El curso Cuestiones de género: de la igualdad formal a la igualdad real comenzó ayer, lunes 16 de abril. Tiene como fin formar al alumnado en asuntos relacionados con el género. La primera jornada fue impartida por Laura Aguilera Ávila, doctora en Psicología y diplomada en Trabajo Social. El encuentro empezó a las 16.00 horas en el aula B1.1.02 en la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna. En sus dos horas de duración, la ponente se dedicó a explicar conceptos claves relacionados con el género y el sexo. El acto fue organizado por el Vicerrectorado de Relaciones con la Sociedad y la Unidad de Igualdad de Género de la ULL. Finalizará este próximo jueves.
Laura Aguilera dio comienzo a la charla preguntando a la veintena de asistentes si sabían de qué términos iban a hablar. Los jóvenes asintieron y nombraron algunos de ellos: “Igualdad, sexo, patriarcado, feminismo…”. Inició explicando la diferencia entre sexo y género, las palabras más importantes, ya que el resto estaban relacionadas con ellas. “El sexo son las características biológicas y naturales con las que nacemos hombres o mujeres. Y género tiene que ver con el aspecto cultural, es decir, el rol, la imagen o el estereotipo”, subrayó.
La desigualdad entre los dos es que el primero es natural, aunque se puede modificar, por ejemplo, a través de operaciones. Y el segundo es cambiante, se aprende mediante la socialización. “Respecto al sexo, una mujer en Rusia va a tener las mismas características que una mujer en otro país. En cambio, no podemos comparar el género de un hombre en las Islas Seychelles que en Noruega”, señaló. Continuó explicando las relaciones de género. Este concepto se refiere a que no se parte con la misma igualdad al referirnos a hombres y mujeres: “Por ejemplo, si preguntamos quién tiene el poder económico o político siempre se va a responder que el hombre”. Añadió que las desigualdades como estas se aprenden, por lo que pueden cambiarse.
Roles de género
Aguilera resaltó que los roles de género “son la forma en la que se espera que nos comportemos hombres y mujeres. Son las actividades, comportamientos, tareas o trabajos que cada cultura asigna a cada género”. además, dijo que según la sociedad o el momento histórico en el que nos encontremos pueden ser distintos: «Aparecen entre los 2 o 4 años en los seres humanos, cuando empiezan a calificar las actividades como femeninas, masculinas, neutras o ambivalentes. El problema no es que haya cosas de niñas o de niños, sino que las de niñas se valoran menos”, resaltó.
Por otro lado, trató los estereotipos de género, es decir, la forma de comportarse que se espera de hombres y mujeres. La sociedad es quien los determina, por ejemplo, es normal que una mujer se encargue de trabajos relacionados con la limpieza, pero que el hombre lo haga no. Así, dijo que «el problema es no adaptarse a ese estereotipo. En los medios de comunicación, a pesar de que una chica rompa con el perfil predeterminado la intentan encajar en él. Como en el caso de Lydia Valentín que la llaman la princesa de las pesas”.
Para finalizar, enumeró los agentes de socialización que hacen que nos comportemos y pensemos de la manera en la que lo hacemos: la escuela, la familia, los medios de comunicación, el trabajo y la comunidad. Se paró a explicar detenidamente cada uno de ellos y dio por finalizada la sesión. En la próxima se abarcará la conciliación de la vida familiar, laboral y personal.