Boceto del Hotel Hogar Escuela Baobab. Foto: Jorge Duque

Hotel Hogar Escuela Baobab, una iniciativa que devuelve la ayuda prestada

Solidaridad

«La gente no paraba de llorar, hacía mucho frío. Todo el mundo decía que si hubiese sabido cómo era esto de verdad no habrían dejado a su familia. No paraba de pensar que podía morir y mis seres queridos no se iban a enterar», cuenta Boubacar Sow, un joven gambiano que viajó en patera hasta Tenerife cuando tenía 16 años.

«Mi madre falleció cuando era pequeño y tuve que irme a vivir con mi padre y mi madrastra», comenta. Dentro de la cultura africana, el deber de sustentar a la familia recae en la figura masculina, así lo explica Sow: «M pidieron que cuando saliera del colegio les ayudara trabajando, pero mi edad no era de trabajar, sino de estudiar».

Desde muy pequeño Boubacar Sow siempre mantuvo la ilusión por aprender, pero con 13 años se vio obligado a dejar los estudios. «Paré de estudiar porque no podía más. Era difícil conseguir comida, por eso tenía que ayudar trabajando», afirma. Y aclara que “tampoco podía estar tranquilo en casa, me regañaban, me decían que tenía que dejar de ir al colegio, etc.». Fue entonces cuando decidió abandonar su hogar en busca de una nueva oportunidad. 

El negocio de los viajes en patera


El joven gambiano cuenta cómo conoció a un chico que le explicó lo que era viajar en patera: «Me aconsejó que migrar a Europa era la mejor manera de cambiar mi vida y ayudar a mi familia».

Se trasladó a una ciudad cercana, Barra, y estuvo ahí tres años trabajando para poder conseguir el billete de la patera. El viaje en cayuco tuvo un coste de 3000 mil euros. “Algo muy muy difícil de conseguir en mi país», aclara Sow. 

Cuando Boubacar Sow consiguió recaudar el dinero se marchó sin avisar a ningún familiar. De haberlo hecho le habrían impedido ir. Tan solo se lo comunicó a su mejor amigo, para que en el caso de que ocurriera una desgracia, él, pudiera hacérselo saber a su familia.

Quienes deciden migrar no solo dejan atrás a sus seres queridos, costumbres, historia, etc., sino que también deben hacer un esfuerzo económico y asumir un importe desmedido como válido para tener la oportunidad de salir de su país. Según datos del Ministerio de Interior, el año pasado llegaron a Canarias un total de 15 682 migrantes de manera irregular. Es así como esta práctica contribuye al enriquecimiento de determinados grupos criminales que se sirven de las personas afectadas para hacer negocio.

Boubacar Sow contado su historia. Foto: C. Santamaría

También explica que las personas que organizan el viaje no suministran la cantidad de comida suficiente para quienes van a bordo. Tan solo calculan para una semana y no tienen en cuenta las diferentes circunstancias que pueden atravesar por el camino. Sow relata que el trayecto que realizó fue el siguiente: «Salí en una noche muy oscura y caminé hasta la patera. No conocía a nadie porque habían muchas personas de diferentes países de África». 

«Acabamos bebiendo agua del mar»


Cuando pasaron los cinco primeros días del trayecto ya no tenían ni comida ni agua. «Acabamos bebiendo agua del mar. Había que orinar en un cubo dentro de la patera, en un bote en el que hay cerca de 160 personas y no se puede caminar», comenta. Eran 150 hombres, cuatro mujeres y dos menores quienes viajaban en cayuco ese día. Sow asegura que tuvieron que permanecer quietos durante nueve días, sentados, preocupándose por sacar el agua de dentro para que no se hundiera el bote. 

Cuando una persona llega a la Isla en estas circunstancias tiene dos opciones: trasladarse a un centro de menores, en caso de tener menos de 18 años, o acudir a la cárcel. «Cuando llegué, tuve la suerte de ir a un centro de menores, pero no estuve mucho tiempo, solo una semana», aclara.

Y agrega que «en el centro recuerdo pasar mucho frío porque yo no estoy acostumbrado al clima de aquí. También aprendí muchas cosas, comencé a entender lo que era ponerse en fila. Si me quería duchar tenía que ponerme en fila, si quería comer había que ir a la fila».

«Viajé con 16 años y me negaron que fuera menor de edad»


A la semana Boubacar Sow fue trasladado a un hospital para realizar la prueba que determinan la edad que tiene una persona. «Yo había viajado con 16 años y la máquina decía que era mayor de edad», cuenta. A día de hoy asegura que esas máquinas fallan: «Había muchas personas mayores que yo, que se notaban que eran adultas, y salían como menores de edad. No tienen mucha fiabilidad».

Fue trasladado al Centro Penitenciario de Hoya Fría donde permaneció dos meses que fueron «muy duros». Si hubiese llegado a estar tres meses dentro de la cárcel lo hubieran deportado a su país de origen. Relata el miedo que pasó al existir la posibilidad de volver a Gambia: «Ya había tomado la decisión de viajar, había trabajado tres años para tener el dinero necesario, pagué la patera para llegar aquí, entre la vida y la muerte, no quería volver».

Cuando lo pusieron en libertad, fue al albergue de Santa Cruz que le habían recomendado. «Me dijeron que allí podía comer y asearme pero tenía que dormir en la calle», dice. Fue entonces cuando conoció al Padre Pepe, presidente de la Fundación Canaria El Buen Samaritano. «Él paró su coche y me dijo, hola. Yo no hablaba español pero a través de gestos me pude comunicar», explica Sow.

Un proyecto social de carácter formativo


La Entidad, entre otras labores, ayuda a chicos migrantes de diversas partes de África (Gambia, Senegal, Mali, Guinea Conakry y Mauritania) a través de un proyecto social. «Tienen un itinerario de formación desde las 8:00 horas hasta las 19:00 horas donde se les enseña carpintería, agricultura ecológica, albañilería, fontanería y cocina. Van haciendo muchos talleres profesionalizantes para darles una enseñanza integral y que luego puedan acceder a un puesto de trabajo», comparte Goretty Rodríguez, gerente de la Fundación.

Los chicos de la Fundación en la obra de teatro ‘Somos africanos’. Foto: PULL

Una de las principales preocupaciones que encuentran las personas que migran es conseguir un empleo para poder mantener su estancia en la Isla. Rodríguez comenta que en el último año, gracias a la colaboración de muchas empresas que buscaban a jóvenes en el sector de la agricultura, se pudo colocar a varios en diferentes puestos de trabajo con contrato y a día de hoy muchos están indefinidos.

Asimismo, la Fundación cuenta con ocho pisos en Añaza. «Varios migrantes, de forma independiente los gestionan, limpian, cocinan, trabajan, etc. La Entidad les proporciona un apoyo para que puedan ahorrar y llegar a la última fase del proyecto, su independencia», aclara la gerente. Goretty Rodríguez apunta que vienen con una mentalidad clara del trabajo, de querer hacer, de aprender y de querer también participar en nuestra comunidad, valores y costumbres, sin perder tampoco las suyas propias  

Por otro lado, la Fundación decidió realizar un viaje a Senegal con el fin de conocer a las familias de quienes ayudan. “Fue un encuentro muy emotivo porque las familias estaban muy agradecidas. Y a partir de ahí surgió la idea de crear el Hotel Hogar Escuela Baobab», cuenta Rodríguez.

«La cooperación internacional tiene un auge ahora en Canarias. Desde hace unos años el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife apuestan por esa colaboración con países que están en desarrollo y como tenemos ese vínculo con las familias y personas voluntarias de la zona de Kayar , donde se está construyendo esta edificación, pues nos embarcamos en esta aventura», comparte.

Hotel Hogar Escuela Baobab. Foto: Jorge Duque

Kayar es un pueblo pesquero que se encuentra ubicado al norte de Dakar, en Senegal, y constituye uno de los principales puntos de partida de la migración hacia el archipiélago canario. A pesar de que el país padece de expoliación pesquera por parte de distintas multinacionales, Kayar sigue siendo una zona privilegiada para hacer turismo. Además, el Ayuntamiento de la zona colabora con la Fundación Canaria El Buen Samaritano en este proyecto. Rodríguez explica que les han proporcionado los certificados necesarios y están bien acogidos en esa zona del país.

Jóvenes de Aquí y Allá, un voluntariado internacional


La idea del Hotel Hogar Escuela Baobab es crear un centro que genere oportunidades laborales para jóvenes de África que ya realizaron su proceso migratorio, y que al mismo tiempo, sea un recurso formativo para adolescentes de la región y que no tengan la necesidad de salir de su país. Rodríguez señala que dentro del propio proyecto se encuentra también el voluntariado internacional: «Un grupo de jóvenes de aquí y allá, así lo llamamos en la Fundación, que se reúnen los viernes por la tarde». 

El voluntariado está integrado por chicos africanos y jóvenes estudiantes que se están preparando para ir el próximo año al centro, que ya estará construido. Rodríguez aclara que la idea es que vayan a prestar sus conocimientos. Y agrega que «estarán al rededor de unos veinte días en el campamento del hotel, ayudando a las personas del lugar».

Voluntariado «Jóvenes de Aquí y Allá». Foto: C. Santamaría

La Entidad también planea la creación de una escuela infantil. Goretty Rodríguez aclara que dentro de Senegal también existe una migración. Las personas de los países interiores de África van hacia la costa. Y apunta que también son personas migrantes que están llegando a Senegal y que no tienen nada.

Jorge Duque, arquitecto especialista en cooperación y desarrollo, explica que uno de los retos de construir un edificio desde Tenerife en Senegal es la otra realidad. «Hemos tenido que hacer un equipo de trabajo allí, con gente de la región. De este modo conseguimos que el proyecto tenga un impacto en la ciudad y genere economía», asevera. Es posible colaborar con el proyecto a través de la página web del mismo, Hotel Hogar Escuela Baobab

Actualmente, Boubacar Sow se encuentra a la espera de que le concedan el arraigo social, una autorización de residencia temporal, y participará en el proyecto de manera activa: «Estoy muy agradecido con la Fundación Canaria El Buen Samaritano, me ayudaron cuando más lo necesitaba, me enseñaron español y a día de hoy sigo formando parte de la Entidad».

Lo último sobre Solidaridad

Ir a Top