El doctor José David Machado Ponce es un biólogo e investigador que imparte clases en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna. Ha sido galardonado con los programas Ramón y Cajal, con el Juan de la Cierva, y forma parte del programa i3 del Gobierno para incentivar las actividades de investigadores. Además de su labor como profesor, también coordina el grupo de investigación Biología del tráfico de vesículas secretoras, en el que participan seis personas, entre doctores y doctorandos, y en el que han tomado parte alumnos de la Universidad que hoy en día desarrollan sus carreras en centros muy prestigiosos, todos ellos fuera de España.
Machado lleva décadas dedicado al estudio de la comunicación entre células y expone que las neuronas son un ejemplo muy claro de los sistemas de comunicación y de sus cinco elementos: emisor, receptor, código, lenguaje y canal. “Tenemos una neurona que emite la información y otra que va a recibir esa información, vamos a tener después moléculas químicas que son liberadas por la célula emisora y las va a captar la célula receptora que, básicamente, va a determinar cuál es el código, es decir, qué información química se libera aquí que reconoce el otro”.
Prosigue explicando que hay muchas moléculas implicadas en la comunicación, pero el código lo establecen únicamente una concreta y su receptor. Cuando se unen, generan señales en la célula que son capaces de interpretarse de una determinada manera. “La forma en la que esas moléculas químicas se empaquetan en una célula emisora es en una vesícula, una estructura membranosa en la que se acumulan grandes concentraciones de estos neurotransmisores, que se libera hacia otra neurona de una forma muy regulada y controlada”. Estas vesículas, las secretoras, son las que estudia el grupo de trabajo del doctor Machado, que trata de descubrir qué elementos influyen en el trasvase de información entre las células.
Concentración de transmisores
El grupo ha sido capaz de medir qué concentración de transmisores hay dentro de las vesículas, resultando enorme. Además, otro de los objetivos es estudiar qué métodos utilizan las vesículas para llegar a estas concentraciones tan ingentes de transmisores. El grupo también investiga qué elementos están en la membrana vesicular que condicionan el tráfico de estas vesículas a las membranas plasmáticas. Por tanto y simplificando, al grupo le han surgido dos dudas principales sobre el tráfico vesicular: la gran acumulación de neurotransmisores en las vesículas y porqué van éstas hasta la membrana, a diferencia de otras vesículas que no llegan a abandonar nunca la célula.
El investigador, que trabajó durante dos años en el Vollum Institute de Portland, subraya que no se busca un uso práctico de los conocimientos desvelados en estos trabajos, pero que lo que surja de ahí pueden ser las bases que expliquen procesos de enfermedades relacionadas con el intercambio de información entre células. De esta forma, resalta que las indagaciones no están orientadas al estudio directo de enfermedades ni a sus tratamientos, por relacionadas que puedan estar ambas materias, aunque en el pasado hay muchos ejemplos de trabajos que estaban orientados hacia un elemento y terminan por ser descubrimientos enormes en campos muy diferentes. En cualquier caso, afirma que en algún momento sus conclusiones se utilizarán para algo concreto, pero que serán el tiempo y los resultados quienes decidan para qué.