Jessica Carmona Garrido es licenciada en Psicología por la Universidad de La Laguna. En 2011 fundó el centro Umay, en el que trabajan diferentes profesionales de la rama y, que dispone de terapias, talleres, seminarios y orientaciones entre otros programas de ayuda para niños, adultos y mayores con distintos problemas de educación emocional y crecimiento personal. En este momento compagina su labor en la consulta con el curso Cómo perder el miedo a hablar en público que oferta la Fundación General de la Universidad de La Laguna y que empieza mañana lunes, 5 de marzo.
¿Desde cuándo realiza talleres para la Universidad? «Imparto solo el curso de Cómo perder el miedo a hablar en público con la Fundación. Comencé desde 2014, y esta es la décima edición ya que más o menos lo dicto entre dos y tres veces al año. Me gustaría que llegara a mayor cantidad de personas, porque creo que necesita más difusión. Además existe un hándicap y es que las personas saben que tendrán que enfrentarse en cierto modo a ese miedo y puede que eso haga que no se inscriban. Aún así, la media está alrededor de diez alumnos por edición«.
¿Con qué sensación terminan los alumnos? «Para saber esto, al final del curso les paso un cuestionario donde ellos escriben de manera anónima su opinión. La verdad es que las respuestas son muy positivas, pero cualquier idea que me quieran dar, yo estoy encantada de llevarla a cabo, siempre que les pueda beneficiar. Muchos coinciden en que les gustaría que el taller fuera más largo y eso no depende solo de mí».
«Intento proporcionarles herramientas que puedan utilizar a diario en su entorno»
Es decir, ¿necesitaría alargarse un poco más para que ellos pudieran avanzar? «Exacto, creen que necesitan más tiempo para poder exponer, y hacer uso de todas esas técnicas que yo les he facilitado durante el curso. Principalmente yo intento proporcionarles herramientas que pueden utilizar a diario en su entorno pero ellos tienen que tener o crear esas oportunidades».
¿Qué otros cursos ha dado en su centro? «Son varios, entre ellos cómo mejorar la autoestima en los niños enfocado para padres, también seminarios de comunicación de pareja y el rol del psicólogo respecto a los mitos que tenemos sobre el mismo».
¿Considera que alguno de ellos resulta interesante para la formación de un estudiante de la Universidad de La Laguna? «La mayoría están enfocados a orientación para padres y parejas sentimentales. A nivel de alumnos quizá el de autoestima para adultos porque es fundamental. Aunque también hay un tema que he escuchado mucho entre los universitarios, sobre todo del último curso: como es el miedo de enfrentarse al mundo laboral y decir no sé nada; y claro que han aprendido cosas pero la experiencia es muy importante. Es primordial transmitirles esa seguridad y autoestima a las personas que están por finalizar su carrera para que se sientan seguros y vean que se pueden enfrentar al mercado profesional y conseguir lo que que se proponen».
«Desde pequeños estamos expuestos y ya no solo ante el público»
¿Considera necesario un nuevo taller en la Fundación? «Ya está masificada de cursos, y muy buenos, que imparten profesionales. Realmente, vi la necesidad de este porque no había nada antes. Y creo que es muy importante porque ya venía gente de la Universidad a demandar nuestra ayuda en ese aspecto sobre cómo perder el miedo a hablar en público. Aunque está ofertado para todo el mundo, han venido tanto personas que ya estaban ejerciendo su profesión, como desempleados».
¿Diría que es el más importante a nivel de la psicología? «Dentro del ámbito de universitarios sí, porque no se les enseña a superar este tipo de miedo escénico y desde pequeños estamos expuestos, y ya no solo ante el público, sino por ejemplo a la hora de hacer cualquier actividad que implique expresarnos ante una persona (entrevista de trabajo, examen oral, etc.) Y claro, necesitamos esas herramientas para saber cómo enfrentar esa situación y sentirnos bien ante ellas para poder hacerlo mejor».
¿Cuál sería el secreto para afrontar este tipo de problema? «La primera clave es reconocerlo porque a veces evitamos el tema y no aceptamos ese temor. Lo segundo es pedir ayuda, acudir a un profesional que te pueda orientar. La terapia es muy elaborada para poder explicarla, pero yo trabajo el miedo haciendo un plan contra él, dando herramientas para que ellos puedan enfrentarlo cada día y llegar a controlarlo. Claro, esas técnicas hay que ponerlas en práctica y por eso, hay que reconocerlo y querer superar el obstáculo. Confío en todas las personas que se ponen delante de mí, todas pueden vencer ese impedimento».
¿Por esta razón las técnicas se tienen que ejercitar a diario? «Exacto, se trata más de generalizar esa herramienta, la práctica es muy buena y una clave fundamental ya que cuanto más te enfrentes al miedo, muchísimo mejor porque este se hace más chiquitito. Como te decía en la pregunta anterior, se lleva a cabo una lucha contra el miedo, y ellos son los que consiguen conquistarlo. Una parte de las herramientas es más teórica y cognitiva, y otra más práctica: no todas son de hacer sino que también son de pensamientos positivos, porque normalmente el miedo nos hace recapacitar en negativo. Entonces hay que trabajar ese aspecto. Lo que aprendemos en el curso se puede practicar antes, durante y después de la exposición ante el público».
Es decir, ¿los momentos claves para asimilar la presentación y no creer que ha salido horrible? «Es que nos fustigamos mucho. Cuando terminamos de hablar normalmente no nos vienen pensamientos positivos, sino que nos fijamos en lo que hemos hecho mal y lo utilizamos para no volver a exponer, en vez de para mejorar».
«Pensamos que hay que ser excelente pero nadie es perfecto»
¿Lo ideal sería quedarse con lo bueno? «Exacto, trabajo con los momentos de oro y es una de las actividades que más les gusta. Soy muy dinámica en el curso y cuando terminamos todos decimos algo positivo de la exposición de nuestro compañero, para que salgan con esa buena sensación. Una de las premisas es que nadie es perfecto, y si estamos pensando en la excelencia, es imposible que salgamos con ganas porque pensamos que hay que ser impecable pero nadie es perfecto y eso es importante. Hay que hacer hincapié en los pensamientos positivos y cuando salimos de la presentación pensar en que he podido, más que en si lo he hecho bien. Me he enfrentado al miedo y he salido a hablar; esto nos da seguridad y ganas de volverlo a hacer porque ya tenemos esa experiencia positiva. Lo que pretendo es que se sientan bien estando delante de un público».
Respecto a su realización como profesional de la psicología, ¿considera que sus alumnos son capaces de enseñarle aspectos que la enriquecen? «Todos los cursos que he realizado hasta el último me han aportado muchísimo. Aprendo día tras día de todas las personas que vienen, no solo al curso sino al centro también; tenga dificultades o no, porque también pueden venir para mejorar tanto niños, adolescentes y adultos. Aparte de la gratificación y satisfacción, veo la capacidad de lucha y superación de todos los seres humanos cada día, las ganas de conseguirlo y que lo logren. En el curso suelo personalizar un poco, y cada uno en concreto me aporta muchísimo tanto profesional como personalmente».
«No se trata solo de dar años a la vida, sino dar vida a los años»
¿Actualmente en qué está trabajando? «Hace seis años que cree Centro Umay y en él llevo a cabo también terapias, orientación a padres, profesores, trabajamos programas de estimulación psicopedagógica, programas de altas capacidades, de comunicación y lenguaje. En general ofrecemos varios servicios».
¿Qué nos puede decir del proyecto Dale vida? «Aunque no lo estamos llevando a cabo en la actualidad, está diseñado para personas mayores de 50 años con preocupaciones por pérdida de funciones cognitivas y con inquietudes por mejorar su capacidad psicológica. Es decir, mejorar su calidad de vida, porque no se trata solo de dar años a la vida, sino dar vida a los años. Está avalado por el Colegio Oficial de Psicólogos, y cuando tenga menos volumen de trabajo volveré a ofertarlo en distintos ayuntamientos. Es muy importante trabajar la motivación dado que a veces piensan que ya no tienen sueños; por eso queremos trasmitirles que, siendo ancianos, también pueden tener ilusiones. Todo desde una parte muy dinámica con actividades porque a través de la emoción se puede aprender más».
Sobre otros planes futuros… «No puedo decirte nada en concreto a día de hoy. Pero siempre hay proyectos en mente, nuestra idea siempre es mejorar, para poder seguir ayudando a todas aquellas personas a las que podamos llegar».