Josué Fumero Marrero es el director de Internetísimo.com. Esta empresa se dedica desde 2001 al desarrollo de páginas web de organizaciones, entidades e instituciones como la Cámara de Comercio, la CEOE, el Real Club Náutico de Tenerife, o el Cabildo de Tenerife, entre otros. En esta ocasión, Fumero ahonda en los entresijos de los códigos QR (siglas en inglés de Quick Response code) y en su sistema de almacenaje de información. Estas matrices de puntos blancos y negros han encontrado con la pandemia de la Covid-19 su máxima expresión.
¿Por qué están en auge los códigos QR? «Los códigos QR no son nada nuevo. Yo llevo diez años trabajando con ellos, pero es cierto que ahora están en auge. Son una herramienta capaz de conectar a los usuarios de manera digital a la información que hasta ahora se les ofrecía en soportes físicos. Asimismo, es una forma de obtener información manteniendo la tan necesaria distancia entre personas en tiempos de pandemia: evita preguntar o acercarnos a un sitio. Basta con escanear un código QR y toda la información estará a nuestra disposición».
¿Qué factores frenaban el éxito de los códigos QR? «El principal ha sido la necesidad de tener instalada una app para poder escanearlo: eso fue lo que frenó su desarrollo en un principio. Actualmente esto está solventado, porque tanto Apple como Android ya lo traen integrado en su cámara de fotos, por lo que es mucho más accesible para cualquier usuario.
¿Qué otra causa destacaría? «Otro de los factores ha sido el desconocimiento general. Ver una especie de código de barras integrado en una publicidad, a la mayoría de la gente no le decía nada…hasta ahora. De hecho, muchas empresas lo incluían en su imagen como un estandarte de vanguardia e innovación, aportándole modernidad al producto, pero su uso real era escaso. Así que podríamos decir que en este caso estamos pasando de la modernidad a la utilidad».
¿Qué tipo de empresas se han unido al uso del código QR? «Hasta hace cinco o seis meses este código era sobre todo utilizado para verificar los billetes de avión y de tren. Aquí en Canarias es de uso habitual en el tranvía, pero ahora lo vemos en otros comercios. Lo que más nos suena son los restaurantes, pero son muchas las empresas y de los más variados sectores los que se han unido a su uso. Por ejemplo, el sector turístico. Nosotros estamos desarrollando códigos QR para empresas de excursiones que hasta ahora repartían sus folletos a turistas, agencias de viaje y hoteles. Con las restricciones de uso de elementos de contacto, se han tenido que adaptar para hacer llegar la información a sus clientes. Además, tienes la posibilidad de tener la misma información en cualquier idioma en un mismo soporte».
«Muchas páginas web están diseñadas para ser vistas desde los ordenadores y no todas tienen la adaptación a los móviles»
¿Cómo se obtiene? ¿Lo puede crear uno mismo o debe ser un profesional especializado? «El código no es otra cosa que un código de barras. Lo puede hacer cualquiera. Hay posibilidad de crearlo online en páginas de pago que te van orientando y también los hay gratuitos. Así, esta tecnología es muy accesible y puede usarse en múltiples actividades. Por ejemplo para los profesores, incluso aquellos que se resisten a dejar de usar el papel y las fotocopias, añadir a sus textos un código QR le sirve de recurso para hacer llegar a sus alumnos sus vídeos, documentos, cuestionarios y mucha más información. Hay que tomar en cuenta que el código es un enlace a una web con información y ésta debe ser de calidad. Las páginas necesitan mantenimiento, actualización de información y en muchos casos interacción con los usuarios. Para estos casos es indispensable que el recurso sea desarrollado por un profesional».
¿Tiene futuro? «Sí, claro. Es una herramienta a la que le ha costado madurar y encontrar su lugar, pero en estos tiempos en los que se busca minimizar el contacto físico, puede ser de gran utilidad para cualquier empresa, profesión o actividad; siempre que se tenga en cuenta que hay que ser muy cuidadoso con aspectos como que nos dirija a una web no adaptada al móvil, a un enlace roto o a una página web errónea, para que el uso de su código QR no muera en el intento».