El periodista y escritor asumió este mes de octubre la presidencia del Consejo Social de la ULL. Foto: M. M.

Juan Cruz: «Los periodistas son los primeros que no valoran su oficio»

Sociedad

Juan Cruz Ruiz es un periodista y escritor canario nacido en el Puerto de la Cruz. Se licenció en Ciencias de la Comunicación en la ULL y publicó por primera vez en un periódico cuando tenía tan solo trece años. Desde entonces, no se ha separado de este oficio, como él lo llama. Fue uno de los fundadores del diario El Paísdonde publica con frecuencia al igual que en la Cadena Ser, ambos del grupo PRISA. Además, desde mediados de este mes de octubre es el presidente del Consejo Social de la Institución lagunera.

¿Qué es lo nunca hay que hacer en una entrevista? «Opinar. Dar por sentada la respuesta y hablar de sí mismo. El periodista es transparente. El protagonista siempre es el entrevistado. Es en el que has mostrado interés. Debes olvidarte de ti mismo y preguntar. Eso nutre las entrevistas. La otra persona estima que estamos interesados en ella».

Ese interés por conocer a los entrevistados se refleja en tu obra Literatura que cuenta. Entrevistas con grandes cronistas de América Latina y España, ¿verdad? «A mí me interesaba saber cómo la escritura se convertía en periodismo. Como lo que parece perfecto proviene de una capacidad de leer la realidad para contarla. Ese es mi propósito cada vez que escribo un texto. La escritura es la consecuencia de lo que ves y de lo que te han contado».

¿Podría poner algún ejemplo? «Hace un mes escribí un artículo sobre un acto de Pedro Zerolo en donde dije que él actuó de una determinada manera para seguir existiendo. Un compañero del Consejo Social de la ULL, que ahora presido, me dijo que solo por esa oración valió la pena leerlo. Él desconocía que estuvo inspirada en una canción interpretada por Ute Lemper en la Fundación CajaCanarias llamada A dónde se han ido las flores. Eso me emocionó mucho. Para mí es muy importante que haya sentimiento en la escritura porque es la sintaxis de lo quieres explicar».

«Ahora la universidad me quiere cambiar, pero no lo logrará»


En tu libro Un golpe de vida afirmó que durante una estancia en Londres sintió vergüenza por ser escritor. ¿Alguna vez se ha avergonzado de ser periodista? «Nunca. A mí me daba vergüenza decir que era escritor porque era periodista. Asimismo, cuando estoy triste soy escritor. Llevo así desde los trece años. Ahora la universidad me quiere cambiar, pero no lo logrará».

Siempre se refiere al periodismo como oficio. ¿Por qué no profesión? «Porque requiere de instrumentos como la carpintería. Además, tiene más valor esa palabra. El oficio genera a otros trabajando contigo, necesitas a la gente para contar. Una profesión la puedes ejercer detrás de la mesa de un despacho».

¿Se ha sentido alguna vez abandonado por el oficio? «Sí, pero igual que con las chicas, vuelve a ti enseguida, basta que haya una noticia. En ese instante te sientes válido para ejercer. Se activa enseguida esa energía. Un profesional de la comunicación nunca puede dimitir».

¿Por qué cree que ha llegado a sentirse así? «Uno no es sentimentalmente perfecto. A veces tienes bajones como cualquiera. Eso sí, en el periodismo también funciona el ego y que alguien te estimule. Si percibes indiferencia alrededor, tiendes a perder el interés».

«Los rumores forman parte de lo que hacen los periodistas»


Ha llegado a decir que el periodismo es invencible. ¿Se puede hablar de eso teniendo en cuenta los intereses políticos y económicos que hay detrás? «Si esos intereses fueran tan potentes, hace siglos que hubiera desaparecido el oficio. Es invencible porque la gente necesita el conocimiento de las noticias».

¿Se valora nuestra actividad en España? «Yo creo que no. Pero hay algunos que no lo valoran en absoluto: los periodistas. Se han dedicado a cambiarlo por opiniones y, en realidad, requiere saber y comprender. Depende de la disciplina de la verificación en todo momento».

En una entrevista que dio en Late Motiv dijo que es muy complicado sobreponerse al rumor. ¿No es esto perder la fe en el oficio? «Ahora los rumores forman parte de lo que hacen los periodistas. Si ellos no son capaces de sobrellevar esa amenaza, imagínate la sociedad entera. Esta depende mucho de nosotros».

¿Cree que el periodismo actual será digno de ser considerado la literatura del siglo XXI? «Está en camino de ello. Encuentro ahora a excelentes cronistas, y hablo de los de verdad: los que son capaces de darle música a los hechos. Por otro lado, si renuncia a los hechos y dispone de los adjetivos para impresionar no es periodismo. Hay que encomendarse al dios del periodismo y no rezar a adjetivos. El redactor jefe que tenía Hemingway durante sus crónicas sobre la Guerra Civil española le decía que le mandara únicamente verbos».

«Para escribir bien hay que leer mucha poesía»


¿Cuáles son sus referentes en el oficio? «Me gusta mucho Vásquez Montalbán y Gay Talesse. Me atrae el plano americano de Leila Guerreiro… Para escribir bien hay que leer mucha poesía, te da música. Los hechos los narras a partir de ella, mientras escribes sabes que eso es nutritivo para el lector».

¿Y en la poesía? «Borges, Lorca, Szymborska, Dante… Hay un gran periodista argentino, Tomás Eloy Martínez, que tiene un libro titulado Lugar común la muerte, que son sus crónicas con escritores. Se trata de un ejemplo de periodismo hecho con música».

¿Qué lecturas recomienda  a estudiantes de Periodismo? «Les haría leer Vida de escritor, de Gay Talesse. Además, algunos libros de Manu Leguineche. Hay que leer».

En el prólogo de su libro mencionado anteriormente sobre crónicas dice lo siguiente: «Soy culpable de ese defecto mayor entre los periodistas, la envidia de escritura». ¿A qué escritores ha envidiado? «Hay una frase de Albert Camus que dice: ‘El sol que brilló sobre mi infancia me privó de todo resentimiento’. Yo no creo que tenga envidia, es algo que dura en mí apenas unos minutos. Luego me alegro del éxito ajeno. Desprenderse de este sentimiento es una gimnasia. La envidia es una sublimación de la soledad, si no te alegras estás solo».

«Es más fácil mentir en la Red que en soportes lentos»


Ha llegado a definir a los periódicos como el olor a papel. ¿Cómo percibe la digitalización? «Me preocupa que Internet no esté suponiendo un freno para el rumor. Es más fácil mentir en la Red que en soportes lentos».

La radio fue su escuela para aprender sintaxis. ¿Después de tantos años qué le ha enseñado el periodismo? «Me gusta fijarme en cómo lo hacen otros. Últimamente, me he centrado en la crónica. Te obliga a sentir que los hechos pesan y que no puedes dar tu opinión enseguida».

¿Qué tipo de novela es la realidad española? «Lluvia fina, de Luis Landero. Es un retrato de la locura compuesto de envidia, fuego y furor que desencadena conflicto en la falta de sentido común».

¿Nos está cegando la superficialidad sabiendo que hay tantas pequeñas revoluciones (feminismo, ecologismo, economía circular…) intentando hacerse un hueco? «La divisa de la época es la superficialidad. Todo está hecho deprisa para ver quién convence al otro del último eslogan. La gente se para unos segundos en la noticia e inmediatamente opina sobre ella».

«El silencio es un asunto muy serio»


En Crónica de una nada hecha pedazos repite mucho la palabra isla. ¿Qué significa para usted? «En el momento en el que la escribí no había salido de Tenerife. Tiempo después encontré una frase de Samuel Beckett que decía lo siguiente: ‘Uno nunca deja la isla’. Por aquel entonces me agobiaba Tenerife. La razón es que siempre hay alguien que te pregunta que cuándo te vas».

Escribe mucho sobre el silencio a pesar de ser un amante de la comunicación. ¿No es curioso? «Es que el silencio es comunicación. Se trata de una manera de dirigirte al otro y está lleno de palabras y versos. Es un asunto muy serio».

¿Hace falta más silencio en el periodismo español? «Por supuesto. El silencio es un respeto a la realidad. Es una pregunta. La vida está llena de silencio. Lo que es indecible está lleno de significado. El mundo aceptó que la conversación dejara de existir hace veinticinco años con la llegada de Internet. Con él nació una nueva conversación. Decía Joyce: ‘Ya que no podemos cambiar de país, cambiemos de conversación'».

¿Se ha resistido a contar alguna historia? «Cuando no sé contarla, no lo hago. Si no sé narrarla bien o preocupa a alguien, lo evito. Antes era muy indiscreto, pero ha mejorado mi forma de ser a ese respecto. Creo cada vez más en el respeto a la gente».

¿Qué le empujó a publicar siendo muy joven? «Porque soy atrevido. La poesía es mi género por dentro. Cuando no sé qué decir, por dentro digo poesía, pero a lo mejor no la escribo. Aún así, en mi interior hay alguien diciendo versos. Luego me da miedo escribir eso, el miedo forma parte del silencio».

En colaboración con: Alexis Rodríguez, Carla Rivero y David Peña.

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