Atri Galván es una artista tinerfeña que desde pequeña siempre ha estado motivada por los conocimientos de costura y joyería de sus familiares. Comenzó estudiando estilismo e indumentaria, pero con el paso del tiempo empezó a interesarse por la joyería contemporánea. Es alumna de Pilar Cotter, una reconocida joyera canaria. Sus piezas se encuentran disponibles para su compra en el TEA, Tienda y Sala de Arte Bronzo y su página web. Asegura que: «La joyería era mi plan B, pero ahora es mi plan A».
«Mi mayor inspiración es la naturaleza»
¿Qué estudió? «Estilismo e indumentaria en la Escuela de Arte. Empecé por ahí. Haciendo diseños, creando mi marca de ropa, Además, trabajo en lo audiovisual, en películas y en publicidad, pero siempre en vestuario. Más tarde, estudié joyería con Pilar Cotter. Es una artista que trabaja la porcelana. Sigo yendo a clase con ella y llevo siete u ocho años».
¿Qué le empujó a estudiar estilismo e indumentaria? «Los conocimientos de costura de mi madre. Estudió moda y siempre tenía patrones y telas en casa. Hacia ropa para ella y para el resto de la familia».
¿Y la parte de la joyería? «Por mi padre. Era tornero industrial, al igual que mi abuelo y mi hermano. Cuando no sabía hacer pulseras de metal, le pedía que los soldara y me ayudara a crear porque empecé haciendo cosas con alambres o plásticos. Combinaba esto con el vestuario y el diseño. Hasta que llegó un momento en el que lo dejé a un lado y me centré en la joyería. He ido sacando colecciones y presentándome a concursos con mis joyas».
Por lo que, ¿se podría decir que el arte siempre ha estado presente en su vida? «De alguna forma el arte y la artesanía siempre han formado parte de mi día a día, es decir, el hacer cosas con las manos. Desde pequeña me ha gustado dibujar, la música, el cine, y en mi familia igual. Siempre había mucha información artística. También ha estado muy presenta la naturaleza, que es lo que me suele inspirar. Por eso me gustan ciertos tipos de materiales que voy viendo a mi alrededor y usarlos para cosas que no son utilizados. Es lo que te hace darle vueltas a la cabeza y pensar».
«Llevo creando piezas desde hace siete años«
¿Cuándo comenzó a crear joyas? «Empecé desde adolescente. Con bolitas, alambres, entre otros. Le pedía ayuda a mi padre para cortar ciertos materiales. Luego con plásticos que encontraba o incluso piedritas. Siempre voy por ahí mirando al suelo buscando materiales que pueda usar. Pero, todo comenzó a partir de que empecé a estudiar joyería con Pilar. Llevo creando piezas desde hace aproximadamente siete años».
¿Recuerda cuál fue la primera joya que creó? «La primera la hice con Pilar. El ejercicio era crear un collar. Estuve no se ni cuanto tiempo haciéndola. Fue cuando comencé a trabajar con plásticos, por lo que el collar es sobre todo de ese material derretido. Siempre me voy complicando la vida, pues iba añadiendo cosas que aprendía a hacer en el momento».
¿Cuáles son esos aspectos que iba añadiendo? «Por ejemplo: argollas, ciertas formas que hay que cortar con la segueta, soldaduras. Iba aumentando la dificultad todo el rato. Recuerdo usar unas virutas de nailon que había utilizado en uno de los concursos de colecciones de ropa al que me presenté. Las puse todas cosidas con purpurina y resina. También alambre de metal y de nailon. Primero comencé haciendo esas piezas extrañas y luego mejor hechas, y de ahí pasé a las colecciones».
«La ropa lleva un proceso mucho más largo»
¿Recuerda la sensación que tuvo al haber creado su primera colección? «En esa época estaba estudiando un curso de patronaje industrial. La ropa lleva mucho trabajo. Haces el patrón, cortas la tela, la coses…. Es un proceso más largo. Pero, con las joyas el material lo coges desde el principio, lo vas transformando y dándole la forma que quieres. El resultado es más inmediato, pero también puede llegar a ser muy frustrante, se te funde el metal, no se suelda bien una pieza. Depende del día y de como estés te sale o no. Pero puedo, por ejemplo, comunicar ciertos aspectos. Las piezas de joyería son otro tipo de lenguaje. Además de que es más minucioso y pequeño, como si fueran mini esculturas».
¿Qué materiales utiliza y por qué? «Plásticos, virutas de metal, latón, plata, resina, textiles. El último material que estoy incorporando es la porcelana. Pero, me encantan todos los materiales. Me saqué el carnet de artesana a través de un concurso. Las bases eran plata, oro y platino. Nada de, por ejemplo, latón. En la joyería contemporánea cualquier cosa, hasta un pequeño trozo de papel, puede llegar a ser una joya porque es un nivel más artístico. Pero ellos no lo consideran así. También tenías que presentar una serie de ejercicios con unas piedras. Pensaba que no me iban a dar el carnet. Ja, ja, ja… Pero aprobé el examen a la primera».
¿Ha realizado cursos para saber cómo tratar otros materiales? «Realicé uno en Barcelona de patina sobre metal. Me encanta todo lo oxidado y en el curso vas oxidando cobre, latón y alpaca. Vas poniéndoles una misma receta química e iban reaccionando de distintas formas dependiendo del material. Me sentía como una niña pequeña jugando».
«Mi primera colección era muy sencilla y minimalista»
¿Recuerda el orden de las colecciones que ha creado? «La primera colección que saqué a la venta fue la Nº 0, consta de semicírculos de latón y de plata. Era muy sencilla y minimalista. Cortar semicírculos, rematarlos y poco más. Luego vino Laurus-Laurisilva. Son montajes con ramitas que fui tallando en cera y luego se la di al fundidor para que lo fundiera. Después vino Umbilical. Más tarde, Recuerdo, creo que es la mejor que he hecho. Eran piezas que encontré en casa de mi familia. Unos anillos, unos botones, unas piezas de cristal verdes, a los que les fui sacando moldes y las saque en resina. Por último, Good Luck, son unas manitas de diferentes tamaños que tallé en cera. Se me partían dedos, me dejaba la vista tallando, pero al final salieron bien».
Una de las colecciones que más me llama la atención es Umbilical, ¿podría explicar qué es? «Es la colección en la que más realizada me he sentido por la conexión con mi padre. Me enteré de que tenía una enfermedad y decidí hacer algo con él. Tengo recuerdos de ver el suelo lleno de virutas de metal de cuando soldaba. Esas virutas me recuerdan a la lava. Quienes se dedican al metal reconocen que es un cordón de soldadura, pero los que no, ven lava».
¿Cómo fue el proceso de creación? «Un día le pedí que hiciera formas redondas de cordón de soldadura. Las soldó con un electrodo de hierro y yo use la escoria, que son los restos que suelta la soldadura. A esa figura le saqué el molde en silicona, agregué cera y se la llevé al fundidor para que la sacara en placa de latón o plata. Después le di calor para que tuviera la forma que quería. Es un proceso muy largo, pero gratificante».
Por otro lado, Plastic es una colección que a primera vista no tiene nada que ver con las anteriores, ¿cómo se le ocurrió crearla? «Me gusta mucho experimentar. Está conformada por un collar de 12 metros hecho con pajitas de plástico y unos broches de tapas de botellas. Me inspiré en el plástico que veo siempre en las playas o por la calle. Para el collar, haciendo limpia en el taller, encontré una pieza que mi hermano me dijo que eran unas llaves para sacar los radiocasetes de los coches. Corté la parte de atrás y al verla me recordó a las chapas de los refrescos, por lo que lo convertí en el cierre de la pieza principal de la colección, el collar. Estuve tiempo haciéndolo porque las pajitas había que cortarlas una a una y unirlas por una cuerda. Fue mi locura de hacer algo divertido y colorido».