Kenia González Cruz compatibiliza sus estudios de Economía en la Universidad de La Laguna con su gran pasión, el taekwondo. Ella misma lo define como «un sistema de combate sin armas», ya que se basa en el uso de manos y pies para la defensa personal. Existen varias modalidades, como el combate, pumse y exhibición. Nuestra protagonista reconoce que su favorita es la segunda, que, además, es su especialidad. Para ella, esta práctica es una forma más de superarse y admite que ganar medallas es como un aliciente para seguir y reconocer su esfuerzo.
Su primera toma de contacto con este deporte la tuvo con tan solo diez años y fue a través de una amiga de la infancia que por aquel entonces ya lo practicaba. Asistió a una clase para probar y le terminó encantando. Asimismo, su compañera lo dejó con el tiempo, pero ella afirma que nunca se le pasó esa idea por la cabeza y que aún hoy sigue sin hacerlo. Considera que hay que tener paciencia a la hora de avanzar en los entrenamientos para poder mejorar y que eso solo se hace de una manera, «echándole horas».
«Dedicarle tanto tiempo solo es lícito mientras preparas una competición importante»
En la actualidad, la estudiante se prepara para afrontar junto a dos compañeras más y en representación de su club Arirang el Campeonato Nacional de España por clubes, que tendrá lugar el próximo 5 de diciembre en Alicante. Es por ello que ha aumentado los días de entrenamiento, pasando de lunes, miércoles y viernes a hacerlo toda la semana, sábados incluidos, dejando el domingo de descanso para sus músculos. Sin embargo, esto se trata de un caso excepcional porque ella solo concibe este esfuerzo cuando hay un gran premio detrás, es decir, solo es lícito cuando estás preparándote para una competición importante. Esto es debido a la gran carga muscular y molestias que deben evitarse.
Los valores que le ha proporcionado el taekwondo como persona los califica de positivos, porque «a pesar de ser un método de autodefensa, no promueve la violencia, sino que invita al respeto, constancia, implicación, sacrificio y compañerismo». Estas buenas intenciones le gustaría enseñarlas en un futuro a los más pequeños, ya que uno de sus objetivos es abrir un gimnasio y dar clases en él.
Son muchas las personas de su familia que han seguido el camino de Kenia y, por ello, lo recomienda con total seguridad. Entre otras cosas, destaca que no hay discriminación, sino que se reconocen a ambos sexos por igual y el mejor consejo que nos da es que «del taekwondo recibes lo que le das».
