Carlos Chico lleva su exposición itinerante ENPAREJADAS a los Silos. En ella se puede apreciar el trabajo que realiza el fotógrafo pasense retratando a treinta parejas en diferentes situaciones de su vida doméstica sin más abrigo que su propia piel. Una muestra dominada por el blanco y negro y la naturalidad de la estética heterogénea de los distintos cuerpos retratados, sustentada por tres pilares: la aceptación de uno mismo, la belleza artística del desnudo y la música que arrulla los cuerpos en cada imagen.
La colección de fotografías, que ya se mostró en la Sala de Exposiciones del Parque García Sanabria en Santa Cruz de Tenerife y en el antiguo convento de Santo Domingo en La Laguna, estará en la sala de arte Sebastián Pérez Enríquez de los Silos hasta el domingo 23 de octubre. Se podrá visitar de 17.00 a 20.00 horas de lunes a viernes y de 10.00 a 13.00 los domingos. Después continuará su periplo por el Espacio Cultural Real 21 en los Llanos de Aridane, La Palma, y por Sala el Charco en Arrecife, Lanzarote.
La idea de la muestra surge, como cuenta el propio Chico, tras la lectura del libro Llegó el tiempo de las cerezas de Nativel Preciado, un relato sobre la aceptación del paso del tiempo y el amor propio. Conceptos a los que el artista palmero suma el desnudo despreocupado, natural y artístico.
Chico califica el proyecto como «un reto muy enriquecedor» que le ha llevado un año de trabajo. En ese tiempo ha tenido que realizar un laborioso proceso de búsqueda de las parejas y de explicación del proyecto a cada una. Las sesiones de fotos, como declara, pretendían retratar a las «personas en sus espacios cotidianos, rodeados de todo lo que les resulta familiar» por lo que consiguen trasladar al público a la intimidad de los protagonistas.
Las melodías cedidas por Luis Eduardo Aute acompañan las imágenes y les dan título, pues son las que el fotógrafo escuchaba incesantemente durante sus largas horas de procesado y selección de instantáneas. «Cada obra fue casando y encontrado su par en canción», afirma, para descubrir la música que a través de la vista crean las pieles de los cuerpos al entrelazarse.