Isabel Ordaz lleva toda una vida dedicada a la interpretación. En su dilatada trayectoria ha participado en numerosas obras teatrales y en más de una veintena de películas, bajo las órdenes de Fernando Colomo o Juana Macías. Sin embargo, es mayormente reconocida por el público debido a sus personajes en series televisivas como Pepe y Pepa, Aquí no hay quien viva o La que se avecina. La actriz presenta hoy sábado en el Teatro Guimerá, a las 20.00 horas, La profesora, su última obra teatral con la que se encuentra de gira nacional.
Si escucha la palabra ‘teatro’, ¿qué es lo primero que piensa? ¿Cómo definiría la conexión que tiene con las tablas? «Para mi el teatro es la parte más artística y creativa a la que me enfrento como intérprete. A estas alturas, me considero narradora y el escenario de un teatro es un lugar para narrar y donde me encuentro muy a gusto. Es un espacio sagrado para la palabra y para la interpretación».
Hablemos de La Profesora. ¿Cómo le llega el proyecto y por qué decidió embarcarse en el? «La obra es un texto contemporáneo y su propio autor, Eduardo Galán, es el que me pasa el texto. Desde la primera vez que lo leo me parece que tiene algo especial. En primer lugar, porque aborda la actualidad, y, por otro, debido a que cuenta la relación de dos personajes a través de las curvas de una comedia dramática».
¿Cuál diría que es la fortaleza de la obra? «La dirección de Carla Nyman ha llenado de poesía los espacios escénicos y ha conseguido, con muy pocos elementos, una obra muy hermosa. Junto a esto, que el proyecto trate temas de rabiosa actualidad, me parece lo más destacable. Hablamos de adolescentes que tienen problemas reales y con los que miles de jóvenes pueden encontrar similitudes. Esto provoca que entre las risas, que puede provocar ciertos comportamientos de rivalidad entre padre y profesora, se escuchen largos silencios de emoción y sensibilidad en los teatros ya que la gente capta, de manera perfecta, lo que se cuenta en cada momento. Hay mucho respeto hacia los pasajes dramáticos y me emociona mucho poder conmover».
«La obra trata temas muy latentes en la actualidad»
¿Qué se va a encontrar el público al ver la obra? «La trama cuenta la relación entre una profesora, el personaje que yo misma interpreto y la de un padre de una alumna conflictiva. Durante trece reuniones de tutorías los personajes, en un primer momento antagónicos, van revelando como en un pequeño thriller, cuál es el conflicto que envuelve a la alumna que no se aleja de problemas tan latentes en la actualidad como el acoso, la identidad de género, las relaciones de autoridad y las faltas de actuación en el ámbito educativo».
Temas muy actuales, ¿ha sido díficil hacerle frente? «Es necesario que el teatro sirva para contar estas realidades. Esta obra lo hace desde el respeto y siempre desde una perspectiva amable y amorosa. Esto produce en el público situaciones muy hilarantes pero también le causa complicidad y tolerancia hacia los problemas que se plantean».
Nombraba como el público se identifica con los temas de la trama. ¿Cree que la obra hace reflexionar a las personas que la ven? «Sí. La mayoría de obras teatrales actúan como espejo de la sociedad y en el escenario se revuelven numerosas emociones. Es precioso que las personas se vean reflejadas en el texto o que, a partir de entonces, entiendan la situación y abran su mente».
Conmover desde el teatro debe ser la recompensa más reconfortante… «Emocionar con una propuesta, es cambiar algo en la mente de las personas. Recibimos muchos agradecimientos por contar la historia de gente emocionada que nos cuenta lo que ha vivido. Ayudamos a conseguir más tolerancia y a que los corazones se abran».
«El público demuestra que quiere a los personajes»
En la obra interpreta a la profesora América Alcalá. ¿Cómo evoluciona a lo largo de la obra? «Es una docente que adora su profesión y que lleva muchísimos años ejerciéndola. No quiere jubilarse y su intención es ayudar en el problema de la chica. A medida que avanza la función, se va mostrando su lado más frágil y entre los personajes se van contando sus preocupaciones y miedos. Con este personaje rindo mi propio homenaje a todo el profesorado que siempre ha tenido un papel esencial en la sociedad».
Comparte la obra con Marcial Álvarez, que se mete en la piel del padre de la alumna. ¿Cómo ha sido trabajar con él? «Somos actores muy distintos y nunca habíamos coincidido, pero la verdad es que nos hemos acoplado muy bien. El hace un trabajo estupendo y estamos muy felices ya que el público nos demuestra que quiere y entiende a los personajes».
¿Qué espera de su paso por Tenerife? ¿Tenía ganas de regresar al Guimerá con una nueva propuesta teatral? «El Teatro Guimerá es un lugar precioso. Tengo muchas ganas de volver para acercar nuestra historia. Creo que va a ser una cita mágica, les va a gustar mucho y va a darles de que hablar y reflexionar, tanto de la propuesta y el enfoque del sistema educativo actual ante situaciones de crisis».
