ayer en la presentación de Desayuno para el muerto porque ni yo misma lo sé. En el Ámbito Cultural de El Corte Inglés tuvieron lugar las presentaciones de dos libros. El primero, El Edén de las manitas de cerdo, de Enrique Pérez Balsa, y el segundo, Desayuno para un muerto, de Jesús Javier Corpas, a las siete y a las ocho de la tarde. Estas dos obras de novela negra, integradas en el ámbito del Festival Atlántico del Género Negro Tenerife Noir, han sido publicadas por la misma editorial, M.A.R. y, por tanto, las charlas se unificaron sin previo aviso.
Podrán imaginar mi sorpresa al ver que el acto se acababa seis minutos después de sentarme, sacar la libreta, coger el bolígrafo, poner la grabadora y solo llegar a apuntar «los géneros hay que bastardearlos todo el rato» en una inmensa y aterradora hoja en blanco. Pero todavía quedaba tiempo para la sobremesa.
“La novela me permite que la gente se divierta mientras aprende la misma historia pero de una manera más amena”
De esta manera, Jesús Javier Corpas cuenta, por ejemplo, con mucha diligencia, que Pamplona es una ciudad más misteriosa de lo que la gente piensa. En esta localización se ubica Desayuno para el muerto por las numerosas tramas de espías y conspiraciones que se suceden. Además, el hecho de que se base en pleno festejo de los Sanfermines propicia la ocasión perfecta para camuflar todo los crímenes.
Esta narración no le es nada inusual al autor, ya que comenzó sus andaduras en las letras escribiendo para revistas militares. Por lo tanto, en este caso el comandante de infantería destinado en el CNI, Óscar Serrano, tendrá que resolver un caso, en un solo día y con el fondo de la fiesta de San Fermín como escenario.
Corpas se decidió por el formato de la narrativa porque quería contar los mismos hechos, pero de una forma más libre que en los libros técnicos. “La novela me permite que la gente se divierta mientras aprende la misma historia pero de una manera más amena”, afirma.
«El hombre está acostumbrado a que la mujer sea la sumisa»
“A nosotros, hombres, como somos imbéciles, en cuanto te hablan de sexo y encima dinero gratis, la sangre del cerebro se te baja a otra parte. Cualquier atisbo que tengas de inteligencia se convierte en estupidez”, apunta Enrique Pérez Balsa. Y es que El edén de las manitas de cerdo, se basa en un protagonista que decide ejercer la prostitución pensando que es el trabajo soñado: relaciones sexuales y que te paguen por ello. En cambio, se va desencantando cuando se da cuenta de que el sector no es así de ideal y que sus clientas se convierten en las dueñas de su cuerpo.
A pesar de que parezca un tema simple, con el toque de humor que plantea, va mucho más allá y crea una crítica al sistema de la prostitución: “El hombre está acostumbrado a que la mujer sea la sumisa, aquí te das cuenta de que no, de que te puede pasar lo mismo”. Por lo tanto, Pérez Balsa invita a la reflexión del lector con su obra.
Los nuevos clásicos
Miguel Ángel de Rus, escritor y editor de la empresa M.A.R., intenta publicar volúmenes que se salgan de los cauces habituales de la novela negra, como son los dos casos de Pérez Balsa y Javier Corpas. Su editorial es asidua al Festival Atlántico del Género Negro, siendo la única que ha sido invitada periódicamente. A pesar de esto, afirma que es muy difícil mantener la compañía en tiempos como estos, porque “hay dos grandes grupos editoriales que se lo quedan prácticamente todo, que son Planeta y Random House”.
Para combatir este monopolio del mercado y seguir a flote, Miguel Ángel destacó que desde sus dos editoriales, M.A.R. e Irreverente se tiene una idea muy clara del contenido que se quiere ofrecer al lector y de esta manera “lo que estamos haciendo es la biblioteca que nos gustaría tener”. Él aboga por un tipo de obras que se salgan de la norma y sobre todo de la línea del ejemplar de gran consumo, “no apostamos por el best seller sino por libros que puedes volver a releer, es decir, los nuevos clásicos”.
En cuanto al e-book, para de Rus es una manzana envenenada, porque “ahora o eres muy grande o no existes, entonces todos los pasos intermedios están desapareciendo y eso es, en parte, gran culpa de esta forma de consumismo voraz que ha creado Internet”.