La misión canaria a la tumba tebana 209 y su entorno inicia esta semana el trabajo de campo en Luxor. Con esta, son ya seis las campañas arqueológicas desarrolladas por el equipo de la Universidad de La Laguna, que este año, como el anterior, cuenta con el apoyo financiero de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias y la Fundación Palarq de Barcelona.
El responsable del proyecto es Miguel Ángel Molinero Polo, profesor titular de Egiptología en la ULL, quien explica los avances realizados en cada una de las campañas anteriores: el primero, la identificación del emplazamiento de propia tumba (denominada TT 209) perdido desde hacía décadas.
En las siguientes incursiones, ya centradas en el interior, el equipo canario consiguió reconocer la cronología del edificio y de sus diferentes reutilizaciones, el nombre del individuo para quien había sido construida, de origen extranjero (nubio) y los cargos que desempeñó en el Egipto gobernado por la dinastía venida de Nubia. Concretamente, se trataría de Nisemro, que entro otros títulos, ostentaba el de «supervisor del sello”, quien vivió durante la Dinastía XXV (c. 747 a 664 a.C.), originaria de la ciudad-estado de Napata (Kush).
También habían empezado a aparecer, directamente sobre el suelo de algunas cámaras, los testimonios del ritual de culto que se celebraba por los difuntos depositados en su interior.
Alcanzar el fondo de los dos pozos de enterramiento y concluir la excavación de la sala de pilares
En esta nueva campaña, el equipo de arqueólogos liderado por la Universidad de La Laguna espera alcanzar el fondo de los dos pozos de enterramiento y concluir la excavación de la sala de pilares, la única que aún no ha sido completamente despejada. En el exterior de la tumba, el objetivo es identificar la entrada principal y el perímetro de las construcciones que componían la parte visible en superficie del monumento funerario e iniciar la protección de los muros.
Este invierno, en que el trabajo de campo volverá al exterior de la tumba, la perspectiva se amplía con aspectos que no suelen ser analizados en excavaciones arqueológicas, lo que implica ensayar métodos diferentes de trabajo. Por ejemplo, se empezará a analizar los sedimentos dejados por las riadas que han entrado y cubierto las cámaras, venidos a través del wadi Hatasun, el barranco en el que se ubica la TT 209 y que está colmatado por las tierras y objetos arrastrados por las aguas caídas en la montaña tebana. La presencia de estos sedimentos confirma que la lluvia también cae en el desierto occidental y uno de los objetivos es identificar cuál es la periodicidad con que las precipitaciones caían en el pasado.
Un segundo propósito que se abordará en el exterior es reconstruir el paisaje ritual en que se erigió la tumba, para lo que se iniciará el estudio de una calzada que circula por la parte superior de la ladera y que pudo ser utilizada en procesiones con las figuras de los dioses traídas desde los grandes templos ubicados en la orilla oriental de la ciudad.
Como en todas las ocasiones precedentes, el trabajo de campo podrá seguirse a través del diario de campaña del profesor de la ULL Miguel Ángel Molinero Polo en el sitio web de la Misión y por Facebook.